La colectiva feminista Mujer Manglar denunció este viernes 29 de agosto que actuarios acudieron a un domicilio de Ciudad Madero para retirar por la fuerza a la hija de Gabriela Salazar quien denunció a su ex pareja por violencia familiar.

Denuncian irregularidades en presunta orden judicial
De acuerdo con el comunicado emitido por la agrupación, el proceder de las autoridades fue violento e irregular y es que la orden judicial señalaba que Gabriela no había atendido los requerimientos del proceso legal; sin embargo, aseguran que ella nunca fue notificada.
Con base en esa supuesta omisión, una juez determinó otorgar la custodia a Alejandro "Á", supuesto dentista, acusado hace un año de presuntamente agredir a Gabriela y a la propia menor.
La colectiva sostuvo que en esta actuación se violentaron los derechos tanto de la madre como de la niña y acusó que el procedimiento estuvo “amañado”, lo que derivó en una resolución que pone en riesgo el bienestar de la menor.
“Denunciamos este hecho en el cuál se han violentado los derechos de Gaby, pero sobre todo de la menor.
No nos sorprende para nada, que este proceso amañado haya tenido como resultado una afectación tan grave a la menor, porque sabemos que la justicia tiene un precio y se acomoda a quién mejor paga, pero no nos vamos a callar, denunciamos y exigimos se garantice el bien superior de la menor, toda vez que se le está dejando enanos de un violentador”.
“Denunciamos y exigimos se garantice el interés superior de la niña, toda vez que se le está dejando en manos de un violentador. Gaby no está sola”, señala el pronunciamiento de Mujer Manglar.
¿Quién es Gabriela Salazar?
El pasado 1 de julio, el colectivo Feminista Mujer Manglar dufindio la historia de Gabriela, una madre que vivió más de 10 años violencia familiar.
“Gaby vivió diez años de múltiples violencias por parte de aquel que decía amarla; ella perdonó una y otra vez, porque como muchas mujeres Gaby fue educada para ser la sanadora de su pareja; Gaby creyó cada vez que él le prometía que iba a cambiar que así sería y que su amor lo ayudaría a sanar. No fue así, la violencia fue escalando cada vez más. Gaby, llena de amor y miedo, luchó por cumplir su sueño de ser madre, pensando que ello sería bueno para ambos y que, al convertirse en padre, él cambiaría, fue todo lo contrario, la violencia pasó también a su pequeña hija.”