Política

Lotería tapatía (parte 18)

  • Doble P: Periodismo y Política
  • Lotería tapatía (parte 18)
  • Alan Ruíz Galicia

El Donjuan!
ElDonjuan!

El Donjuan!

“Estoy felizmente casado y tengo dos hijas. Pero te voy a contar cómo conseguí a la amante de mis sueños”, me dice Álvaro, un abogado tapatío cuarentón que me pide no dar más referencias. “Todas las personas tenemos algún vicio, ya sea el alcohol, el cigarro, las sustancias prohibidas, o cosas peores. La verdad es que yo soy más sano: mi vicio, mi kriptonita, son las mujeres. Y luego en esta ciudad, ¡imagínate!, rodeado de belleza. Aquí la competencia entre ellas es muy fuerte, porque una es guapa y la de al lado también. He viajado a otros lugares del país y ninguno le llega a los talones a Guadalajara”, me dice, y le da un traguito a su whisky. 

Álvaro no es alto, ni atlético, ni tiene una voz profunda, ni es famoso, ni puedo identificar en él rasgos de atractivo especial, salvo que tiene una actitud optimista y una alegría contagiosa, un tipo de vitalidad y de amor por existir y disfrutar de los bienes de este mundo que logra que, por un instante, hasta el pecado luzca bien.

Luego de escuchar un buen rato las más variadas anécdotas de este charro de las mil novias, le pregunté cuál es su método de seducción, dado que habla tanto de romances. Me confesó que ha creado un sistema que transcribo a continuación, tal como me lo contó: “mira, tengo cinco personajes dentro de mí. Uno es “Álvarito”, que es un pen…tonto. Es torpe, despistado, la riega a cada rato, pero ese soy yo en mi vida cotidiana. Ahora, para ligar dejo de ser solo “Alvarito” y hablo con las mujeres con mi segundo personaje, que es Shrek, o así le digo yo. Para que me entiendas, él es el host, quien les da la bienvenida a las chicas, y es alguien con la personalidad de un amigo divertido, que al principio no ven como un pretendiente. Luego, ya que me tienen aprecio, saco al tercer personaje, que es el diablito. Él es perverso y me dice cómo hacerle, porque se pone atento a todo lo que ella dice, a lo que hace, para saber por dónde entrarle. Luego está el cuarto personaje, que es el angelito. Él es quien pone límites, quien dice “ya estuvo” para que las cosas no salgan mal o que me meta en un problema grave. Por último, está Aladino…”, hace una pausa y le da otro traguito a su whisky, mientras yo transcribo cada palabra para que ni ustedes ni yo nos perdamos de nada y podamos conocer el modus operandi de este tipo de delincuente galante. 

“Aladino es el último de mis personajes. Una vez que a la chica confía en mí, le caigo bien y además valora mis cualidades, entonces le digo que si le puedo pedir tres deseos, como Aladino cuando encuentra la lámpara. Si acepta, los solicito en el siguiente orden: el primero es que quisiera regresar el tiempo a cuando la conocí, porque es lo mejor que me ha pasado en la vida. Después de eso, cuando veo que pegó, le digo que mi segunda petición es que me dé la oportunidad de ser su novio número once, y que no me importa en cuál vaya, o que esté con otros, pero que me conceda ser su undécima pareja. Con eso la hago reír, y si veo que hay entrada, que sonríe y que disfruta de la idea, entonces ya le digo que me permita usar mi último deseo, que es mi más grande anhelo: hacer el amor con ella”.

Como periodista debo confesar que cuando transcribí esta entrevista me parecía extravagante, pero también es necesario decir que, cuando Álvaro habla, uno siente que está escuchando a un vendedor de seguros prominente o a un profeta en éxtasis, porque tiene una enorme seguridad en sus palabras; además, le pareció buena idea mostrarme a sus pasadas conquistas y a su actual amante en la galería de fotos ocultas de su celular. Le pregunté si no le preocupan las posibles consecuencias de sus aventuras amorosas, pero me respondió que tener una “casa chica” en Guadalajara es muy común. “Lo malo es que hay que trabajar doble, porque hay que desembolsar en dos lugares”. 

Pero de todas las mujeres con las que ha estado, para Álvaro su amante actual es la pareja perfecta. “Estamos juntos desde hace cuatro años. Sabe todo de mí y yo sé todo de ella. En su compañía encontré lo que siempre soñé, porque la química es espectacular, todo es aventura, siempre estamos intentando cosas nuevas y me trata excelente”. Cuando le pregunto por qué no se sincera con su esposa y con sus hijas y se va con su romance clandestino, Álvaro me mira ofendido: "Primero que todo, recuerda que soy abogado, y tengo claro que cambiar de esposa es como cambiar de casa: suena emocionante hasta que piensas en la mudanza, el papeleo y el costo de los nuevos muebles. En segundo lugar, eso mataría la emoción, y tendría que conseguir otra amante, que es algo que no quiero. Como te dije, ya tengo a mi amante perfecta”. 


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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