Danilo Riahi tenía 17 años de edad y murió el 13 de agosto en un hospital de Treviso, luego de tres días de agonía tras atentar contra su propia vida en una cárcel de esa ciudad del norte de Italia.
El caso de Danilo ilustra las condiciones de vida en las prisiones italianas, que con las medidas represivas del gobierno de ultraderecha de la primera ministra, Giorgia Meloni, enfrentan una situación explosiva de hacinamiento, protestas y suicidios, según han denunciado diversas organizaciones no gubernamentales.
Danilo era tunecino y en 2024 entró irregularmente a Italia siguiendo la ruta de miles de indocumentados que atraviesan el Mediterráneo en busca de mejores condiciones de vida.
Su edad y situación lo convertían automáticamente en un “menor extranjero no acompañado”, al que la normativa italiana y europea garantiza —en teoría— protección especial.
Pero según las autoridades, Danilo había escapado de un centro de detención para menores y terminó en la cárcel el 9 de agosto tras ser arrestado por varios intentos de robo en la vecina localidad de Vicenza.
Esa versión oficial ha sido puesta en duda por activistas del Colectivo Rutas Balcánicas y de los centros Django y Arcadia, quienes llamaron a una protesta al considerar que el adolescente fue encarcelado cuando debió haber sido hospitalizado.
Los agentes que lo detuvieron le aplicaron una descarga eléctrica y no impidieron que utilizara sus propios pantalones para colgarse en la celda en la que estaba recluido.
"Era un menor extranjero no acompañado, como los que hoy en día llenan los institutos penales para menores de edad. Son adolescentes para los que faltan estructuras de acogida y que sobreviven en las calles con pequeñas artimañas", explica Susanna Marietti, coordinadora nacional de la asociación Antigone, quien desde hace más de 30 años promueve la tutela de los derechos humanos y de las garantías individuales dentro el sistema penitenciario italiano.
Nunca visto en Italia: coordinadora de Antigone
En entrevista con MILENIO, Marietti dijo que en más de tres décadas que Antigone supervisa las cárceles italianas, nunca había visto una situación tan crítica en los penales para menores de edad como la que se vive actualmente.
"Esta es la primera vez en la historia de Italia que se registra un hacinamiento en el sistema penal para menores de edad, que son tratados con una dureza que antes era reservada a los adultos.
"Nosotros visitamos todas las cárceles italianas y nos hemos encontrado con adolescentes de 16 o 17 años que pasan sus jornadas encerrados en celdas superpobladas, sin realizar actividades significativas, a los que se suministran psicofármacos para mantenerlos tranquilos, la situación es verdaderamente crítica", declaró.
Resaltó, sin embargo, que las autoridades no considerarán a Danilo en las estadísticas de los suicidios dentro de las cárceles, pues el muchacho murió en el hospital y entonces "no figurará en la lista oficial, como si no hubiera existido, como si su paso por nuestras cárceles y quizá por este mundo no hubiese tenido lugar".
Con el caso de Danilo, llegó a 54 el número de personas que se han suicidado en las cárceles italianas en lo que va de 2025, según reportes tanto de Antigone, como de la revista Ristretti Orizzonti (Horizontes Estrechos, en italiano), que promueve la sensibilización de la opinión pública sobre las temáticas carcelarias.
Centros de detención están superpoblados
El último reporte de la asociación Antigone, titulado Senza respiro (Sin aliento), dice que al 30 de abril de 2025 había 62 mil 445 personas encarceladas en Italia, de las cuales 2 mil 703 eran mujeres y 19 mil 660 extranjeros, con un porcentaje de sobrepoblación de 133 por ciento de los lugares disponibles.
Pero Marietti precisa que en agosto pasado el número de detenidos en las prisiones italianas superó las 63 mil personas y que la capacidad real de acogida de las mismas era de 46 mil 717, pues 4 mil 559 lugares resultan inutilizables por diversas razones.
El informe resaltó que en el 35.3 por ciento de los penales en el país europeo no está garantizado un espacio mínimo de tres metros cuadrados por detenido, como establece la ley y que durante el verano las condiciones de vida empeoran significativamente dentro esos centros, a causa de las altas temperaturas.
De acuerdo con el último reporte sobre las cárceles en el Viejo Continente, del Consejo de Europa, en 2024 la población carcelaria en Italia creció 7.8 por ciento, por lo que el país de la bota es uno de los que registró mayor número de detenidos en territorio europeo, con un promedio de 118 por cada 100 lugares disponibles.
El mismo informe denunció que Italia tiene una de las más elevadas tasas de suicidios en las cárceles, la cual el año pasado equivalía a 11 por cada 10 mil detenidos.
Las cárceles como escuelas del crimen
También Ornella Favero, directora de Ristretti Orizzonti resaltó que nunca antes como ahora, bajo el gobierno de Meloni, había habido tantos menores de edad encarcelados.
"Antes, el que un menor terminara en la cárcel era la posibilidad más extrema, ahora se mete muy fácilmente a los adolescentes a la prisión, lo que es muy peligroso para los propios menores pues, según todas las experiencias que hemos conocido, la cárcel es una escuela del crimen", enfatiza Favero a MILENIO.
Subrayó que la persona que cumple en la cárcel toda la pena es después, cuando sale, "infinitamente más peligrosa" que quien se ha beneficiado de medidas alternativas, como los servicios sociales.
Según las estadísticas oficiales, en los centros penitenciarios italianos hay una sobrerrepresentación de los extranjeros, que constituyen poco más del 30 por ciento de la población carcelaria, frente a un promedio del 8 por ciento de la población general.
"Esto se explica porque los extranjeros, sobre todo los extracomunitarios (que no son ciudadanos de la Unión Europea) tienen menos capacidad y posibilidad de defenderse, son mucho más frágiles", dijo Favero.
Explicó que con Meloni ha aumentado lo que algún magistrado ha llamado "detención social", es decir, terminan en la cárcel los pobres, las personas sin recursos, con problemas psiquiátricos y los inmigrantes irregulares.
Nuevos delitos bajo el gobierno de Meloni
Marietti recordó que la primera medida tomada por el gobierno de Meloni, iniciado en 2022, fue la de aprobar el delito de fiestas “rave”, es decir, estableció penas detentivas tanto para quienes participen en ese tipo de reuniones —que generalmente duran toda la noche, se realizan en terrenos o inmuebles abandonados e incluyen música electrónica— como para los organizadores.
"No es que esa fuera una prioridad en Italia; desde entonces se han sucedido los decretos de ley, instrumentos utilizados bajo el pretexto de la necesidad y de la urgencia (que no requieren la aprobación del Parlamento), cuando no existen ni una ni otra, porque las estadísticas nos dicen que no se registra ningún aumento de la criminalidad en Italia", explicó la coordinadora de Antigone.
Dijo que el gobierno toma medidas contra una serie de situaciones de evidente naturaleza social para prometer más cárcel y emprender medidas represivas y penales.
"Han sido creados nuevos delitos, se han aumentado las penas para delitos ya existentes, por ejemplo la criminalización del uso de drogas suaves. Casi una persona de cada tres está en la cárcel por motivos relacionados con la droga", añadió.
Puso como ejemplo el llamado decreto Caivano, aprobado en septiembre de 2023 para combatir la delincuencia juvenil y el abandono escolar, que contempla el endurecimiento de las penas para delitos cometidos por menores.
También se refirió al nuevo decreto de seguridad, el cual crea 11 nuevos delitos y 11 agravantes, y van desde la posesión y difusión de material con finalidad de terrorismo, a la distribución de material con instrucciones para fabricar explosivos, o a la ocupación de inmuebles.
Igualmente, el decreto prevé penas carcelarias de entre seis meses y dos años para quienes protesten obstruyendo vías de comunicación y hasta seis años para la inducción, obligación o favorecimiento de la mendicidad.
Mientras que quien viole la prohibición de importación, expedición, elaboración, distribución, comercio, envío, transporte y entrega de florescencias de la llamada cannabis light (que carece de efecto estupefaciente) podría ser arrestado por tráfico de droga.
"Frente al problema del hacinamiento, la única alternativa es recurrir menos al encarcelamiento. La cárcel debe ser una medida extrema para aquellos delitos realmente graves, no puede ser usada para enfrentar problemas que tienen una evidente naturaleza social y que por lo tanto deben ser afrontados con medidas sociales", concluye Marietti.

ksh