En medio de un ambiente amistoso y familiar, donde se reflejaba la tristeza pero también la paz, familiares, algunos sacerdotes, amigos y feligreses dieron el último adiós al padre Gerardo Zatarain García la tarde de este sábado.
Tras la celebración eucarística en su memoria, al son del mariachi, se dispusieron a depositar la urna con sus cenizas en los nichos de la parroquia San José.

Los feligreses llegaron desde temprana hora al templo, algunos luciendo la playera albiverde, para acompañar por última vez los restos del querido sacerdote. La urna fue colocada en una mesa de madera debajo del altar, adornada con flores blancas, la foto del padre, una playera del Santos Laguna y una guitarra, instrumento que le gustaba tocar en vida.
Misa exequial y lecturas sagradas
El padre José Luis Escamilla ofició la santa misa exequial, concelebrada por los sacerdotes Juan Manuel Estrada, Carlos Franco Hernández y Víctor Manuel Gómez, ofreciéndola por el eterno descanso del padre Zatarain. Durante la ceremonia, se leyeron las lecturas y el salmo, así como el santo evangelio según San Juan 14, 1-6, donde Jesús recuerda a sus discípulos no perder la paz y asegura que preparará un lugar para ellos.
Recuerdos de un hombre humano y cristiano
En la homilía, el sacerdote Estrada, quien llamaba "Manuelito" al padre Zatarain, recordó su vida: un hombre bueno, lleno de fe, hermano y cristiano. Relató cómo el padre Zatarain ingresó al Seminario a los 10 años y, tras una pausa en su vocación a los 22 años, decidió continuar hasta ser ordenado sacerdote el 22 de agosto de 1981 en la Catedral de Nuestra Señora del Carmen.
Despedida final con música y lágrimas
Durante la comunión, el coro entonó el canto "Hazme un instrumento de tu paz". Al finalizar la eucaristía, su hermana Carmen agradeció a Dios por haberles dado un hermano amoroso y a los asistentes por acompañarlos. Posteriormente, mientras el padre Víctor Gómez cargaba la urna por el pasillo del templo, los fieles se acercaban para tocarla o besarla en señal de despedida.
Finalmente, al son del mariachi y con canciones como "Solamente una vez", "La feria de las flores" y "Ojos españoles", la urna fue depositada junto a monseñor Francisco Castillo, cumpliendo así el último deseo del padre Zatarain.
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