Por más de 20 años, don Manuel Vázquez ha dado nueva vida a miles de guantes de beisbol que han llegado a su taller artesanal, uno de los tres de su tipo que existen en Nuevo León.
El ex beisbolista, con conocimiento de talabartería gracias al oficio familiar, inició esta labor por la necesidad de reparar el suyo durante su época de jugador, pero poco a poco su trabajo fue reconocido y lo impulsó a realizar varios arreglos a los accesorios de sus compañeros de equipo. En 2003 fue cuando arrancó de manera profesional en este negocio.
Don Manuel, de 61 años, confía en que ese arte de transformación perdure por muchos años, ya que por el alto costo de los guantes (más de dos mil pesos), la mayoría de los peloteros opta por la reconstrucción.
Recordó que además de dar trabajo a personal, intentó enseñar sus conocimientos, pero todos desistieron, quizá por lo preciso y minucioso que requiere el proceso de reconstrucción del guante.
Destacó que existen dos negocios más dedicados a esta labor, uno de ellos en el municipio de Santa Catarina, justamente de una persona que se inició con él y con quien actualmente hay coordinación para dar mejor trabajo a sus clientes.
El maestro detalló que lo más difícil en su reparación han sido los guantes de modelos anteriores, por especificaciones especiales, pero destacó que a todos hay que tener atención en las correas principales, los dedales, canasta palma baja y palma perimetral.
Lo más satisfactorio en su trabajo fue regalar su oficio para todos aquellos peloteritos de Ligas Pequeñas que jugaban con unos guantes muy desgastados, debido a las carencias para adquirir unos nuevos.
Pero también ha sido grato para él haber tenido entre sus manos manoplas especiales, por su característica propia o por la historia misma.
Entre los consejos que da don Manuel a los usuarios de los guantes, para darles mayor vida, es “dormirlos” o reposarlos con una bola.