La NASA presentó esta semana su nuevo prototipo de trajes espaciales para futuros astronautas. Para ello invirtió inicialmente 420 millones de dólares en el proyecto; pero cuando sus ingenieros y especialistas se dieron cuenta de que no lograban avances significativos, la NASA concesionó la tarea a una empresa privada que recibirá mil millones de dólares.
Esta cifra parece enorme, pero las complejidades de las indumentarias espaciales también lo son. Por ejemplo, los trajes deben detener micrometeoritos que viajan a 105 mil kilómetros por hora además de contar con soporte vital que incluye oxígeno, reguladores de temperatura, sistemas eléctricos y de comunicación, sensores y videocámaras, entre muchas otras cosas. Los cubrebotas, por ejemplo, deben ser capaces de resistir temperaturas que oscilen entre los 120 y -120 grados centígrados.
Por todo esto la NASA solo cuenta actualmente con 11 trajes espaciales, mientras que la Estación Espacial Internacional tiene cuatro. Por si fuera poco, sirven únicamente para ciertas tallas.
¡Qué difícil es adentrarse apenas un poquito en el espacio exterior! Ahora bien, ¿te imaginas ir al Cielo? Literalmente es imposible para cada uno de nosotros. Dios es santo y ningún pecador puede tener acceso ni a Él ni a su Cielo y, pecadores, somos todos.
Pero hay buenas noticias, o “Evangelio”, que es para toda persona que esté dispuesta a creerle a Dios: “…Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día”, 1ª. Corintios 3-4.
La buena noticia es Jesucristo mismo, quien por amor a ti y a mí se entregó voluntariamente a la muerte de cruz para redimirnos: “…El cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén", Gálatas 1.3-5.
En su infinito amor Dios no excluye a nadie: “…el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre”, 1ª. Timoteo 2.4-5.
Dios ya expresó su deseo. Nos toca alinear nuestro corazón al suyo y pedirle a Cristo que nos salve y venga a morar a nuestro corazón.
Alejandro Maldonado
