El grupo especializado León 450, prepara una nueva generación de ejemplares caninos los cuales ya están recibiendo un entrenamiento que los llevará a un campo de trabajo distinto: la búsqueda de cadáveres y elementos óseos enterrados.
Este programa forma parte de la estrategia de especialización de la Unidad K9, que ahora prepara a dos pastores belgas para un tipo de rastreo más complejo, enfocado en escenarios amplios y en condiciones que exigen mayor precisión, el objetivo es tener una cuadrilla de 6 perros especializados para la localización de restos humanos.

De acuerdo a la Fiscalía General del Estado de Guanajuato, en León se han realizado 13 hallazgos en diferentes puntos de la ciudad, que han dejado la localización de 69 indicios, 38 cuerpos, de los cuales se han realizado 353 estudios (odontología, genética y antropología), con lo que solo se ha logrado identificar a 21 personas.
El hallazgo más grande ha sido en la zona cerril denominada Hacienda Arriba, colindante con la carretera de Comanja de Corona.
Sullivan Botello Ramírez, oficial del grupo especializado León 450, explicó que los dos cachorros llevan 4 meses de entrenamiento, esperando que en un promedio de 4 meses más queden listos para la búsqueda de restos humanos.
“Actualmente estamos practicando la búsqueda de cadáveres, elementos óseos que es lo que estamos implementando, estamos metiendo a nuestros nuevos ejemplares en esa nueva área de búsqueda”, confirmó.
La labor no es sencilla. A diferencia del rastreo de drogas, armas o personas vivas, la localización de restos humanos enterrados implica trabajar con pseudoaromas, sustancias químicas que reproducen de manera muy precisa el olor de aquello que se busca. Esta herramienta permite entrenar a los perros sin necesidad de exponerse a materiales reales y con la posibilidad de replicar condiciones específicas de cada caso.
“Se utilizan pseudoaromas que asemeja totalmente el aroma de cualquier elemento que tú quieras encontrar, algún tipo de narcótico, arma o algún tipo de elementos óseos en este caso es lo que estamos implementando”, detalló.
Un trabajo bajo tierra
El entrenamiento para esta especialidad es distinto al de otras áreas de la unidad K9. No se trata solo de olfatear en espacios cerrados o entre equipaje, sino de trabajar en áreas abiertas y de gran extensión, en las que el olor debe atravesar capas de tierra, humedad y otras condiciones que dificultan el rastro.
“Apenas lo estamos implementando, están dos caninos principalmente que estamos metiendo en esa nueva área porque es una búsqueda totalmente diferente, está basado en áreas más grandes, su tipo de trabajo es mucho más complejo, más grande pues tiene que trabajarlo más exacto porque prácticamente está buscando por debajo de la tierra. Entonces es un trabajo más complejo, que lleva más horas de trabajo, pero lo estamos haciendo por lo que estamos viviendo hoy en día”, explicó Botello Ramírez.
Este tipo de búsqueda requiere paciencia y repetición constante. La Unidad K9 entrena a los perros en espacios controlados con diferentes profundidades y tipos de terreno para que aprendan a detectar con precisión la fuente del olor, sin distraerse con otros aromas. Una vez alcanzado un nivel óptimo en entornos simulados, los ejemplares son llevados a escenarios reales.
Actualmente, el proceso de entrenamiento está al 50% de avance. Esto significa que los perros ya han adquirido habilidades clave para identificar los olores simulados, pero aún requieren sesiones prácticas en condiciones que imitan casos reales.
“Nuestros perros llevan un avance del 50 por ciento ya estamos en esa etapa de sacarlos a escenarios reales porque también es necesario esa parte, trabajarlos con pseudo aromas y con ese tipo de trabajo y ya en esta parte de la calle o en áreas abiertas que es donde hemos encontrado ese tipo de situaciones y vamos a implementarlo en esa área, estamos en ese proceso”, explicó.
La duración del adiestramiento varía según el ejemplar. Aunque la metodología es la misma, cada perro tiene un ritmo de aprendizaje propio, determinado por su capacidad de concentración, su motivación y la experiencia previa que tenga en otras áreas de trabajo.
“En 2, 3 o hasta 6 meses dependiendo de la evolución del perro, estaremos sacando a operación a esos caninos”, confirmó.
Los protagonistas: dos pastores belgas
En esta primera etapa, los protagonistas son dos pastores belgas malinois, una raza reconocida por su energía, resistencia y alto nivel de obediencia. Estos ejemplares, que actualmente forman parte de la plantilla activa del grupo especializado León 450, han mostrado aptitudes destacadas en el rastreo y están siendo preparados exclusivamente para la nueva misión.
Este entrenamiento representa una nueva fase para la Unidad K9 de León. Apenas hace unas semanas, el municipio despidió a varios perros policías que se jubilaron tras años de servicio en detección de narcóticos, armas y búsqueda de personas.
Su salida abrió paso a una nueva generación de caninos que, más allá de continuar las funciones tradicionales, se sumarán a tareas que hasta ahora no estaban plenamente desarrolladas en la ciudad.
El oficial Botello recuerda que, así como los perros jubilados dejaron un legado de servicio, los nuevos ejemplares también serán parte de un trabajo silencioso pero vital: localizar restos humanos y ayudar a resolver casos que, de otra manera, podrían permanecer en el anonimato.
En un contexto en el que las búsquedas de personas desaparecidas y las investigaciones en campo se han vuelto más frecuentes, la implementación de esta especialidad no solo fortalece las capacidades operativas de la Policía de León, sino que también abre una ventana de colaboración con otros cuerpos de seguridad y colectivos de búsqueda.
Se explicó que el uso de pseudoaromas y la formación en detección bajo tierra colocan a la Unidad K9 de León en una línea de especialización que, en otras ciudades, ha demostrado resultados positivos. Este tipo de entrenamiento no sustituye otras funciones, pero sí amplía el rango de acción de los equipos caninos, permitiendo que en una sola corporación se concentren diferentes habilidades para casos de emergencia.
A medida que los dos pastores belgas avancen en su preparación, se prevé que puedan participar en operativos de apoyo a investigaciones criminales y en colaboración con autoridades estatales y federales. Su misión será detectar lo que el ojo humano no ve, guiados únicamente por el olfato y la disciplina adquirida en meses de entrenamiento.
Para Botello Ramírez Sullivan, la meta es clara: que en pocos meses estos caninos estén listos para salir al campo y marcar la diferencia en investigaciones que requieren precisión y resultados.