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Un teleférico tan alto como la Pirámide del Sol emergerá del río Pánuco en Tampico

Estéfano Conde, directivo ejecutivo de Grupo IUSA, describe que el futuro Teleférico Interestatal Huasteco será “un paso hacia el futuro”.

En un punto donde el viento huele a sal y el río Pánuco ha sido frontera y unión entre dos estados, la modernidad se prepara para colgarse del cielo. Ahí, un teleférico tan alto como la Pirámide del Sol de Teotihuacán emergerá de las aguas que dividen Tampico, Tamaulipas, y el norte de Veracruz, para convertirse en el más alto de América Latina.


Una estructura que, en palabras de sus impulsores, no solo conectará dos márgenes, sino dos eras. Estéfano Conde, directivo ejecutivo de Grupo IUSA, describe que el futuro Teleférico Interestatal Huasteco será “un paso hacia el futuro”.

En entrevista con MILENIO, Conde explica que tendrá una longitud de 1.2 kilómetros y una capacidad para trasladar diariamente a más de 10 mil personas que cruzan entre el norte de Veracruz y el sur de Tamaulipas.

“En su parte más alta tendrá cerca de 62 metros, será el único teleférico de estas características, el más alto de América Latina porque tendrá la capacidad de librar la altura necesaria para que los barcos que transportan plataformas (petroleras) puedan navegar por el río con seguridad”, expone.

Actualmente, en esta franja del Pánuco operan ocho cruces de lanchas: Paso del Humo, Casa Blanca, Los Cocos, 106, El Zacate, Padilla, El Chachalaco y Emiliano Zapata.

Será, pues, el primer transporte en México diseñado no solo pensando en la gente, sino también en los barcos. Un teleférico suspendido sobre un río por donde aún navegan gigantes. Barcazas empujando plataformas petroleras como castillos flotantes, como recuerdos de una era industrial que aún no se va, mientras sobre ellas pasan, en silencio, las cabinas del nuevo siglo.

La cotidianidad de cruzar el río

El rugido de un motor rompe la calma del Pánuco. Son apenas las cuatro de la madrugada y la oscuridad aún abraza al río, que hasta hace un instante reposaba en silencio. En una frágil lancha, una veintena de sombras humanas navega hacia Tampico. La ciudad aún duerme, mientras estas siluetas se adentran en sus calles apagadas para abordar el transporte que los llevará, como cada mañana, al trabajo.

Apenas amanece, pero su jornada ya está en marcha. Vienen desde Pueblo Viejo, un municipio del norte de Veracruz separado del puerto jaibo apenas por el afluente. Cruzarlo en las pequeñas embarcaciones de pasajeros no toma más de cinco minutos, pero cuando hay creciente o sopla el norte, se juegan la vida en el trayecto.

Pueblo Viejo, Veracruz
Pueblo Viejo, Veracruz | Archivo

Este pueblo de poco más de 55 mil habitantes es, en los hechos, un dormitorio de Tampico. La mayoría de sus residentes estudian o trabajan en la ciudad de las jaibas y los cocodrilos. Van y vienen todos los días. Se han acostumbrado al riesgo de surcar un río por donde también navegan enormes barcos, cargados de acero, petróleo y mercancías de todo tipo.

La creciente provocada a finales de junio y principios de julio por la tormenta tropical Barry en los ríos y lagunas cercanos al Golfo de México elevó el peligro. El caudal arrastra palizada, y su fuerza obliga a las lanchas a esquivar troncos o a luchar para no ser devoradas por la corriente.

En el muelle del Paso del Humo ha sido necesario colocar una suerte de tarimas porque el agua se salió ligeramente de su cauce. Entre las peligrosas tablas que por momentos parece se van a deslizar y caer al río, hacen fila y avanzan miles de pasajeros a lo largo del día.

Miles de pasajeros al día abordan lanchas en el Paso de Humo para ir a sus trabajos
Miles de pasajeros al día abordan lanchas en el Paso de Humo para ir a sus trabajos en Tampico.

Es la colonia California el punto de partida para cruzar hacia la gran ciudad, la que permite a los pueblovejenses desarrollarse y cumplir sus sueños, porque en el norte de Veracruz las oportunidades para crecer son prácticamente nulas.

En Tampico, una ciudad hasta donde llega la caricia de la brisa tibia del Golfo, el futuro comienza a dibujarse en las alturas, con el innovador proyecto para que toda esa población flotante se transporte a través del teleférico que sobrevolará el emblemático río Pánuco. La sola noticia ha causado sensación y dividido opiniones.

Usos y costumbres frente al reto de la modernidad


“Yo no me subiría”, dice Alma, una joven vendedora de trolelotes, cuando se le pregunta cómo ve al futuro Teleférico Interestatal Huasteco. Ella cruza hasta cuatro veces al día, pues vive en Pueblo Viejo pero lleva a sus hijos a la escuela en Tampico, a pesar de que en su municipio ya hay más opciones educativas.

Ve la posible solución de movilidad poco factible, pues “si a la gente le da miedo ir en lancha con nortes de hasta 60 y 70 kilómetros por hora, imagínate a esa altura”, dice.


Don Mario, un hombre que ronda los 70 años, es el conductor más curtido dentro de la Unión de Boteros del Paso del Humo, la cual está integrada por siete lanchas cuyo servicio para cruzar el Pánuco comienza a las cuatro de la madrugada.

Antes de la época negra de la violencia en Tamaulipas, el servicio se brindaba las 24 horas del día, pero la inseguridad los obligó a reducir el horario hasta las 12 de la noche.

Su jornada empieza a la una y media de la tarde y concluye a la medianoche, pero no se le hace pesado porque los botes han sido su vida desde chamaco.

Lanchas salen de Pueblo Viejo hacia Tampico.
Lanchas salen de Pueblo Viejo hacia Tampico.

“Yo nací en los botes, mi papá, mis hermanos, mis tíos, primos, todos nos dedicamos a esto y yo empecé a los 12 años”, recuerda.

No quiere cámaras, pues dice ser solo un empleado y se evita problemas, pero está convencido que el transporte aéreo no funcionará porque la gente es muy temerosa.

En contraste, a sus 82 años, don Alfredo Acosta lo ve como una buena idea, porque cuando hay creciente en el Pánuco subirse a una lancha causa temor.

Efraín Deantes es soldador y viene desde Pueblo Viejo hasta las colonias del norte de Tampico para trabajar de 08:00 a 18:00 horas. Dice que sí usaría el teleférico y más en tiempo de lluvias, pues estima que el riesgo sería menor.

“A veces el río crece y las olas están muy fuertes, así que el teleférico sería buena opción, además que atraería a los turistas y eso tiene sus ventajas”, comenta a su vez un profesor de primaria que viene desde Pánuco y transborda en Pueblo Viejo para llegar a una primaria rural en la Laguna de Cabo Rojo, municipio de Tampico Alto, Veracruz.

Por su parte, el estudiante Luis Lázaro considera que primero se tiene que garantizar la seguridad del transporte, pues le parece peligroso.

Pueblo Viejenses como pasajeros en lanchas
Pueblo Viejenses como pasajeros en lanchas.


Al vendedor ambulante Ángel Martínez le preocupa que una empresa foránea se vaya a llevar todo el recurso económico que genere el transporte de pasajeros. Cree también que si las lanchas dejan de atracar en el muelle de la colonia California, esa zona comercial se perderá.

“Es una fuente muy grande de trabajo para los que aquí vivimos, genera dinero para la misma comunidad, el recurso aquí se queda y el teleférico afectaría la forma de llevar el pan a la casa”.

El matrimonio de doña Guadalupe Guerrero e Ismael García considera: “La modernidad es buena, pero sin afectar a terceros”. Además, no les parece que abran una vía para cerrar otra, como cuando se creó el puente Tampico y se acabaron los chalanes.

El señor Pérez, otro comerciante del Paso del Humo, muestra empatía por las afectaciones que sufrirán los lancheros al perder el pasaje.

“A lo mejor nosotros nos vemos favorecidos porque llegará mucha gente por la emoción de venir en el teleférico, pero se verían afectados los de las lanchas que mueven a miles de personas todos los días”.

El taxista Rosendo Morales menciona que en tiempo de creciente es arriesgado cruzar el Pánuco en lancha, y el teleférico sería la mejor alternativa, pero a la vez reconoce que los actuales operadores serían los más perjudicados con la innovación, y son padres de familia obligados a llevar el sustento a sus hogares.

“Este transporte tiene muchos años, y que lo quiten de repente no está bien”, dice por su lado el abarrotero Marciano del Ángel.

Récord en América Latina

El 26 de mayo pasado se dio a conocer el proyecto que parece sacado de una postal futurista. En una reunión con empresarios e inversionistas de la zona conurbada, el gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, presentó la visión de un sistema de transporte sobre el río Pánuco que no solo facilitaría la movilidad entre la Zona Metropolitana de Tampico y el norte de Veracruz, sino que también podría convertirse en un emblema turístico.

En esa zona, la navegación de barcos de gran calado sobre el Pánuco hace que cualquier construcción deba ser alta. De acuerdo con la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona), la altura máxima permitida a los barcos que navegan sobre el Pánuco llevando cualquier tipo de carga no debe rebasar los 45 metros, pues el puente Tampico (que ya une ambas orillas) tiene una elevación de 50 metros sobre el nivel del río.

Estéfano Conde, de Grupo Iusa, refrenda la promesa de que el Teleférico Interestatal Huasteco será el más alto de América Latina en su tipo. Con sus 62 metros en la parte más alta, será casi tan alto como la Pirámide del Sol de Teotihuacán, que mide 65 metros.

En la Ciudad de México, la altura del teleférico también encuentra sus espejos. Basta mirar la icónica Diana Cazadora: desde la base hasta la punta del arco alcanza poco más de 22 metros. El teleférico sería casi tres veces más alto que esta figura emblemática del Paseo de la Reforma.


O la famosa Torre Latinoamericana, símbolo del viejo y nuevo México, que con sus 44 pisos alcanza los 182 metros. Aunque el teleférico huasteco no competirá en tamaño, su punto más alto sí equivaldrá a pararse en el piso 17 y mirar el mundo desde ahí, con el río Pánuco como escenario.

En América Latina, los teleféricos han dejado de ser meras atracciones turísticas para convertirse en soluciones de movilidad urbana en terrenos complejos. Uno de los más conocidos es Mi Teleférico de La Paz-El Alto, en Bolivia, que opera a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar. Aunque destaca por su altitud geográfica y extensión —con más de 30 kilómetros en operación—, sus torres no alcanzan la altura individual que se plantea para el sistema interestatal del Pánuco.

En Medellín, Colombia, el Metrocable revolucionó la movilidad en zonas de difícil acceso y se convirtió en modelo mundial de integración social mediante transporte aéreo. Su altura máxima ronda los 40 metros, lo suficiente para sobrevolar techos, calles empinadas y quebradas, pero sin necesidad de librar grandes cuerpos de agua ni paso de embarcaciones como en el caso del río Pánuco.

El nuevo Teleférico Interestatal Huasteco, con torres de hasta 62 metros, se posicionará como el más alto en su tipo en toda América Latina, no por estar en las montañas ni sobrevolar cañones, sino por la exigencia técnica de permitir el paso seguro de barcos de gran calado y plataformas petroleras bajo su trazo.

Detalles del proyecto

Para hacer realidad el teleférico, dice el directivo de Iusa, se requiere una inversión de 643.3 millones de pesos y se financiará con recursos privados. Aún no se tiene concluido el proyecto ejecutivo, pero se prevé un horizonte de vida útil de más de 25 años y un tiempo de construcción de 20 meses. En su fase inicial contará con dos estaciones y 15 cabinas, desplazándose a una velocidad promedio de 18 kilómetros por hora.

Las estaciones serán construidas con concreto de bajo mantenimiento y estarán diseñadas para resistir la furia de huracanes.


Además, el proyecto -afirma- no daría la espalda a sus raíces, pues los lancheros que históricamente han conectado a las ciudades ribereñas serán los destinatarios de espacios comerciales para seguir siendo parte activa del ecosistema de movilidad local.

La empresa detrás de esta obra cuenta con la mayor operación de teleféricos en el mundo, sumando hasta mayo de este año más de 60 millones de viajes sin un solo accidente, con 24 kilómetros en funcionamiento y 18 más en construcción, sostiene Estéfano Conde.

Conectividad sustentable

La secretaria de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma) en Tamaulipas, Karina Lartigue, destaca que este proyecto representa un paso firme hacia la modernización del transporte público y la conectividad interestatal con visión sustentable.

“Será un medio de transporte ecológico, eficiente y silencioso; un atractivo turístico y símbolo de identidad regional y traerá un impulso a la integración urbana y económica entre ambas entidades”, comenta a MILENIO.

Martín Pérez San Martín, cronista de Pueblo Viejo, en la orilla veracruzana del Pánuco, avizora al teleférico como una transformación modernista del transporte, pero sobre todo como un detonador del turismo.

“Con el teleférico más personas conocerían nuestros atractivos, porque el monstruo es Tampico, pero acá (en Veracruz) también tenemos lugares hermosos y tenemos playa”.

El historiador reconoce que “la gente podrá aceptarlo o no”, pues en realidad bastan menos de cinco minutos para cruzar el Pánuco en lancha, lo cual es ya una tradición de toda vida.

“No podemos detener esto, es importante unir pueblos”, subraya el cronista de la ciudad cuya actividad principal es la pesca y que debe su nombre a ser el primer asentamiento español en la región del río Pánuco.

La esperanza de progreso

Hoy en día, muchos se preguntan por qué Pueblo Viejo, con sus 471 años de historia, no ha crecido como el lado tamaulipeco. Pérez San Martín narra que esa tierra se mantuvo en el limbo casi 50 años porque ninguno de los dos estados, ni Tamaulipas ni Veracruz, la consideraba como suya. Confía que con la nueva obra el progreso finalmente llegue.

Desde la orilla, el contraste será inevitable: abajo, las plataformas de acero que extraen el hidrocarburo que queda del subsuelo; arriba, el cable que desliza personas hacia un horizonte que se quiere más limpio, más eficiente, más alto.

El teleférico no cruzará solo un río. Cruzará también una historia. Conectará lo que por años estuvo aislado, acortará distancias que la burocracia, el tráfico y la falta de opciones habían convertido en eternas. Y lo hará volando.

JETL

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