Espectáculos

Crítica a Miss Universo

Se necesita ser verdaderamente ingenuo para tragarse el cuento de que Steve Harvey se equivocó al anunciar a la nueva Miss Universo el domingo pasado, tanto por la señal de TNT como por la de Televisa.

Quienes hemos sido jueces, invitados o presentadores de ésta y de otra clase de concursos sabemos que estas cosas no pasan.

Y que cuando pasan, porque nadie es perfecto, se corrigen al momento, no cuando la chica que no ganó llevaba tanto rato festejando su supuesto triunfo en el escenario, que incluso las televisoras encargadas de transmitir este evento ya se estaban despidiendo de sus ausencias.

Aquí hay gato encerrado, una historia que debe ser analizada de principio a fin.

¿Para qué? Para que luego los mexicanos no andemos creyendo que nuestra industria mediática es la peor del planeta, para que nos demos cuenta de que en todas partes de crucen habas.

¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo estas irregularidades?

¿Hasta cuándo los latinos vamos a seguir permitiendo que las plataformas de Donald Trump nos sigan perjudicando?

Porque éste fue un atentado no nada más contra Miss Colombia. ¡No! Fue contra de todos los latinos del mundo. Contra usted y contra mí.

Pero vámonos por partes para que nos entendamos.

Miss Universo se ha convertido en uno de los formatos más cuestionados a escala global.

¿Por qué? Porque convierte a la mujer en un objeto de consumo, porque promueve distintos tipos de desórdenes.

Y peor tantito, por toda la polémica que en los últimos meses se ha generado alrededor de las posiciones políticas del dueño de este certamen, el señor Donald Trump.

Acuérdese de todas las voces que pidieron que nuestras representantes, por la más elemental dignidad, se abstuvieran de participar.

Acuérdese, insisto, de todas las personas que exigimos una posición ante esos agravios por parte de las televisoras encargadas de cubrir esta emisión para México y para toda nuestra región del continente.

¿A usted le sorprende, después de esto, lo que pasó? ¿De veras le sorprende? ¡Por el amor de Dios! ¡Abra los ojos!

Si ese error realmente se hubiera cometido, las demandas ya hubieran ido y venido, las reacciones hacia el interior del concurso hubieran sido otras.

No digo que Miss Colombia ni que Miss Filipinas hubieran estado coludidas.

Digo que así no se resuelven este tipo de conflictos.

¿Dónde están las compensaciones para las muchachas, para el público y para los anunciantes? ¿Dónde está la posición de las marcas patrocinadoras de Miss Universo ante este atropello monumental?

Créame que esto no se puede quedar así, en un lindo meme y se acabó.

Aquí hubo un daño moral contra una muchacha, contra la representación de un país y contra una comunidad.

Si los latinos no nos unimos y hacemos algo, nos van a seguir pasando por encima. Ahorita es Miss Universo. ¿Mañana?

¿A usted no se le hace medianamente extraño que la representante de Estados Unidos hubiera quedado fuera de esta controversia justo un momento antes de que iniciara?

¿A poco el señor Harvey se hubiera equivocado con Miss USA? ¿A poco le hubiera quitado la corona? ¿A poco la hubiera obligado a jugar el papel de plato de segunda mesa que jugó la participante de Filipinas?

¿Pero sabe qué es lo que más me duele? Que casi nadie haya ido más allá de la nota de color.

Aquí tenemos elementos para cuestionar el futuro de los concursos de belleza, para reflexionar sobre el papel de la mujer como figura de entretenimiento y para poner en tela de juicio la credibilidad de Miss Universo.

¿Cómo es posible que instituciones del tamaño de la FIFA se estén tambaleando por mil y un motivos, en materia de credibilidad, y que nadie esté pidiendo la cabeza de alguien en este certamen de belleza?

Entonces todo fue un truco publicitario, una estrategia bastante barata para invitar al público de todo el planeta a volver a hablar de esta fiesta en la peor época del año para generar fenómenos mediáticos.

Si está de pensarse. ¿O usted qué opina? Porque aquí solo pudieron ocurrir dos cosas: Steve Harvey o leyó mal o Steve Harvery leyó bien.

Si leyó mal, ¿por qué nadie de la producción lo corrigió al momento? ¿Por qué los jueces no montaron en cólera? ¿Por qué se esperó tanto tiempo para reaccionar?

Si leyó bien, ¿por qué le ordenaron regresar al escenario para darle la corona a otra concursante? ¿Por qué nadie lo detuvo? ¿Por qué el jurado siguió en silencio?

Se pudieron haber hecho muchas cosas, desde que Miss Filipinas demostrara su calidad humana, tomara alguna decisión espectacular o, mínimo, se aventara el discurso de su vida hasta que Miss Colombia mostrara un poquito de carácter, de dignidad.

Pero no, no pasó nada. ¡Por eso los certámenes de belleza tienen la fama que tienen! ¡Por eso esto se tiene que investigar hasta sus últimas consecuencias!

¿O usted qué opina?


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
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  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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