En un Zoológico de Manchester, Inglaterra, surgió un serio asunto con esta especie de aves. Dos loros grises africanos tuvieron que ser retirados de la exhibición debido a su lenguaje altisonante. A sus cuidadores les resultaba divertido oírlos decir leperadas, así que lo festejaban a carcajadas. Las aves lo interpretaron de manera positiva, por lo que también aprendieron a “reírse” después de soltar una sarta de groserías.
Dada la cuarentena que se registró debido a la pandemia de coronavirus, los mismos fueron encerrados con otros loros a los que enseñaron todo un repertorio de insultos. El resultado, -tras solo 20 minutos de reabrir el zoológico hace unos días-, fue una jaula llena de aves que insultaban a los visitantes para después “reírse de ellos a carcajadas”.
Los responsables del parque tuvieron que cerrar el área y separar a los dos causantes del problema en jaulas independientes para tratar de “reenseñarles” otro tipo de vocabulario. ¿Te parece chistoso? Es sencillo encontrar una similitud con lo que nos ocurre en la vida cotidiana.
Toda clase de maldad puede surgir de un par de individuos, y luego el resto les imita y siguen sus pasos. ¿Lo dudas? Es cuestión de revisar la historia de la humanidad. Adán y Eva fallaron en obedecer el único y sencillo mandato que Dios les había dado. Luego, toda su descendencia siguió por ese camino actuando cada vez peor.
El ejemplo lo vemos en Caín matando a su hermano Abel. Todos los seres humanos tenemos una tendencia al mal y es cuestión de coincidir con alguien para hacerla florecer. En ocasiones los desvíos demandan separar hasta en prisiones a los causantes de los males sociales.
El pecado puede presentarse como algo divertido y seductor; pero el resultado final siempre es amargo: “La paga del pecado es la muerte”, advierte el apóstol Pablo.
Jugamos con el pecado, y acabamos siendo juguetes del pecado. Si hoy lloras al vivir las consecuencias de aquello de lo que antes te reías, y no encuentran la salida; ven a Dios. Él te ama al grado tal que envió a Jesús en tu rescate.
En la cruz Jesús llevó nuestro pecado para otorgarnos gratuitamente perdón, salvación y vida. Decide creer en él. Pídele que venga a morar a tú corazón; entrégate a su señorío. Jesucristo hará de ti una nueva criatura.