El golf es un deporte de precisión, técnica y estrategia, pero para Carlos y Álvaro Ortiz también es un lazo que refuerza su hermandad. Más allá de los fairways y greens, los hermanos han compartido una trayectoria marcada por el esfuerzo, el crecimiento y la mutua inspiración.
Aunque hoy en día compiten en circuitos distintos, la conexión entre ambos sigue intacta, alimentada por el orgullo y el deseo de verse triunfar.
“Más que presión, es una motivación”, dice Álvaro cuando se le pregunta por su hermano. “Me alegra mucho verlo a él y a Abraham (Ancer) en un gran momento de sus carreras. Es lindo verlos competir y que les esté yendo bien.”
Carlos, quien ha dejado huella en el PGA Tour y el LIV Golf, ha sido un referente para Álvaro. Sin embargo, la relación entre ellos va mucho más allá del deporte. “No hablamos tanto de golf, hablamos como hermanos. Sabemos que esto es solo una parte de nuestra vida, pero lo más importante es nuestra relación y nuestra amistad”, explica Álvaro, dejando claro que el vínculo entre ellos no depende del rendimiento en los torneos.
El deseo de volver a competir juntos
En 2021, Álvaro ganó en Vidanta, un triunfo especial que marcó su camino profesional. Un año después, Carlos se llevó el título en un torneo mientras Álvaro también competía, lo que se convirtió en un impulso adicional para él. “Fue un gran momento, me motivó mucho”, recuerda.
Aunque han tomado caminos distintos en sus carreras, la esperanza de volver a jugar juntos sigue latente. “Extraño compartir torneos con mi hermano y con Abraham. Ojalá pronto podamos volver a coincidir en un mismo tour”, confiesa Álvaro.
La historia de los Ortiz demuestra que el golf es más que un deporte individual; también puede ser un lazo familiar inquebrantable. Con trayectorias exitosas y caminos que inevitablemente se cruzarán de nuevo, Carlos y Álvaro siguen impulsándose mutuamente, sabiendo que su mayor triunfo siempre será el apoyo incondicional entre hermanos.
RGS
