Los resultados de la jornada electoral del pasado domingo provocaron un total reacomodo en el mapa político de Puebla. Las fuerzas partidistas verán el sexenio de Alejandro Armenta desde diversas butacas: unos en zona VIP, otros en preferente, unos más en general y algunos hasta gayola.
El éxito o fracaso de un partido no radica en la marca sino en sus dirigentes.
En el caso de Morena, Olga Lucía Romero entendió los momentos, se sacudió a Miguel Barbosa y redefinió su lealtad y efectividad para aquel que desde noviembre fue designado nuevo líder del movimiento. Y lo hizo bien, se adaptó y entregó buenas cuentas.
En el caso del PAN, si bien se mantiene como el segundo partido más influyente, la dirigencia de Augusta Díaz de Rivera no logró recomponer las disputas internas y esa división le cobró una costosa factura, no más cara que el hecho de haberse aliado a perfiles desgastados e impresentables como Néstor Camarillo del PRI y Carlos Navarro del PSI.
Donde se pone interesante es con el PVEM, que gracias a Morena, logró colocarse en el tercer lugar. La duda es si el partido continuará en las manos de los Natale; pasará la estafeta al gobernador en la figura de Jorge Estefan Chidiac, quien fue el principal operador del partido en la contienda; o si es tiempo de que tomen las riendas los Gali, quienes son muy cercanos a Manuel Velasco, es decir, con quien verdaderamente toma las decisiones del partido en lo nacional.
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“Nada de venir a aprender”
Durante esta semana, en dos ocasiones conversé con el virtual gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta. Ayer, en MVS Noticias habló sobre la conformación de su gabinete, dejando en claro el tipo de hombres y mujeres que le acompañarán:
“El perfil básico tiene que ser personas que amen a Puebla (…) hay que tener conocimientos. Nosotros no podemos llegar a aprender (…) porque la curva de aprendizaje de un funcionario público implica retroceso y desatención. Seré el primer gobernador con perfil de administrador público del estado de Puebla, y esto implica que los administradores públicos analizamos metodológicamente una línea de tiempo donde los días, las horas, las semanas, los meses, los trimestres, los semestres, los años en el sexenio de 2191 días, con 312 semanas, sólo deben estar los que den resultados".
Ahí tienen la señal.