Cultura

Solo para turistas

Libros | A fuego lento

'Descalza voy contigo', de Antimio Cruz Bustamante, entrelaza una serie de contrastes a través de lo cotidiano en dos distintas épocas y lugares de México.

Descalza voy contigo (Tusquets) se presenta como una de las diez novelas finalistas del Premio Planeta 2021. No hay duda de que ostenta las credenciales suficientes para haber ingresado a ese cuadro de honor: una escritura convencional ideada para llenar las horas de espera en la sala de un aeropuerto o para satisfacer el apetito de lectores que solo consumen libros-chatarra y, sobre todo, una actitud folclorista que mira la realidad con los ojos de un vendedor de baratijas.

Por encima de cualquier consideración, Descalza voy contigo obliga a preguntarse por qué, mientras escribe una historia cuyos escenarios son Tlalpujahua y la sierra de Oaxaca y Cuernavaca y la Ciudad de México, en dos tiempos distintos —1937 y las dos primeras décadas del siglo XXI—, Antimio Cruz Bustamante se dirige a un presunto lector que parece arraigado en cualquier lugar menos en México. Respuesta: porque tenía en mente el Premio Planeta, que alienta la uniformidad y domestica la excentricidad. Por eso a cada tramo de la novela debemos padecer el tono paternalista del guía de turistas: los huacales “son cajas grandes hechas con varas”; “la fiesta de la Independencia de México […] es conocida como El Grito”; a los mexicanos les da por contar su vida al menor gesto de confianza; el “ponche navideño mexicano” se prepara con “manzana, caña de azúcar, tejocotes, ciruelas pasas y guayabas”; la Guelaguetza “reúne danzas de las ocho regiones del estado de Oaxaca”… y así hasta que llegamos a la última página.

Por cierto: la trama de Descalza voy contigo gira alrededor de 50 monedas de oro, cada una de las cuales concede un deseo —amor, sobriedad, dinero, el don del vuelo—, y convoca a un químico sueco ya en el retiro y a su hijo, una niña con poderes chamánicos, una bruja-curandera, un arriero, un minero, una banda de criminales y hasta un dragón. Los avances y las caídas de los personajes inspiran un mensaje enternecedor: en este mundo ordinario también hay cabida para la magia y los milagros.

Al menos en este país de huacales y ponche, y también de Louis Vuitton y champagne, el género novelístico está cada vez más en manos de advenedizos y diletantes. Lo que llamamos gusto, una forma de conocimiento a través de la experiencia estética, se precipita a grandes pasos hacia la depauperación.

AQ

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Roberto Pliego
  • Roberto Pliego
  • (1961) Cursó Letras Hispánicas en la UNAM. Fue subdirector de la revista Nexos. Autor de La estrella de Jorge Campos y 101 preguntas para ser culto, es editor de Laberinto.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.notivox.com.mx/cultura/laberinto
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