La tragedia parecía inminente: en los círculos financieros se daba como un hecho que la quiebra de Petróleos Mexicanos (Pemex) era cuestión de tiempo.
Las calificadoras degradaron las notas de la petrolera mexicana casi al punto de los “bonos basura” ante el enorme reto de pagar el vencimiento de compromisos de deuda por más de 23 mil millones de dólares (unos 446,600 millones de pesos) entre 2025 y 2026.
A mediados de 2025 la deuda alcanzaba 98 mil 800 millones de dólares. Y a eso habría que sumar casi 430 mil millones de pesos en deudas con proveedores. La calificación de la deuda soberana y la medición del Riesgo-País estaban en vilo… Pero al cabo del primer año de gobierno, el colapso simplemente no llegó.

¿Qué sucedió? La frase resonó literalmente por todo el mundo:
“A partir del 2027 Pemex no va a necesitar apoyo de la Secretaría de Hacienda”, dijo en la mañanera del 5 de agosto la presidenta Claudia Sheinbaum. Y con esa sentencia resumió los objetivos de mediano plazo del Plan Pemex 2025-2030.
El primer año de Sheinbaum fue marcado por una estrategia diseñada para que la petrolera estatal, reenfoque sus operaciones en la producción responsable de hidrocarburos, aumente la generación de petroquímicos y fertilizantes, y reduzca la deuda acumulada a lo largo de los años.
“Se recupera un sector abandonado durante el periodo neoliberal, que con la reforma energética de 2013 se convirtió en la petrolera más endeudada del mundo. Nuestro compromiso es generar bienestar compartido para todos, y seguiremos trabajando coordinadamente para el bienestar del pueblo de México”, señaló Sheinbaum.
La fórmula hacia la estabilidad
Previo a 2018 Pemex tenía que pagar, por ley, derechos al gobierno mexicano por el equivalente a 65% de sus ingresos.
La carga no permitía a la petrolera tener reinversiones, ni obtener utilidades para ser autosuficiente.
A partir de 2019, esos derechos fueron bajando el porcentaje gradualmente y a partir de 2024, también por ley, ya solo se paga el 30 por ciento.
Sin embargo ese año, Petróleos Mexicanos cerró con una deuda que ascendía a 97 mil 600 millones de dólares (1.8 billones de pesos) y una deuda con proveedores de 506 mil 153 millones de pesos.