Cultura

‘Umbral’: ficciones para quienes se atreven a dialogar con lo desconocido

Reseña

En su libro más reciente, Roberto Abad suscita una experiencia fantástica que interpela al lector desde el primer saludo hasta el último adiós.

Roberto Abad (Cuernavaca, 1988) ha escrito que, además de sostenerse por fuerzas desconocidas, en el libro fantástico resulta tan importante la elección de la tipografía como la de los forros, la clase de papel y las formas de lectura. Con Umbral (UAM, 2024), Abad parece haber cumplido esta promesa bibliófila al llevar a otro nivel los desafíos creativos y editoriales insinuados previamente en El hombre crucigrama (UNAM, 2023) y en el Breve manual del libro fantástico (UAM, 2020). Sobre todo, el de la utopía de hacer participar a los lectores del libro hasta el punto de volverlos agentes activos de su propia experiencia.

Si bien Umbral es lo que más se acerca a la realización de ese interés, es aquí donde el autor perfila con mayor claridad al lector que imagina: aquel que, apenas inicia la lectura, trastoca su rutina gracias a la persuasión de una cercanía con los enigmas cotidianos, y convierte así lo habitual en una práctica inaudita.

Dice el Diccionario de la lengua española que umbral es “el paso primero y principal de cualquier cosa”, es decir, la tentación hacia otro lugar, un juego de conjeturas… un libro que se asemeja a una ouija o, por qué no, al revés. Así como en las primeras páginas se concierta la inauguración de la lectura con un temible “Hola”, las últimas la cierran con un inexorable “Adiós”. Entre cada uno de estos saludos ritualísticos, propios de una sesión espiritista u oracular, como en el abismo que media entre el “Sí” y el “No” del tablero, hay preguntas y respuestas que el lector se verá orillado a formular. Las crípticas figuras que anteceden a cada uno de los once cuentos que componen Umbral representan y anuncian de manera gráfica su contenido, estableciendo, en complicidad de principios, más que un diálogo, una aleación provechosa de la escritura con el diseño editorial.

La versatilidad de Roberto Abad no se ciñe solo a la formalidad del libro, ya que inventa relatos y personajes, en su mayoría bajo el empleo de la primera persona, de muy distintas condiciones. Por ejemplo, profesionistas divorciados, fanáticos religiosos, artistas posmodernos, etólogos obsesos, adolescentes sagaces o mendigos justicieros. Gente común atravesada por disfunciones ordinarias, cuyos miedos resultan atrozmente familiares; a saber, el encierro y la burocracia impersonal en sitios como hospitales, procuradurías y claustros, la incertidumbre cósmica o la angustia de contestar a un dilema moral que exige un deslinde, siempre impreciso, del bien y del mal.

Además del uso de fundamentos derivados de la microficción, como la elipsis, la brevedad y la estructura mínima del conflicto, antes explotados en Orquesta primitiva (Tierra Adentro, 2015), Abad logra reflejar en Umbral una firme madurez narrativa. Esta no solo lo demuestra la falta de sobrexplicaciones, la calculada utilización de atributos de verosimilitud en personajes y anécdotas (el rutinario ingreso al hospital, la aventura de un coleccionista de libros o la encomienda familiar del cuidado de los hijos), el carácter lógico de las transiciones argumentales o el lenguaje carente de toda afectación, sino también los gestos introspectivos y líricos empleados, entre otras, en oraciones como “todos sabemos que una casa es mejor cuando está iluminada, pues así las cosas encuentran su propio calor”; “el mundo se compone de ensueños y la vida fuera de este es un mapa de ausencias” o, al valorar una manifestación mística de piedad incierta, “un desierto que atrapaba las huellas de caminantes en delirio”.

Más homogéneo y regular en cuanto a la calidad del conjunto de cuentos que, el de por sí notable Cuando las luces aparezcan (Paraíso perdido, 2020), libro de temática ovni que engloba seis relatos algo desiguales en impacto, Umbral es un libro sobresaliente por ser a un tiempo gentil y enigmático, ligero e inteligente. Al realizar un proyecto en el que los mismos relatos son umbrales que invitan a traspasarlos, Abad acerca un género de nicho, mezcla del terror y la fantasía, al gran público, confirmando en el camino su lugar como uno de los cuentistas más singulares de esta generación.

AQ

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Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.notivox.com.mx/cultura/laberinto
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