El otro día subí una foto a redes sociales; era un cabrito clavado en una estructura de fierro, tal y como se pone para asarlo al pastor acá en el norte. La saqué en un evento. Con la foto puse un chascarrillo: “este animalito murió por vegano; ¡crucificadle!”. La idea era criticar el aspecto fanático del veganismo. Y funcionó; pronto comenzaron a llenarse de comentarios de veganos y gente ofendida de todo tipo. Más de 2,000 comentarios, de hecho. Luego ocurrió algo curioso, Instagram borró la foto bajo el argumento de que “esta foto incluye contenido delicado que algunas personas pueden encontrar ofensivo o molesto”. En realidad, no era la foto lo que encontraron ofensivo, sino la combinación del texto con la foto. Pues de haber puesto la misma foto con un texto sobre cocina regional norestense, pocos se habrían escandalizado. De hecho, fue la presión de los usuarios que se ofendieron, porque si ese es el argumento, ningún carnicero ni supermercado podrá mostrar fotos de carne cruda ni de animales para prepararlos, porque a alguien le parecerá morboso, escandaloso y violento. Vamos a leer algunos de los comentarios (los pongo tal cual y como aparecen en la caja de diálogo de Facebook):
“Chef Herrera eres un psicópata de mierda, cobarde asesino espera un poco más en lo que sacamos toda tu mierda a la luz”, “Qué pendejo eres, ojalá un narcotraficante te desoye de igual manera, pinche panzón de mierda”. “Qué desperdicio el aire que respiras... Sos una porquería, una basura... Te deseo la peor de las soledades en tu muerte... Maldito enfermo!”, “A vos hay que crucificarte, enfermo. Cómo agradecería el planeta de eliminar humanos como vos, las manzanas podridas fueras del cajón”, “¡Gordo cara de pájaro! ¡A vos hay que crucificarte vivo! Te despellejaría de a poco, para que sufras de la forma más horrenda posible. Gordo del orto!”, “Maldito asqueroso, eres un excremento vivo, tendrás una muerte lenta y mucho peor, te van a sacar los ojos y te quemarán con ácido, y te rebanarán en pedazos, se lo comerán los perros y cuando lo caguen le tomaré foto y lo postearé en tu página”, “Pobre pendejo, lo que te espera es peor: 70 veces 7 pagarás en donde más te duela, 70 veces 7 sentirás el dolor más terrible, 70 veces 7, maldito humano de mierda, en agua y sal tu dinero se convertirá”, “Lástima que Jeffrey Dahmer ya no vive para que se dé un banquete con el cadáver de esta basura intento de ser humano”, “Si Hitler viviera, ya estarías 5 mts. bajo tierra!”, “Ve a matar a tu puta familia si quieres asesinar, búscalos a ellos pendejo de mierda”, “Gente, que no se den cuenta, matemos a todos estos gordos asesinos”, “Mataré a tu familia y a ti, obvio no puedo: te haré brujería”, “Ya voy a cortar tu pene y subirlo al face”, “Hijo de tu remaldita putísima madre. Voy a Polanco a fingir asalto para apuñalarte hijo de puta. Esto no es un juego. Vas a ser apuñalado. Maldita sea tu maldita familia, tus hijos, tu zorra esposa, tu puta madre si es que aún no está muerta la desgraciada, el maricón de tu padre, y toda la porquería de familia que tengas y que ames. Ya sé cuando vas y por donde sales. Te voy a asesinar te lo juro”.
Bueno, ahí las opiniones de quienes respetan la vida, muestran compasión, empatía y procuran alternativas pacíficas. Ni hablar. Y no son de algún grupo terrorista islámico o algo así, son veganos. Me quedé pensando si soy yo realmente un psicópata asesino enfermo. El punto era demostrar que una parte de la comunidad vegana se comporta igual que una religión fundamentalista y que un culto y quedó más que demostrado. Bastaron dos líneas para abrir una cloaca y mostrar que hay un grupo de extremistas capaces de hacer lo que sea, justificándose con el argumento que usted quiera. Ya no se trata de veganismo, tiene que ver con algo más profundo, siniestro y peligroso. ¡Extreme precauciones!
