Política

¿New York, New York?

  • En Corto
  • ¿New York, New York?
  • Alejandro Maldonado

“Quiero despertarme en una ciudad que no duerme, y encontrar que soy el rey de la colina, el primero del montón” dice una estrofa de la célebre canción interpretada por Frank Sinatra. Ciertamente “la gran manzana” es una ciudad impresionante y la más visitada de América. Sin embargo, los remanentes del huracán “Ida” literalmente la paralizaron esta semana debido a una inundación repentina, que dejó al menos 13 fallecidos.

En el planeta que vivimos nada es firme, y quienes han estado en un terremoto lo saben por experiencia propia. Pero no solo es eso. También en el plano humano ocurren infortunios. Los amigos abandonan, las promesas se traicionan, los líderes fallan, las personas fallecen, el empleo se pierde, o una enfermedad golpea a las puertas con pronóstico de fatalidad.

Todos invertimos tiempo y esfuerzo para tratar de ser “el rey de la colina y el primero del montón”, pero muchas veces nuestros métodos y forma de vida nos conducen a la autodestrucción, a la esclavitud, y a caer incluso en las más bajas condiciones. “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”, Proverbios 14.12.

Sea que estés sufriendo a consecuencia de malas decisiones, o por circunstancias ajenas e inesperadas, debes saber que hay un lugar seguro e inamovible al que puedes acudir en busca de esperanza, consuelo, ayuda, perdón, restauración, y muchos beneficios más. El Salmo 121.1-2 nos da una pista: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra”.

Probablemente te preguntes: “¿Realmente hay un Dios que se interese por mí? ¿Un Dios dispuesto a intervenir en mi vida? La respuesta la ofrece la eterna palabra de Dios es: “Sí”. Él te creó. Te conoce a la perfección. Sabe por lo que estás atravesando. No es indiferente a tu condición, sufrimiento, tristeza, pesar, dolor, o culpabilidad.

Por eso se humanó en Jesucristo y se identificó plenamente con nosotros. Nos toca venir a él tal como estamos, creer en él y entregarle nuestra vida. Jesús ya pagó en la cruz el precio de nuestra paz. Él llevó nuestros pecados, y recibió nuestro respectivo juicio y castigo. Él está dispuesto a hacer algo nuevo en ti. Acepta su amor. Pídele que perdone y que venga a morar a tu corazón.

Alejandro Maldonado


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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