No todos los seres humanos tenemos la habilidad para relacionarnos con “el otro”, para algunos es fácil, a otros se nos dificulta y a varios más, simplemente, no nos interesa. En lo particular, soy un convencido de que todas las personas, sin excepción, pueden enseñarnos algo y así he caminado en estos años por estos sinuosos, inverosímiles y desastrosos caminos del señor.
Recuerdo por ejemplo la charla que tuve con Jessica, una emprendedora de sonrisa franca y agradable trato con quien hablé hace meses en alguno de los ya tradicionales tianguis artesanales que se colocan en la explanada de Plaza Independencia, acá en Pachuca. Resultó que no era solo una vendedora de velas y amuletos, sino una ejecutiva de alto nivel en varias empresas internacionales que un buen día se dio cuenta de un faltante en su vida y por ello decidió tomar otra ruta: el camino al viaje interior, el autoconocimiento, el arte, el mundo espiritual.
Conoció, exploró y abrazó el budismo y confesó que gracias a esa decisión logró salir adelante de varias crisis, precisamente gracias al arte y a la elaboración de velas artesanales que crea con alguna intención particular siempre pensando en ayudar a otros, para que quienes las enciendan logren conectar con un momento especial y, sobre todo, con su propio corazón.
En estos tiempos de tecnología y redes sociales, me dijo, hay millones de personas diciéndonos quién ser y qué desear, pero “si tú no te das chance de ver quién eres, afuera hay varios que rápidamente te van a decir quién eres, y el problema de eso es que se las compras. Empiezas a vivir esa realidad, a creer que eso es lo que quieres, y lo malo es que de repente pasan los años y volteas y pues no eras feliz...”.
Ese fue el punto neural de la charla. Recuerda cuando una amiga le invitó a asistir a una ceremonia budista y haber empezado a llorar, “no había ni tristeza ni felicidad, solo una conexión en el corazón. Yo quería sentir lo que ellos sentían”. Así comenzó un camino de retiros, lecturas y prácticas espirituales que la llevaron a descubrir el mundo emocional e interior, y a buscar otros caminos de autoconocimiento.
Jessica reconoce que la espiritualidad está de moda, pero advierte sobre los riesgos de la superficialidad. “Hay mucha gente creyendo que solo con escuchar a los maestros en redes sociales va a cambiar su vida, pero falta coherencia, falta experiencia real. Todo en la vida requiere un proceso, como un embarazo. Crear sueños, vencer obstáculos, salir de sufrimientos, todo requiere tiempo. Y ahorita la gente todo lo quiere así, como los clics del celular”.
¿La enseñanza que me dejó ese encuentro? Ella lo dijo sin pausa y sin pensarlo: “conecta contigo y con tu corazón. Solo así podrás conectar de verdad con los demás…”.
¡Enorme enseñanza!
