En apenas tres años, Art Toy Con México ha logrado consolidarse como el evento más importante en su tipo dentro del país. Lo que comenzó como una reunión de nicho para entusiastas del diseño de figuras coleccionables, hoy es un punto de encuentro para artistas emergentes y consagrados, marcas internacionales, compradores especializados y un público ávido de descubrir piezas únicas y limitadas.
La pasión por los designer toys —figuras artísticas que suelen producirse en ediciones pequeñas y personalizadas— ha trascendido fronteras, y este año, México se sumó a una red global de 14 países que celebraron esta convención de manera simultánea.

Hace unas semanas, el mundo del arte, el diseño y la cultura pop convergieron en el Centro Cultural Futurama Buenavista para dar vida a la tercera edición del Art Toy Con México, un festival que ha crecido exponencialmente y que este año se posicionó como una plataforma clave para creadores y coleccionistas de art toys, esas piezas híbridas que combinan arte contemporáneo, escultura y cultura urbana en formatos de juguete.
“El evento que tuvimos en agosto nos hizo darnos cuenta de que en México somos de los principales promotores latinoamericanos de los nuevos talentos dedicados a esto —explicó Hugo Morales, quien junto a Óscar Uziel organizan la convención—. A lo mejor no hay artistas tan internacionales como en otros países, pero hemos ido creciendo y dando un escaparate más grande año con año a los creadores. Empezamos con 45 expositores el primer año, el segundo fueron 98 y en esta ocasión fueron más de 130, entonces se va incrementando el interés de la gente y si es increíble la evolución que se ha tenido y las piezas también de los mismos artistas nuevos. Cada vez hay más nuevos entusiastas de esta corriente y, de los que empezaron en la primera edición, la evolución que han tenido como artistas también es impresionante”.
¿Qué es un Art Toy?
A medio camino entre el juguete y la escultura contemporánea, los art toys se han convertido en una forma de expresión plástica para diseñadores gráficos, ilustradores, tatuadores y artistas urbanos. Estas figuras, que pueden estar hechas de vinil, resina, madera o materiales reciclados, muchas veces no están pensadas para jugar, sino para ser admiradas, exhibidas y, en muchos casos, coleccionadas como inversión.
El atractivo radica en su unicidad: mientras que los juguetes comerciales se producen en masa, los art toys suelen fabricarse en ediciones limitadas, muchas veces intervenidas a mano por el propio artista. Esto los convierte en piezas irrepetibles y altamente deseadas por coleccionistas que buscan lo inusual, lo disruptivo, lo que no se encuentra en tiendas comunes.
“Se vende de todo un poco. Obviamente lo que más se consume son los stickers, porque este año hicimos una dinámica con un álbum, que se vende en 30 pesos, y la idea es ir participando con todos los expositores y una misma temática (en esta ocasión fueron monstruos y leyendas) —añadió Hugo Morales—. Con esa temática, cada uno hace sus stickers y ya sea que los intercambien o los vendan a menor precio de lo que se podrían conseguir en otro sitio; pero aquí hay de todo, obviamente la estrella es el art toy y los juguetes de colección, con precios que van de los 50 a los 10 mil pesos, así que la variedad es enorme”, dijo.

México ha visto crecer notablemente el número de coleccionistas de art toys en la última década. Algunos se han acercado desde el mundo del cómic, otros desde el grafiti o el tatuaje, pero todos coinciden en una cosa: el valor emocional y cultural de estas piezas, pues muchos de estos objetos no sólo decoran repisas, también cuentan historias y representan movimientos sociales o critican realidades políticas, en una estética que mezcla lo lúdico con lo subversivo.
Un evento internacional
Este 2025, el festival se celebró de manera simultánea en ciudades como Nueva York, Buenos Aires, Bogotá, Madrid, São Paulo, Berlín y Tokio, lo que permitió un intercambio cultural y artístico sin precedentes. Artistas mexicanos compartieron cartel con creadores de otras partes del mundo, y el público pudo interactuar directamente con quienes dan vida a estas figuras cargadas de personalidad y originalidad.
Además de la zona de exhibición y venta, el festival cuenta cada año con talleres, charlas y sesiones de customización en vivo, donde los visitantes pueden intervenir sus propias piezas bajo la guía de los expertos. También se realizan concursos de custom art toys, cuyo ganador obtiene piezas de edición limitada o cursos para especializar su técnica.
La experiencia Art Toy Con
La atmósfera del evento es una mezcla vibrante de feria, galería y festival urbano. Cada expositor transforma su stand en un microcosmos visual; hay esculturas minimalistas y criaturas hipercoloridas, homenajes a la cultura pop y exploraciones de lo ancestral, todo conviviendo en un mismo espacio. Para muchos asistentes, este es el único momento del año en el que pueden ver reunidos tantos talentos y estilos en un solo lugar.
Uno de los grandes atractivos es la oportunidad de conseguir customs —figuras intervenidas a mano por un solo artista— que sólo se venden ahí y que muchas veces se agotan en las primeras horas. Algunas de estas piezas ya se cotizan en plataformas internacionales de subastas, muchas veces con precios que alcanzan los miles de dólares.
“Lo que pasa con esas piezas tan caras es que pertenecen a artistas de renombre internacional, aunque es muy relativo. Muchas veces compras una pieza no tan cara y su valor comienza a subir, aunque también puede pasar lo contrario; de repente esas piezas, de ese mismo artista, pierden su valor porque le fue mal en algo o lo acusaron de algo, así que su prestigio se va para abajo y su pieza deja de costar lo mismo. Entonces, no se sabe realmente qué pieza va a costar y cuál no, pues lo que para un influencer no vale hoy, para todas las demás personas es invaluable”, preció el organizador.

Más allá del juguete
El auge del art toy responde también a una necesidad contemporánea de conexión emocional con el arte. En un mundo saturado de imágenes digitales, la posibilidad de tener una pieza física, tangible y con historia, representa un regreso a lo auténtico. Muchos artistas también encuentran en estas figuras una vía de subsistencia creativa, generando ingresos por medio de la venta directa sin intermediarios.
El público que asiste a Art Toy Con México es diverso: desde niños que descubren por primera vez el arte en forma de juguete, hasta coleccionistas veteranos que llevan décadas invirtiendo en piezas únicas. Influencers, curadores de arte, tatuadores, diseñadores y curiosos conviven en un ambiente donde se celebra la creatividad sin etiquetas ni pretensiones.
En ediciones pasadas, el evento ha sido semillero de nuevos talentos, y este año seguramente no fue la excepción. Algunos artistas debutaron presentando su primer toy, mientras que otros regresan con nuevas series y colaboraciones internacionales. La escena mexicana, antes considerada emergente, hoy ya forma parte del circuito global.
“Cada año se acercan a nosotros diferentes artistas, desde los viejos conocidos hasta jóvenes que buscan orientación para empezar a crear sus primeras piezas —asegura Hugo—. Nosotros les damos opciones y nos da gusto ver que, en la gran mayoría de los casos, logran llevar a cabo sus diseños, más allá de si tienen éxito o no. En el caso de los coleccionistas, yo diría que no hay una regla y mi consejo solo sería que compren lo que les guste sin importar si va a ser cara o barata en un futuro. Esta es una afición que mueve sentimientos, recuerdos, emociones y solo quienes compran cada pieza, saben qué es lo que representa para ellos en ese momento”
Pero más allá del valor emocional, hay quienes han entendido que el art toy también puede convertirse en una inversión inteligente. Figuras que hace cinco años costaban 500 pesos hoy se venden en más de 10 mil en tiendas especializadas o en plataformas de subastas. La escasez, la calidad y la firma del artista son factores que inciden en la apreciación de su valor, haciendo de este mercado algo tan atractivo como volátil.
Con cada edición, Art Toy Con México confirma que este fenómeno llegó para quedarse. El coleccionismo ya no se limita a monedas o estampillas: el arte también se puede tener en forma de monstruo de vinil, robot de resina o criatura fantástica que cabe en la palma de la mano. Y en un país como México, donde la creatividad es un lenguaje cotidiano, este universo encuentra un terreno fértil para seguir creciendo.