Entre el 19 de junio y el 27 de agosto, los aspirantes a la candidatura presidencial de Morena estarán en campaña, todos ya habrán dejado sus puestos y se dedicarán a recorrer el país. Para ello no podrán usar recursos públicos ni de origen ilícito. Tampoco pueden aceptar ayudaditas de los gobernadores, alcaldes o líderes del partido, que tienen prohibido respaldarlos.
Ninguna de las llamadas corcholatas se pondrá a buscar chamba ni realizará algún trabajo por el cual cobrar. Y entonces de qué viven y cómo se financian.
El cargo de corcholata no tiene sueldo, pero quien lo ostenta gasta mucho. Algunos pagan colegiaturas, gasolina para sus autos o camionetas, luz, gas. La mayoría tiene chofer y asesores que van con ellos a todos lados.
Algunos tienen ingresos adicionales a los del cargo que dejan. Pero a cuánto ascienden. ¿Les alcanzan?
Marcelo Ebrard, Gerardo Fernández Noroña y Ricardo Monreal han publicado libros por los cuales deben recibir alguna regalía.
Hay corcholatas que podrían cobrar por sus actividades académicas; sin embargo, ya renunciaron a ello. Es el caso de Claudia Sheinbaum como investigadora del Instituto de Ingeniería de la UNAM o Ricardo Monreal como profesor de Derecho en la misma universidad.
El senador del Partido Verde Manuel Velasco vive y gasta como millonario y aunque puede justificarlo diciendo que Anahí es su esposa, ¿a poco la última gira con RBD le alcanza para financiar las aspiraciones de su güero?
La realidad es que todas las corcholatas de Morena y sus aliados podrán decir misa de la forma en que se financian durante las semanas de campaña interna porque nadie los fiscaliza.
Llama la atención que a todos les alcance para vivir, mantener gastos personales, recorrer el país y pagar sueldos sin recibir un ingreso fijo al haber dejado sus cargos.
Y cuando la encuesta de Morena dé un ganador de qué van a vivir. ¿El ganador o ganadora recibirá un sueldo de Morena? ¿Los que pidieron licencia volverán a sus puestos? ¿Pondrán un negocito mientras llega 2024?
La ley electoral marca otros tiempos para las precampañas, cuando los aspirantes de un mismo partido disputan una candidatura. Tiempo en el que se fiscaliza todo recurso utilizado. Hay límites para el financiamiento público del partido y para las aportaciones privadas.
En Morena dicen que los gastos correrán a cargo de sus “espléndidos” militantes, pero ¿alguien en el INE llamará a Morena a rendir cuentas o al menos podrían transparentar de qué viven las corcholatas?