Cultura

Machado no entró a la RAE, pero el espectáculo siguió sin él

Café Madrid

La Academia rindió homenaje al poeta con un discurso póstumo y la voz temblorosa de Serrat. Afuera, el país ardía en apagones y robos de cable.

Antonio Machado no ingresó a la Real Academia Española (RAE) “porque no quiso”. Había sido elegido en 1927, escribió el discurso que lo convertiría en académico de número en 1931, pero se murió en 1939 sin haber ocupado la silla V que le correspondía. Así lo dejó claro el otro día el actual director de la docta casa, Santiago Muñoz Machado, en un acto solemne en el que, a manera de homenaje y justicia poética (nunca mejor dicho), se leyó el discurso inacabado del hombre que “hablaba en verso y vivía en poesía” (Gerardo Diego dixit), seguido de una “probable contestación” de Azorín y de la interpretación musical de algunos de sus poemas.

Un día antes había ocurrido el apagón masivo que para muchos fue una señal del Apocalipsis y para todos la constatación de que vivimos en un país que prácticamente no se diferencia de sus excolonias. Aquí, sin embargo, la mayoría de los 500 invitados aparentó no tener cabeza para “minucias tercermundistas” y, vestidos de gala, pusieron toda su atención en el teatrillo montado en honor de Don Antonio. Según se desprende de las primeras páginas de su dichoso discurso, es muy probable que, después de ciertas circunstancias, él sí se hubiera puesto el esmoquin para subir a esta tribuna tan codiciada por decenas de egos intelectuales. Después de todo, no lo olviden, dejó dicho para la posteridad: “Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito”.

La ceremonia quiso saldar esa deuda aprovechando el poder creativo de la memoria para soñar con su ingreso a la corporación. Antes, el señor director se aventuró a ofrecer sus hipótesis acerca de por qué el autor de Campos de Castilla no llegó a hacerlo. Tal vez, dijo, fue porque consideraba que el dictador Antonio Primo de Rivera había impedido el ingreso de Niceto Alcalá Zamora, por quien Don Antonio sentía un profundo respeto (“¿cómo voy a ingresar yo y él no?”). O quizá se debió al exceso de trabajo que tuvo como poeta, profesor y dramaturgo. Aunque también puede ser que sus convicciones políticas lo frenaran, pues fue un activista a favor de la República y en contra del fascismo y luego, cuando los franquistas se pronunciaron a favor de crear un Instituto Nacional de Cultura que, al estilo francés, integrara todas las academias, él no haya querido avalar dicha idea con su ingreso. Asuntos como este, por cierto, fueron los que pusieron una barrera entre su hermano Manuel y él, ya que este último simpatizó con el alzamiento nacionalcatólico que, finalmente, ganó la guerra civil.

En aras de reparar cualquiera de estas situaciones, el actor José Sacristán (ningún parecido físico con Don Antonio) subió al escenario y comenzó a leer: “Me habéis honrado mucho, demasiado, al elegirme académico...” Al discurso titulado “¿Qué es la poesía?” le falta una conclusión, pero las páginas que lo componen “se han convertido en un símbolo literario y en una muestra del pensamiento machadiano”, dijo el director de la casa de las palabras. Ahí encontramos, en efecto, reflexiones como “lo bien dicho me seduce sólo cuando dice algo interesante”, o esta otra: “los poemas modernos están excesivamente lastrados de pensamiento conceptual.”

Siempre se ha creído que Azorín hubiera contestado la alocución de Antonio Machado, así que el dramaturgo y académico Juan Mayorga “interpretó” al autor de La voluntad. “Bienvenido Antonio a la que siempre fue y será tu casa”, dijo y la ovación se desató. Entonces Joan Manuel Serrat subió al escenario y, antes de empezar a cantar Retrato, uno de los temas de su álbum Dedicado a Antonio Machado, poeta, agradeció la invitación con una cita de Gabriel Celaya: “benditos sean los que hacen de la poesía un arma cargada de futuro”. Serrat, todo hay que decirlo, tenía la voz escasa, desafinó y de repente se le olvidó la letra de la canción. Sacó del bolsillo unas hojas y sólo así pudo continuar.

El colofón del acto corrió a cargo del exvicepresidente de España Alfonso Guerra (el socialista que, al llegar al poder junto a Felipe González, dejó una frase para la historia: “vamos a transformar a España y no la va a reconocer ni la madre que la parió”). Guerra es el curador de la exposición Los Machado. Retrato de familia, que después de haberse montado en Sevilla, ahora está a disposición del público madrileño aquí en la RAE y brinda un panorama de todo este clan científico e intelectual. Fuera de esta burbuja solemne, sin embargo, la realidad nos dio otro latigazo: más de seis mil personas quedaron atrapadas en 18 trenes por un robo de cable en la línea de alta velocidad Madrid-Sevilla.

AQ

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Víctor Núñez Jaime
  • Víctor Núñez Jaime
  • Es reportero y escritor. Sus trabajos, en todos los géneros periodísticos, se publican en los principales medios del mundo hispano. Es autor de libros como Los que llegan. Crónicas sobre la migración global (Debate) y ha sido galardonado, entre otros premios, con el Internacional de Periodismo “Mario Vargas Llosa”, el Premio a la “Excelencia Periodística” de la Sociedad Interamericana de Prensa o el “Rey de España” que otorga la Agencia EFE. Escribe en Laberinto desde hace dos décadas.
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Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.notivox.com.mx/cultura/laberinto
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