
Terminé de ver la tercera y última temporada de la serie “Ana” de Prime Video y lo único que puedo decir es esto: no me equivoqué.
“Ana” es una de las series más divertidas, chismosas y creativas que se han hecho en nuestro idioma, pero además es terapéutica, liberadora, empoderadora. ¡Es lo máximo!
En el muy remoto caso de que usted no la haya visto, de que no la haya visto bien o de que no vaya al día, le explico sin venderle trama:
“Ana” es una serie cómica que a partir de la vida y de la carrera de Ana de la Reguera hace que uno se carcajee con cosas mucho muy íntimas, con situaciones del mundo del espectáculo que la mayoría de las personas no saben y con conflictos de todo tipo que millones de mujeres y de hombres están padeciendo en la actualidad.
Se necesita mucho valor, mucho sentido autocrítico, pero al mismo tiempo mucha madurez, para mostrar las cosas que se muestran ahí.
Jamás me cansaré de felicitar a Ana, a sus escritores, a sus directores, a sus compañeros actores y a su familia de verdad por esta inmensa aportación plagada de irreverencias, canciones, bailes, parodias y cosas que normalmente no vemos juntas en un solo proyecto que va de Veracruz a Hollywood, a Ciudad de México y a muchos lugares más.
¿Cuál es la nota? Que este viernes 14 de julio se va a estrenar ahí, en Prime Video, la temporada final de esta joya y lo que pasa en ella es histórico.
Deje usted la gran carta de amor que Ana le hace a Veracruz, a México y a su familia. ¡Sale Billy Bob Thornton!
Perdón, no sé si usted lo aprecia. ¿En cuántas series mexicanas han salido primerísimas figuras de Hollywood ganadoras del Oscar? Ganadoras, no nominadas.
Por si esto no fuera suficiente, el menú de celebridades nacionales de ayer, hoy y siempre que desfilan por ahí es alucinante y ocurre algo que tenemos que poner sobre la mesa: Ana de la Reguera debuta como directora.
¿Y qué cree? Lo hace increíble. Dirigir siempre es complicado, pero dirigir comedia y hacerlo bien con todo lo que eso implica a nivel ritmo, creatividad y lucidez en un género tan difícil sí es como para darle un premio.
¿Pero sabe qué es lo más admirable de este desenlace? Que a diferencia de otros, es redondo, perfecto. Cada uno de los conflictos que iniciaron en la temporada uno, cierra de maravilla.
Cada personaje recibe su homenaje y al final aquello explota vinculando la vida misma de su protagonista al proceso de creación de esta serie.
Es genial. No lo puedo decir de otra manera. “Ana” es un caso único donde hay que quedarse viendo todo, hasta el último momento de los créditos finales de cada episodio, porque ahí hay chistes, chismes y muchas aportaciones.
Yo, por ejemplo, amo con pasión lo que esta gran estrella hace con las personas trans, con las lesbianas, con los bisexuales y con la gente con discapacidad de una forma 100 por ciento orgánica en esta producción.
Aquí hay algo que todas y que todos debemos ver, reconocer y celebrar. Aquí hay algo que todas, que todos y que todes debemos disfrutar.
Mi mejor recomendación es que no cometa el error de maratonearla. Póngase al día y véala poquito a poco para que en verdad la disfrute, para que la sienta, para que le pegue como a mí.
Luche por ver lo último de “Ana” a partir de este fin de semana en Prime Video. No sólo le va a encantar. Nos va a hacer falta. La vamos a extrañar. Se lo juro.