Política

El PRI, descanse en paz

En la política, la capacidad de reconocer y actuar ante los malos resultados es crucial para el bienestar de una organización y la confianza de la sociedad.

Renunciar a un cargo partidista en estas circunstancias puede compararse con un capitán de barco que decide apartarse cuando su navegación lleva a la tripulación a un rumbo peligroso.

Ejemplos históricos muestran líderes que, ante fracasos, optaron por la dimisión para permitir nuevas estrategias y liderazgos. Acaba de ocurrir en Gran Bretaña, donde el primer ministro Rishi Sunak renunció después de que el Partido Conservador sufriera una significativa derrota en las elecciones generales.

En el contexto mexicano, se ha perdido la bonita costumbre de apartarse del partido tras reconocer una derrota. Ocurrió con Manlio Fabio Beltrones en 2016, después de los malos resultados electorales obtenidos por el PRI, donde perdió 7 de las 12 gubernaturas que se disputaron ese año.

En México, ha habido varios presidentes de partido que han renunciado tras un fracaso electoral. Algunos ejemplos son René Juárez Cisneros, quien se hizo a un lado del tricolor en 2018, y Claudia Ruiz Massieu tras las elecciones intermedias. Por el PAN, Ricardo Anaya se apartó en 2017 para enfocarse en su candidatura presidencial, pero el partido también sufrió un revés al año siguiente.

En Puebla, también tenemos casos como el de Jesús Giles, quien dimitió en 2018 tras los resultados desfavorables en las elecciones estatales, lo que provocó inconformidades entre grupos internos.

Estas renuncias reflejan la responsabilidad que se debe asumir al enfrentar resultados adversos, permitiendo una reestructuración y posibles cambios estratégicos dentro de sus partidos. Lo que no ocurre ni con Alejandro Alito Moreno, y no ocurrirá con Néstor Camarillo, quien aplicará la misma fórmula. ¿Desde cuándo se mantiene a un líder al frente de un grupo después de dar los peores resultados en la historia de lo que alguna vez fue el “súper partido”?

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Crece el rumor de que el transporte público podría elevar su costo en el corto plazo. Por lo menos, eso es lo que están haciendo algunos transportistas: ya cobran 9 pesos. Lo hacen sin miedo, como si alguien se los hubiera permitido. ¿Qué raro?


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Alberto Rueda
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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