Pregunto: ¿hacia dónde debemos dirigir nuestro camino en estos tiempos de transformación? Tiro las monedas, consulto el Oráculo. El resultado: K’an / lo abismal, el agua. Un hexagrama formado por la duplicación del trigrama K’an, que significa el precipitarse dentro de algo. Su imagen es el agua: en la tierra, engendra la vida; en el hombre, representa el corazón, “el alma encerrada en el cuerpo, lo luminoso contenido en el interior de lo oscuro, la razón”.
Pero el signo lleva una sentencia: “repetición del peligro”. Con ello, el Oráculo se encarga de advertir “una situación objetiva a la cual es necesario acostumbrarse, y no una subjetiva actitud mental”. Es decir: evitar el peligro que equivale a intrepidez o a una “astuta perfidia”.
El dictamen del signo es valioso para la pregunta propuesta: “Si eres veraz, tendrás logro en tu corazón, y lo que hicieres tendrá éxito”. Supongo que hay algo que observar ahí para quienes lleven las riendas de la Transformación: en cuestiones de peligro, o de cambios, “se trata de poseer la necesaria escrupulosidad que ayude a despachar realmente todo lo que debe hacerse, y de tener asimismo la posibilidad de avanzar para no perecer por quedarse uno en medio del peligro”.
“El abismo tiene peligro, sólo debe aspirarse a alcanzar cosas pequeñas”. El comentario del erudito Richard Wilhelm esclarece la nebulosa sentencia final del Oráculo: la fortaleza consiste en que no pretender nada imposible, sino que saber adaptarse a las circunstancias. Hay, pues, que sopesar las circunstancias del tiempo. O sea, calma: “también un manantial al comienzo fluye con escasez y le lleva cierto tiempo labrarse una vía despejada”.
En momentos de transformación, todos esperamos lo mejor.
Alfonso Valencia@eljalf
