Internacional
  • Más deportaciones y menos contratación por el efecto Trump

  • Tras la pandemia, pocos trabajadores estadunidenses estaban dispuestos a servir mesas y fregar platos, pero muchos nicaragüenses, guatemaltecos y hondureños estaban dispuestos a hacer el trabajo.
Los datos del Departamento de Seguridad Nacional muestran un aumento de las deportaciones. Foto: (Scott McIntyre/The New York Times)

La situación migratoria en Estados Unidos no solo ha afectado a quienes viven indocumentados, sino a los negocios y particulares que contratan mano de obra migrante. Industrias como la restaurantera ya han comentado a resentir las decisiones tomadas por el gobierno de Donald Trump.

Para Cesar Zapata, célebre chef con cuatro restaurantes en Miami, la oleada de migrantes que llegaron entre 2021 y 2024 apareció en el momento perfecto.

Tras la pandemia, pocos trabajadores estadunidenses estaban dispuestos a servir mesas y fregar platos, incluso cuando la gente acudía en masa a Florida en busca de restricciones más laxas por el covid-19. 

Pero muchos nicaragüenses, guatemaltecos y hondureños estaban dispuestos a hacer el trabajo. Y a menudo tenían permiso regular para hacerlo, en virtud de normas promulgadas durante el gobierno de Joe Biden, lo que permitía a Zapata mantener sus mesas en movimiento.

Hace dos años, Florida promulgó una ley que obligaba a los grandes empleadores a comprobar el estatus migratorio de los trabajadores, lo que ahuyentó a algunos de ellos.

“Solo se marcharon, no vinieron a trabajar, y empezamos a tener problemas de nuevo”, dijo Zapata.
Los datos del Departamento de Seguridad Nacional muestran un aumento de las deportaciones.
Los datos del Departamento de Seguridad Nacional muestran un aumento de las deportaciones. Foto: (Scott McIntyre/The New York Times)

Con el regreso del presidente Donald Trump y las noticias de detenciones de migrantes en toda la ciudad, las bajas de personal aumentaron rápidamente. Ahora, de nuevo es muy difícil encontrar trabajadores, o al menos aquellos que acepten un salario que Zapata pueda pagar.

Sin embargo, en cierto sentido esta ofensiva también ha sido oportuna. La afluencia a los restaurantes se ha desplomado en los últimos meses, ya que los extranjeros han evitado las zonas turísticas más frecuentadas e incluso los lugareños han vigilado sus carteras. 

Zapata recortó sus menús y redujo el ritmo de sustitución del personal que se marchaba. Ahora sustituye personalmente a una de sus cocineras, una migrante ecuatoriana que se marchó hace unos meses porque no quería arriesgarse a ir a trabajar.

“El año pasado fue uno de nuestros mejores años, y este es uno de los peores”, dijo Zapata. 
“El hecho de que no hayamos podido contratar gente nos ha ayudado un poco, porque hemos podido reducir la mano de obra”.

Ese equilibrio incómodo está presente en toda la economía estadunidense. El lentísimo crecimiento del empleo se ha visto compensado, por ahora, por la agresiva campaña de Trump para expulsar a los migrantes del país. Con menos gente disponible para trabajar, la tasa de desempleo se ha mantenido estable, en lo que Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, denominó recientemente “un curioso equilibrio”.

Dicho acto de equilibrio es muy visible en el sur de Florida. El estado siempre ha dependido de los migrantes de América Latina y absorbió a muchos de los que llegaron en los últimos años. 

Ahora, tras una intensa oleada de migración interna, la economía del estado ha entrado en una fase de desaceleración, ya que los erráticos aranceles han repelido a los turistas y el aumento del costo de la vida ha limitado el gasto. Según el Banco de la Reserva Federal de Atlanta, la actividad anémica se ha extendido por todo el sureste en los últimos meses.

Al mismo tiempo, con la cooperación de la policía local y estatal, Florida ha registrado un número de detenciones relacionadas con la migración superior al promedio, según unanálisis de Oxford Economics

Aunque ha aumentado, la tasa de desempleo se ha mantenido relativamente baja, en el 3.7 por ciento.

“Hay muchas fuerzas que están enfriando el mercado laboral, ya sean los tipos de interés, el asunto de los aranceles, y luego toda esta incertidumbre y la pausa generalizada”, dijo Ron Hetrick, economista en Jacksonville, Florida, de la empresa de datos sobre el mercado laboral Lightcast. “Es un momento bastante oportuno para experimentar con las deportaciones”.

Es difícil saber cuántos no ciudadanos han dejado de trabajar o han abandonado el país. Los datos laborales federales no son adecuados para hacer un seguimiento de esto en tiempo real.

Lo que parece ser un descenso del número de trabajadores nacidos en el extranjero podría ser también un menor número de personas que responden a las encuestas.

Pero hay una pista: en promedio, los migrantes son más jóvenes y tienen más probabilidades de estar trabajando que la población estadounidense nacida en el país. Si han dejado de buscar trabajo en gran número por miedo a ser detenidos, ese podría ser uno de los factores que esté reduciendo la proporción de la población que trabaja o quiere trabajar.

Deportaciones de migrantes 

Los datos del Departamento de Seguridad Nacional muestran un aumento de las deportaciones. Magdalena Cuprys, quien dirige un bufete de abogados de migración con oficinas en todo Florida, lo ve en su sala de espera. Desde que comenzó la ofensiva de Trump esta primavera, unas cinco personas al día acuden tras haber sido detenidas.

Un hombre llamó tras ser detenido en una parada de camiones, sin saber qué hacer con su camión. Otro fue detenido después de que otro conductor chocara contra su coche, porque no tenía licencia de conducir. Una mujer llamó cuando la Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida descubrió que su marido había pescado un pez de tamaño superior al límite legal, le pidió la documentación y lo detuvo.

Kennedy ha podido mantenerse ocupado con las reformas, pero la construcción de viviendas se ha ralentizado.
Kennedy ha podido mantenerse ocupado con las reformas, pero la construcción de viviendas se ha ralentizado. (Foto: especial)

Cuprys dijo que cada vez era más difícil conseguir su libertad bajo fianza, y que muchos se veían obligados a regresar a sus países de origen. Cada caso representa a alguien que perdió su trabajo o, en ocasiones, la posibilidad de dirigir un negocio.

“Saben que hay gente que les espera para que les corten el césped, les limpien la casa, les cuiden a los niños o lo que se hayan comprometido a hacer”, dijo Cuprys. “Pero saben que no pueden hacerlo: ni siquiera pueden llamar a sus clientes porque no tienen teléfono”.

Esa posibilidad está muy presente en la mente de Mauro Kennedy, arquitecto y contratista a pequeña escala de la zona de Miami, quien desde hace tiempo contrata a trabajadores y artesanos migrantes para que le ayuden a renovar los interiores de condominios envejecidos. 

Casi todos son indocumentados, dijo, y desde principios de año ha sido muy difícil encontrarlos. Para mantenerlos en los trabajos, Kennedy tiene que recogerlos en casa o enviar taxis para que los traigan.

“Es la única forma de que se sientan más o menos seguros”, dijo Kennedy, quien estuvo 17 años sin papeles tras venir de Argentina en 2001. “Tengo mucho cuidado. No quiero jugar con la vida de la gente. Es una locura”.

Kennedy ha podido mantenerse ocupado con las reformas, pero la construcción de viviendas se ha ralentizado en todo el sur, ya que los tipos de interés se han mantenido altos. Eso significa que la demanda de mano de obra no es tan aguda como podría ser.

Control de documentos de migración

En Florida, la ofensiva contra la migración estaba en marcha incluso antes de que Trump volviera al poder. Desde 2023, las empresas de Florida con 25 empleados o más están obligadas a utilizar E-Verify, un control de documentos de migración. Pero los migrantes a quienes se permite trabajar en virtud de programas como el Estatus de Protección Temporal y la libertad condicional humanitaria han podido pasar las inspecciones.

El gobierno trata de poner fin a esos programas lo antes posible, y poco a poco lo ha ido consiguiendo, aunque algunos esfuerzos están paralizados por los tribunales. 

Cuando los empresarios no están tan desesperados por conseguir trabajadores, es más probable que examinen sus expedientes más de cerca para asegurarse de que sus empleados aún cumplen los requisitos.

“Cuanto más ajustado está el mercado laboral, menos quieres hacer ese tipo de cosas”, dijo Madeline Zavodny, profesora de economía de la Universidad del Norte de Florida, especializada en migración.

La sección de Florida del sindicato 1199SEIU, que representa a 30 mil trabajadores de cuidado a la salud del estado, dijo que los estatutos de protección cubrían a la mitad de sus miembros en residencias de ancianos. 

El cuidado a la salud es uno de los pocos sectores que siguen creando empleo en Estados Unidos, y especialmente en Florida, donde la llegada de jubilados exige más camas de hospital y asistencia domiciliaria.

Sin embargo, ese crecimiento podría desacelerarse después de que los republicanos del Congreso aprobaran un proyecto de ley que reducirá el gasto federal de Medicaid en 911 mil millones de dólares en los próximos 10 años. Y hace unas semanas, 32 miembros del sindicato —la mayoría haitianos— fueron despedidos porque su elegibilidad para trabajar estaba a punto de expirar.

Hay una industria de Florida que no está perdiendo trabajadores: la agricultura. El envejecimiento de la fuerza laboral migrante nacional ha obligado a la mayoría de las granjas —sobre todo a las más grandes— a depender casi totalmente de trabajadores mexicanos con visados de temporada. Eso significa que están sustancialmente aislados de la aplicación de las leyes de migración.

nicaragüenses, guatemaltecos y hondureños estaban dispuestos a hacer el trabajo
Pero muchos nicaragüenses, guatemaltecos y hondureños estaban dispuestos a hacer el trabajo. (Foto: Scott McIntyre/The New York Times)


Pero los viveros que suministran plantas ornamentales a las extensas urbanizaciones de Florida son otra historia. Al no poder utilizar los programas de visados estacionales porque trabajan todo el año, dependen de una mano de obra local, mayoritariamente indocumentada.

En los últimos meses, cuando la policía ha patrullado Homestead, en el sur del condado de Miami-Dade, los trabajadores han oído hablar de compañeros de trabajo y amigos desaparecidos. Intentan no salir y se desplazan lo más rápidamente posible entre los campos y sus casas.

Jose, quien pidió no revelar su apellido por miedo a ser deportado, ha trabajado en viveros desde que llegó de El Salvador en 2014. 

Aunque teme que se lo lleven los funcionarios de migración, no quiere dejar a su mujer y a sus hijos nacidos en Estados Unidos, por lo que pretende quedarse todo el tiempo que pueda. Pero el trabajo se ha vuelto más duro, ya que cada vez hay más trabajadores detenidos y no sustituidos.

“Hay que trabajar más o hacer dos trabajos”, dijo José, de 41 años, en español. “La industria está presionando más a los trabajadores, diciéndoles, como quien dice, ‘agradece que te tengo aquí, porque si no Trump te manda a tu país’”.

La cuestión, para muchas empresas, es qué ocurrirá si la economía vuelve a reactivarse y los trabajadores siguen siendo expulsados.

Gary Arkin es propietario de Premier Precast, una planta de fabricación de concreto en Delray Beach, Florida, que fabrica revestimientos personalizados y otros elementos decorativos para edificios. 

Emplea principalmente a obreros que no necesitan mucha formación y ha perdido a varios de ellos desde que empezaron las medidas represivas de Trump. Incluso si ofreciera salarios más altos, dijo, duda que pudiera atraer a trabajadores nacidos en Estados Unidos, quienes pueden ganar más y tener carreras largas en los oficios cualificados. No parecen interesados en el duro y caluroso trabajo de verter hormigón y mover pesadas losas.

“Si la idea de la aplicación de las leyes de inmigración era dar trabajo a más estadounidenses, sería estupendo, si los estadounidenses quisieran el trabajo”, dijo Arkin. “Pero no lo quieren”.
Los grandes proyectos se han visto paralizados.
Los grandes proyectos se han visto paralizados. (Foto: Scott McIntyre/The New York Times)


Durante gran parte del año, la escasez de personal no fue un gran problema. Los grandes proyectos se han visto paralizados por los altos costos de los préstamos y la incertidumbre económica general, por lo que el trabajo ha sido muy lento. Pero ya está empezando a cambiar, y Arkin busca con ansias más trabajadores.

“Si los tipos de interés bajan algo, el mercado de Florida va a estallar. Hay una serie de grandes edificios que están esperando a ser construidos”, dijo Arkin. “Ahora hay demanda de nuevo, sin oferta. El precio de la mano de obra sube”.

Lydia DePillis reporta sobre la economía estadunidense. Es periodista desde 2009, y le puedes escribir a [email protected].

  • Los erráticos aranceles han repelido a los turistas y aumentado el costo de la vida.
  • Florida ha registrado un número de detenciones superior al promedio


HCM

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