El planteamiento curricular del nuevo plan de estudios 2022 para la educación básica, implica pensar el desarrollo integral y armónico de las niñas, niños y jóvenes desde otros ángulos. La estructura curricular plantea un sentido de articulación (a través de siete ejes articuladores) y de integración (a partir de campos formativos). Uno de los dispositivos pedagógicos que provocan la relación entre ejes y campos lo constituyen los proyectos, los cuales tiene como centro a la comunidad-territorio. Evidentemente que comprender esta lógica curricular implica un posicionamiento epistemológico distinto, invita a repensar la enseñanza y el aprendizaje, el desarrollo y las trayectorias formativas de los alumnos. En síntesis, nos colocan en un lugar distinto de nuestro pensamiento y acción.
Los campos formativos en particular, como parte de la estructura curricular, han sido constituidos (con sus variadas modificaciones) desde la reforma de preescolar en 2004 y se han mantenido en los planes y programas de estudio hasta la actualidad. Desde su constitución curricular, los campos formativos nos plantean coordenadas espacio-temporales distintas en la narrativa educativa y pedagógica que ha llevado a la construcción-deconstrucción de temas, contenidos y problemas que mantienen una relación cercana. Al respecto, Humberto Quiceno (2008) nos dice que el campo es un “enfoque”, un procedimiento de análisis, una forma de mirar y analizar las cosas, objetos y enunciados, que contrasta con la forma como la hacía la ciencia o las ciencias de la educación. Su esencial particularidad es la de introducir, no solo el pensar como una abstracción, sino el pensar como una resistencia y una desviación. En este sentido el campo es creativo, innovador, provocador, y es posible que a partir de él se pueda pensar en otros mundos posibles y realizables. (Quiceno Castrillón, 2008)
La estructura curricular en el plan de estudios 2022, parte del supuesto de que la realidad no es universalmente común ni totalizante para todos por lo cual los sentidos que se le pueda dar son diversos. Un campo formativo no es la suma de los contenidos que lo conforman y desde ahí otorga sentido a la realidad, más bien, es el trasfondo ante el que resalta lo que existe en él (Gabriel M., 2016), la pluralidad de saberes y conocimientos con los cuales acercarse a la realidad que se quiere estudiar. (SEP, 2022)
Los campos formativos proponen una relación con el conocimiento de integración, donde los saberes, los sentidos y significados encuentren puntos de articulación que les permita un acercamiento y problematización más concreta con la realidad, y el punto privilegiado será la didáctica de las maestras y maestros. El trabajo con campos formativos implica un distanciamiento y ruptura con el trabajo por asignaturas, que suponen una fragmentación del conocimiento. Frente a ello, se plantea una perspectiva de trabajo interdisciplinario con una reorganización de contenidos y nuevas relaciones entre conceptos, prácticas y procedimientos, todo ello con la finalidad de encaminar la formación de los alumnos hacia horizonte de pensamiento crítico con una mirada de la realidad desde posicionamientos distintos.
La estructura curricular referida propone cuatro campos formativos para desarrollar este enfoque: lenguajes; saberes y pensamiento científico; ética, naturaleza y sociedades; y de lo humano y lo comunitario, cada uno de ellos con su particularidad y sentido de integración al interior, pero a su vez con un sentido relacional entre ellos en la formación integral crítica que se busca.
Alfonso Torres Hernández