Ojalá que usted haya tenido la oportunidad, alguna vez, de visitar el actual edificio del Congreso del Estado, ubicado sobre la 5 poniente, a unas cuadras de la Catedral de Puebla.
Sin duda alguna, se trata de un recinto maravilloso, lleno de historia y con una arquitectura única en su tipo, que debería ser considerado patrimonio de la humanidad.
Es, a mi parecer, uno de los recintos legislativos más bellos del país, lleno de arte y cultura.
Tengo muchos buenos recuerdos de este viejo edificio en el cual vi pasar las últimas cinco legislaturas.
El inmueble soportó la fuerza de la naturaleza, luego de varios terremotos que cimbraron sus cimientos y paredes.
Con el crecimiento de Puebla, en todos los sentidos, y al tener que albergar a 41 diputados y diputadas, éste edificio resultó insuficiente, por lo que se tuvo que habilitar el Mesón del Cristo.
Pero todo por servir se acaba y ahora se tiene que buscar una nueva sede del Congreso local; un inmueble que será construido desde cero en un terreno enclavado en la zona histórica de los Fuertes de Loreto y Guadalupe.
No quedó de otra que renovar el edificio físico del Legislativo. Pero esto me lleva a pensar en la urgente necesidad de reconstruir, también, su sentido parlamentario, lo que le permita rescatar su vida autónoma.
El Poder Legislativo es el que debe garantizar los equilibrios con los otros dos poderes: el Ejecutivo y el Judicial.
Sin embargo, con el paso de los años, hemos atestiguado que el Legislativo está sometido a los caprichos del poder. No es nuevo. Ocurre desde que el PRI gobernaba y con los gobiernos del PAN, el sometimiento fue aún más evidente y humillante.
Ahora, se debe aprovechar este nuevo espacio, para dejar enterradas en el edificio de la 5 poniente, las malas prácticas como levantar el dedo a consigna, pasar fast-track las iniciativas del Gobernador en turno, usar la aplanadora de la mayoría, desconectar la congeladora parlamentaria, dejar de simular el trabajo con puros exhortos, ser verdaderamente productivos y favorecer el interés de la ciudadanía a quien le deben su representación.
Esa es la edificación que nos conviene más.
Construir un nuevo edificio para el Poder Legislativo está bien, pero que sea un poder autónomo, estaría mejor.