El joven italiano Carlo Acutis, considerado el primer 'Santo Millennial', será canonizado en Roma el próximo 27 de abril durante el Jubileo de los Adolescentes. Su figura ha dejado una profunda huella en la juventud, que lo ve como un modelo a seguir y una fuente de inspiración para continuar en el camino de Dios.
¿Quién fue Carlo Acutis?
También conocido como el 'Influencer de Dios' o el 'Ciberapóstol', fue un adolescente italiano que falleció a los 15 años a causa de leucemia, el 12 de octubre de 2006. Fue beatificado el 10 de octubre de 2020, el primer paso hacia la santidad.

Desde entonces, su canonización ha sido esperada con entusiasmo, especialmente tras el reconocimiento de dos milagros atribuidos a su intercesión: la recuperación de Valeria Valverde, una joven costarricense de 21 años que sobrevivió a un grave accidente de bicicleta, y la curación de un niño brasileño con una malformación pancreática.
La historia de Carlo resulta particularmente significativa para los jóvenes de hoy, ya que estaba profundamente conectado con los intereses de la juventud contemporánea.
Amaba los videojuegos y las computadoras, pero lejos de verlos como distracciones, los utilizó como herramientas para compartir su fe católica. Una de sus iniciativas más destacadas fue la creación de un sitio web dedicado a catalogar milagros eucarísticos alrededor del mundo.
En La Laguna, jóvenes católicos que dedican su vida al servicio en las iglesias, comparten cómo Carlo se ha convertido en una figura inspiradora para su caminar espiritual.
"Eucaristía, la autopista para llegar al cielo"
Larissa Guereca Marroquín, responsable del área de Espiritualidad en la Pastoral Juvenil de Torreón, compartió la manera en que Carlo Acutis ha influido en su fe.
“Como todos los santos, Carlo es un modelo para quienes buscamos consuelo en la Iglesia. Al ser joven, nos invita a no desviar la mirada de lo verdaderamente importante: la Eucaristía, que es Cristo. Debería ser nuestro enfoque dentro de la Iglesia, nuestra aspiración. Una de sus frases más conocidas es: ‘La Eucaristía es la autopista para llegar al cielo’.
Rezaba el Rosario todos los días y era un gran devoto de la Virgen María. Son prácticas accesibles para todos los jóvenes: asistir a misa, comulgar, estar en gracia de Dios y rezar el Rosario. Como dice el Evangelio, ‘enciérrate en tu cuarto y ora solo’. Es algo que podemos hacer y que transforma nuestras vidas y las de nuestras familias”, explicó.

"Perdemos el verdadero enfoque en nuestras vidas"
Al preguntarle qué prácticas ha adoptado inspirada en Carlo, Larissa mencionó:
“La Eucaristía y el rezo del Santo Rosario han sido fundamentales en mi casa desde que tengo uso de razón. Hablar de la Virgen María es algo que se me ha inculcado. No debemos olvidar nuestras promesas; ese es el reto de cada día. Las buenas obras hacen menos ruido, pero la verdadera recompensa está en el cielo”.
La joven también celebró que la Iglesia católica tenga un nuevo santo joven.
“Hoy muchos jóvenes están aislados, con la mente en otro mundo. Nos falta un referente como este santito. Perdemos el enfoque, buscamos satisfacciones momentáneas creyendo que eso es todo, pero no lo es”.
Sobre la corta vida de Carlo, expresó:
“Dios siempre tiene el mejor plan para cada uno. Carlo hizo todo lo que debía en su corta vida, y mira el impacto que está teniendo. Aunque murió joven, encontró el sentido de su vida. Cuando supo que tenía leucemia dijo: ‘Estoy listo para ir con Dios’”.
Larissa concluyó con un mensaje para la juventud:
“No nos desanimemos. Aunque todo parezca oscuro, en lo cotidiano y lo simple, Dios nos recuerda que nos ama y que todos tenemos un propósito. También recuerdo otra frase de Carlo: ‘Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias’. Dios nos dio dones únicos para servirle; no debemos limitarnos a ser como los demás. El Señor nos ha llamado por nuestro nombre, y debemos seguir luchando por la Iglesia, incluso a contracorriente”.
"Todos estamos llamados a ala santidad"
Alejandra Vázquez, coordinadora diocesana del Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana en la Diócesis de Gómez Palacio, considera que la canonización de Carlo Acutis es un signo poderoso para los jóvenes.
“Demuestra que se puede vivir la santidad desde la tecnología. No es necesario separarnos del mundo para evangelizar. Podemos usar las redes sociales y las plataformas digitales como herramientas de fe”, explicó.
Destacó que esta figura rompe con la idea de que la santidad requiere aislarse de la vida cotidiana:
“Nos enseña que se puede ser santo desde la rutina diaria y con medios modernos de comunicación”.

Como joven católica, Alejandra se siente feliz por esta canonización:
“Es un ejemplo moderno de santidad. Al pensar en un santo, solemos imaginar a un sacerdote o a alguien con una túnica. Pero Carlo nos hace ver que también podemos ser santos usando jeans, tenis y siendo nosotros mismos. La santidad no clasifica, y eso me llena de esperanza”.
A la pregunta de si todos los jóvenes pueden aspirar a la santidad, respondió:
“Sí. Todos estamos llamados a la santidad. Carlo es un gran ejemplo. Evangelizar desde las redes sociales, como él lo hizo, puede ser muy inspirador para quienes pertenecemos, o incluso para quienes no pertenecen, a la Iglesia”.
"Santidad, ser sólo de Dios"
El padre Eduardo Alejandro Luján Rico, párroco de San Agustín en Torreón y asesor de la Pastoral Juvenil Diocesana, también compartió su visión sobre Carlo Acutis.
“Carlo se apasionó por el Reino de Dios y la vida de Jesús. Lo veía como su ideal, como un modelo. Así como hoy los jóvenes siguen a influencers, para él, Jesús era su mayor inspiración. Incluso en la universidad, Carlo evangelizaba, algo muy poco común entre los jóvenes de hoy”.
Relató que, al enterarse de su enfermedad, Carlo la ofreció como parte de su fe:
“Desde que inició su proceso de conversión, ya era santo. ¿Y qué es santidad? Es ser sólo de Dios. Carlo estaba entregado totalmente. Lo interesante es que conoció la fe no tanto por su familia, sino por su niñera, quien fue su guía espiritual”.
Explicó que el Vaticano estudia cuidadosamente cada paso del proceso de canonización:
“Especialmente los milagros. No es Carlo quien los realiza, sino Dios, por su intercesión. El Papa toma la decisión tras escuchar a la comunidad de fe que lo rodea. Cuando una persona empieza a unir a otros a través de su nombre y testimonio, la Iglesia reconoce que está frente a un verdadero santo”.
Sobre su forma de evangelizar, el padre destacó:
“Carlo fue un joven innovador que usó las redes sociales para hablar de Dios. Hoy, la mayoría las usa para hablar de sí mismo o de cosas banales. Carlo las utilizó para resaltar a Dios y mostrar cómo actúa en cada uno de nosotros, especialmente en los jóvenes”.
Para cerrar, el sacerdote reflexionó:
“La vida de Carlo es un llamado para toda la Iglesia. Nos recuerda que los jóvenes tienen mucho que decir. La pregunta es: ¿Qué tanto nos dejamos ser hijos de Dios? Los jóvenes siguen enfrentando pruebas como él. Debemos permitir que, desde su creatividad, anuncien la fe católica. Ojalá que la vida de Carlo inspire a muchos a no rendirse”.

Los santos mexicanos más recientes
- Juan Diego Cuauhtlatoatzin fue un campesino chichimeca que, según la tradición católica, presenció la aparición de la Virgen de Guadalupe en 1531. Fue beatificado en 1990 y canonizado en 2002 por el Papa Juan Pablo II.
- San José Sánchez del Río, conocido como “Joselito”, fue un niño mártir que murió a los 14 años durante la Guerra Cristera. Nació el 28 de marzo de 1913 en Sahuayo, Michoacán. Se unió a los cristeros a los 13 años, fue capturado en 1928 y ejecutado tras ser torturado. Sus últimas palabras fueron: “¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Santa María de Guadalupe!”. Fue beatificado en 2005 y canonizado por el Papa Francisco en 2016.
- Los niños mártires de Tlaxcala —Cristóbal, Antonio y Juan— fueron tres adolescentes que murieron en el siglo XVI por defender la fe católica. Fueron los primeros laicos mártires de América. Cristóbal murió en 1527, golpeado y quemado por su padre. Antonio y Juan fallecieron en 1529 a manos de pobladores que se oponían a la evangelización. Fueron beatificados en 1990 por Juan Pablo II y canonizados en 2017 por el Papa Francisco.
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