Durante el apogeo de la fabricación china de bajo costo, la ciudad de Houjie era famosa tanto por sus zapateros como por su vibrante vida nocturna, que atraía a los miles de compradores nacionales y extranjeros que la visitaban cada año.
Al igual que otras partes de Guangdong, experimentó un auge después de que China se convirtió en la potencia exportadora mundial y la provincia sureña se volvió un banco de pruebas para el capitalismo y la inversión extranjera, al albergar las primeras zonas económicas especiales del país.
Pero ahora muchas de sus fábricas están vacías, y los restaurantes y negocios circundantes sufren, dicen los residentes locales, a medida que las tensiones comerciales desatadas por el presidente estadunidense Donald Trump agravan el declive estructural de la fabricación de bajo costo y la débil confianza del consumidor.
La retirada del sector de fabricación al sudeste asiático dejó a Li Jilei, chef que se mudó a la ciudad industrial de Houjie hace más de una década en busca de trabajo, aislada y sola. “El negocio va mal… muchas fábricas se marcharon”, dice Li. “Pero nuestros hijos están en la escuela aquí. No podemos mudarnos”.
China y Estados Unidos están enfrascados en prolongadas negociaciones comerciales. Si bien Washington recortó drásticamente los aranceles adicionales sobre los productos chinos a 30 por ciento mientras continúan las conversaciones, nadie duda del impacto creado por el aumento de los gravámenes y la mayor incertidumbre. Con exportaciones que ascendieron a un total de casi 5.9 billones de yuanes (821 mil millones de dólares) el año pasado, Guangdong es vulnerable.
“Va a ser enorme”, dijo Alicia García-Herrero, economista jefe para la región Asia-Pacífico de Natixis. “Las empresas (de Guangdong) están en el centro de la guerra comercial”.
Si bien factores como la desaceleración del sector inmobiliario y la debilidad de la demanda interna comenzaron a afectar “mucho tiempo antes” que los aranceles de este año contra los productos chinos, la última embestida comercial de Washington perjudicará las perspectivas de crecimiento de la región, advierte.
“No es una provincia a la que le vaya maravillosamente bien como antes”, añadió García-Herrero. “Algo realmente no funciona”.
Guangdong creció solo 3.5 por ciento el año pasado, con lo que no se alcanzó su objetivo por tercer año consecutivo y situándose muy por debajo de la tasa nacional de 5 por ciento.
Shenzhen, un centro de alta tecnología y una de las ciudades más ricas de China, fue la única ciudad de la provincia que logró un crecimiento superior al promedio nacional en 2024.
El crecimiento anual en la capital provincial, Guangzhou, fue de tan solo 2.1 por ciento. La vecina Foshan, conocida por su producción de muebles y electrodomésticos, creció 1.3 por ciento. La economía de Shantou, una ciudad costera que fue una de las zonas económicas especiales originales de China, se expandió solo 0.02 por ciento.
Las credenciales exportadoras de la provincia se remontan al siglo XVII, cuando fue uno de los primeros lugares de China en abrirse parcialmente al comercio exterior. En 1957, luego de la primera Feria de Cantón, se convirtió en el canal a través del cual se canalizaba gran parte del comercio exterior de China.
El PIB per cápita en Guangdong se multiplicó por más de 220 en los 40 años transcurridos entre 1978 y 2018. Actualmente, su economía es ligeramente mayor que la de Corea del Sur.
Impulsados por la intensa especulación durante los años de auge, los precios de las propiedades en la provincia se han recuperado más lentamente que en otras regiones ricas. También alberga a varios de los desarrolladores inmobiliarios más endeudados de China, como Evergrande, Kaisa, Vanke y Country Garden.
Los analistas dicen que la caída también contribuyó a la frágil confianza de los consumidores y las empresas, con indicadores como las ventas minoristas que han tenido un desempeño inferior a los promedios nacionales.
Afectación nacional en los ingresos fiscales
La desaceleración en Guangdong también tiene implicaciones nacionales. La provincia aporta más a los ingresos fiscales del gobierno central que cualquier otra. En los últimos años, la recesión nacional obligó a Pekín a redirigir una mayor proporción de esos ingresos fiscales a estimular el crecimiento en las regiones más pobres.
“La economía en general no va muy bien, (pero) aún hay que pagar impuestos”, dijo Sam Kwok, analista de Fitch Ratings.
Si bien las exportaciones han sido un sustento crucial para la economía china en los últimos años, García-Herrero, de Natixis, dice que las últimas tensiones comerciales con EU llevan incluso a exportadores de alta tecnología, como BYD, fabricante de vehículos eléctricos con sede en Guangdong, a buscar expandir su producción en el extranjero.
La cancelación por parte de Trump de las exenciones fiscales de minimis para envíos de pequeño valor también afectará desproporcionadamente a Guangdong, dado que muchos proveedores de Shein y Temu, dos de los mayores usuarios de este vacío legal, se encuentran en la provincia, añadió.
El modelo exportador de Guangdong
Pocos lugares encapsulan mejor la promesa estancada del modelo exportador de Guangdong que Ronggui, un subdistrito de fabricación en el delta del río Perla.
Ronggui fue el primer centro de este tipo en tener una producción industrial total superior a los 100 mil millones de yuanes. Deng Xiaoping, quien lideró la apertura de la economía china al mundo como su líder en las décadas de 1980 y 1990, elogió la zona.
Pero el crecimiento en Ronggui, impulsado por la producción de aires acondicionados y refrigeradores, se estancó desde entonces.
Los márgenes de estos productos de gama media se redujeron, mientras que las industrias de alta tecnología se arraigaron en otros lugares. El crecimiento en la ciudad cercana de Foshan también se redujo drásticamente.
“Apenas puedo ganarme la vida”, dice Zhou Jingjing, vendedora ambulante de dumplings de 6 yuanes frente a un parque industrial, añadiendo que los ingresos de su puesto de bocadillos nocturnos se vieron afectados debido a que menos fábricas en la zona piden a su personal que trabaje horas extras.
Liang, un trabajador metalúrgico de 35 años en una fábrica de refrigeradores de Ronggui, comentó que sus ingresos mensuales cayeron de 9 mil a alrededor de 7 mil yuanes en los últimos dos años, debido a la reducción de la demanda de exportaciones durante la pandemia de covid-19.
Si bien confiaba en que la fábrica le proporcionará ingresos estables, el valor de su propiedad cercana también se moderó debido a la crisis inmobiliaria nacional.
“Tengo una hipoteca aquí y mis hijos están en la escuela”, dijo. “No me atrevo a salir (a buscar otro trabajo)”.