Con poca sorpresa a estas alturas de la vida cayó entre los lectores una nota en The Guardian según la cual Mario Vargas Llosa, el premio Nobel de 86 años, ha dicho en Uruguay que siendo un desafío inmenso para un liberal aceptar a Jair Bolsonaro, siempre será mejor ese personaje y sus tonterías que Luiz Inácio Lula da Silva, a quien reprocha cargos por corrupción que fueron anulados el año pasado en Brasil.
Ya antes, desde el respaldo a George W. Bush en su ilegal invasión de Irak en la búsqueda de unas armas inexistentes, y en el pasado reciente con su respaldo a Keiko Fujimori sobre Pedro Castillo en Perú y al ultraconservador José Antonio Kast ante Gabriel Boric, quien finalmente ganó la presidencia en Chile, el gran novelista va dando tumbos con su cruzada a favor de las expresiones de la derecha más rancia.
Aunque con poca sorpresa en el frente, decíamos de arranque, esta posición del escritor peruano-español ilustra sin matices el desencanto que puede desatar una figura enorme en su oficio enfrentado a otros escenarios. Pienso, por ejemplo, en el británico Eric Clapton, excepcional guitarrista de quien mucho se recuerda aquella pinta en una calle de Londres en la que se le comparaba con Dios, monstruo de las cuerdas que en fechas recientes decidió hacer campaña contra las vacunas para afrontar la pandemia de coronavirus.
Su rechazo a acudir a las herramientas de la ciencia para protegerse del mortal virus le valió la condena pública de otros de su misma especie, como Roger Waters, ex líder de la mítica banda Pink Floyd, personaje siempre listo a sumarse a movimientos políticos de izquierda y a censurar sin resquemores a sus colegas, como cuando reprochó a Bon Jovi no sumarse al boicot contra Israel por quejas de violencia contra palestinos y ocupación de territorios.
Acaso caiga en similar tobogán el tenista serbio Novak Djokovic, quien instalado en el Olimpo del tenis mundial, tentó la suerte y quiso colarse con su fama, pero sin vacuna y al final sin éxito, al Torneo de Wimbledon. Otro héroe decepcionante en una lista que pinta para crecer.
Alfredo C. Villeda
@acvilleda
