Política

La enseñanza de filosofía en pandemia

  • Apuntes pedagógicos
  • La enseñanza de filosofía en pandemia
  • Alfonso Torres Hernández

La filosofía constituye un espacio y posibilidad para la razonabilidad y desarrollo de la capacidad crítica y creativa en los niños. Abre caminos para la toma de decisiones autónomas y evita la manipulación de ideas. En la enseñanza de la filosofía, nos dice Femenías (2012), “el objetivo más extendido es revisar críticamente y promover la reflexión sobre el conjunto de preconceptos aprendidos que conforman nuestros sistemas de creencias –sobre todo en el orden de los valores– guiando nuestras elecciones cotidianas”. Es en la educación básica donde ocurre la configuración de estos sistemas de creencias, que nos acompañaran a lo largo de nuestra vida, por ello constituye un momento privilegiado para su revisión.

Bajo los supuestos anteriores, y en la condición de pandemia que vivimos y en la cual desarrollamos los procesos educativos, es pertinente la reflexión sobre la enseñanza y utilidad de la filosofía en estos tiempos. Los niños pueden practicas filosofía, con ayuda de sus maestros y familiares, como una de sus competencias para la vida. Una práctica que incluye la posibilidad de dialogar sobre los acontecimientos cotidianos, que exploren su mirada, su sentir y su forma de pensar al respecto. Desde ahora, se puede ir conformando en ellos un respeto por la humanidad y la vida, al generar una perspectiva más crítica y creativa, donde explore la posibilidad de que se puede construir un mundo mejor.

En el ámbito de la educación, Lipman plantea que “la pedagogía adecuada para fomentar un pensamiento multidimensional incluirá la comunidad de investigación, y que la epistemología de esta comunidad consistirá en un equilibrio reflexivo. Este equilibrio supone que el conocimiento es falible, por lo que el objetivo de una comunidad de investigación en el aula no es encontrar un fundamento absoluto del conocimiento, un cimiento inamovible, sino que hay que rehacer, mejorar y revisar constantemente todo lo que no funciona”.

En la enseñanza de la filosofía, el maestro debe poner en juego todo el conocimiento teórico que posee y articularlo a procedimientos pedagógico-didácticos propios del filosofar, como, por ejemplo, dar prioridad al planteamiento de preguntas más que a las respuestas, priorizar el proceso sobre el resultado y la actividad por encima de la pasividad (física y de pensamiento). Con ello, la práctica pedagógica tradicional se ve desplazada en una lógica que pondera que el papel del docente es provocar aprendizajes y no enseñarlos. En este proceso, es evidente que en los niños se generara un conflicto, y tal vez aturdimiento, en su pensamiento pero que finalmente se vería como un logro del niño su tránsito hacia otros niveles de pensamiento.

En síntesis, la enseñanza de la filosofía “permitiría desarrollar una propuesta pedagógica más interesante y útil para los alumnos, que les devuelva la palabra, además de permitir un registro de sus intereses y necesidades que fomente un mayor involucramiento de éstos en la materia. Les brindaría herramientas de pensamiento que pueden ser extrapoladas a cualquier otra área del conocimiento”.

Hoy en día que estamos tan deslumbrados con el aumento de las potencialidades de la tecnología, y de su impacto sobre la sociedad contemporánea, la enseñanza de la filosofía es un llamado a reflexionar sobre la humanidad y la vida, que nos puede llevar a construir una sociedad más justa, equitativa y democrática.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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