El pasado 30 de junio se declaró consumado el proceso de fusión que dio paso al Grupo Aeroportuario Marina, nuevo nombre comercial con el que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) asumirá la operación y administración de aeródromos que antes dependían del Grupo Aeroportuario Ciudad de México (GACM) y Servicios Aeroportuarios de la Ciudad de México (SACM).
Tal movimiento implica que la Secretaría de Marina (Semar) funcionará como dependencia coordinadora de terminales que antes eran responsabilidad de autoridades civiles, como los aeropuertos internacionales de Ciudad del Carmen, Ciudad Obregón, Guaymas, Loreto y Matamoros.
Sumado a lo anterior, el Grupo Aeroportuario Marina administrará el AICM y el aeropuerto nacional de Colima; controlará las participaciones accionarias en las instalaciones de Toluca y Cuernavaca; y mantendrá su "colaboración financiera y operativa" en los aeropuertos internacional de San Felipe y nacional de Lázaro Cárdenas.
La fusión de las paraestatales y el nacimiento del Grupo Aeroportuario Marina representa una nueva expansión en el papel que juegan las Fuerzas Armadas en el sector aéreo. Conviene resaltar que, como precedente, el Grupo Mundo Maya —empresa a cargo de la Defensa Nacional— ya estaba al mando de 11 terminales, incluido el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Desde el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, la atribución de nuevas responsabilidades a militares en estos espacios se concretó bajo el argumento de incrementar la seguridad, principalmente con el objetivo de disminuir el robo de maletas y la circulación de narcóticos. ¿Existen otros ejemplos de esto a nivel internacional? Te contamos los detalles.
La relación de los militares y los aeropuertos en Brasil
El 23 de octubre de 2023, la ciudad de Río de Janeiro vivió una jornada de violencia y caos. La organización paramilitar 'Liga de la Justicia', considerada por el grupo de investigación Insight Crime como la milicia más poderosa de Brasil, orquestó un ataque coordinado que dejó 35 autobuses en llamas.

La Policía Militar detalló esa misma noche que las agresiones fueron una respuesta de la banda a la muerte de Matheus da Silva Rezend, uno de sus principales cabecillas, durante un tiroteo con agentes de seguridad. El abatido, además, era sobrino del máximo líder de la estructura: Luis Antonio da Silva Braga, alias Zinho.
Frente a este panorama de violencia, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva firmó un decreto para desplegar a miles de elementos de las Fuerzas Armadas en el Aeropuerto Internacional de Galeao y en el Puerto de Itaguaí, ambos ubicados en el estado de Río de Janeiro.
El proyecto extendió la presencia de los castrenses al Aeropuerto Internacional de Sao Paulo y al Puerto de Santos, las terminales aérea y marítima más grandes de América Latina.
De esta forma, más de tres mil agentes del Ejército, la Fuerza Aérea y la Marina pusieron en marcha una estrategia de seguridad en colaboración con la Policía Federal para combatir el crimen organizado, ya que los citados aeropuertos han funcionado como centros logísticos para el contrabando de droga y armas.
Aunque ocurrió en circunstancias distintas, esta medida fue similar a la implementada a principios de 2022 en México, cuando la Semar desplegó a mil 500 efectivos en el AICM para contribuir en labores de vigilancia "para neutralizar el tráfico de armas, drogas, divisas, mercancía ilegal y evitar el tráfico de personas".
Conviene resaltar que, a diferencia del caso mexicano, el decreto de Lula da Silva limitaba la participación de los militares en estas actividades hasta mayo de 2024. Terminado ese plazo, el gobierno federal aplicó una prórroga de 30 días, tras los cuales la seguridad quedó nuevamente en manos de las corporaciones civiles.
Un dato curioso que conecta al sector aéreo con la violenta jornada que motivó el despliegue de militares es que, precisamente, el 23 de octubre es la fecha en que se conmemora el Día del Aviador y la Fuerza Aérea de Brasil.
El aeropuerto civil en España que es también una base militar
A unos 15 kilómetros de la capital de Salamanca, en España, se encuentra ubicado el Aeropuerto de Matacán, considerado como uno de los más pequeños de todo el país.

Los informes oficiales señalan que sus orígenes se remontan a la década de 1930, en la época de la guerra civil, ante la necesidad del bando nacional de establecer un aeropuerto en la región. El terreno fue calificado como idóneo para su uso como campo de vuelo e inició sus operaciones en agosto de 1937.
Tres años después, el Ayuntamiento de Salamanca le cedió los terrenos al Ejército del Aire con la condición de que pudieran ser utilizados también para el tráfico aéreo civil. Para 1946, este pequeño aeródromo expandió sus servicios al tráfico aéreo nacional completo e internacional de turismo.
Desde la segunda mitad del siglo XX, e incluso hoy día, uno de los aspectos que han marcado a este aeródromo es su reducido tráfico. En 2024 registró la movilización de apenas 20 mil 215 pasajeros, según cifras compartidas por la Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA).
Aunque las operaciones en materia de tráfico aéreo civil se realizan en el mismo territorio que ocupa la base militar, existen instalaciones específicas para la coordinación de cada rubro. Sumado a ello, la gestión del aeródromo de Salamanca es responsabilidad de AENA, una entidad pública empresarial de carácter civil y mercantil creada en 1991 para unificar la infraestructura aeroportuaria a nivel nacional.
Los casos de Brasil y España se consideran como escenarios en los que las Fuerzas Armadas han mantenido un grado de cercanía con el funcionamiento de aeropuertos civiles. Sin embargo, en ninguno se han presentado las mismas circunstancias que en México, en donde estas instituciones han ganado cada vez más participación en este sector.
BM.