Comunidad
  • El cristal entra a las reuniones de Alcohólicos Anónimos y desplaza al alcohol

  • Los adictos únicamente al alcohol se extinguen y son sustituidos por jóvenes enganchados a metanfetaminas. Los padrinos aplican los mismos 12 pasos a enfermos con daños psiquiátricos.
El alcohol dejó de ser la droga principal para los jóvenes dentro de los centros AA. | Especial

Cuando Bill y Bob fundaron el programa de Alcohólicos Anónimos (AA) en 1935 jamás imaginaron que, casi 90 años después, los “alcohólicos puros" —aquellos que solo consumían alcohol y sufrían por su adicción— se extinguirían gradualmente.

En 2025, los grupos de AA, las clínicas de rehabilitación y los anexos que siguen el modelo de los 12 pasos ya casi no reciben a los alcohólicos de la vieja guardia. Hoy las salas se llenan de personas adictas a sustancias como el cristal, la cocaína, el crack, los solventes y la marihuana. Para algunos, el alcohol ni siquiera es su principal droga, lo que representa un desafío para los líderes de AA, ya que estos nuevos adictos presentan daños psiquiátricos irreversibles debido a los químicos que acompañan a estas drogas.

Aldo G., director de la clínica "Cread, una oportunidad más", se considera un fiel miembro de Alcohólicos Anónimos. Me recibe con un café fuerte, como es tradición en las reuniones de AA, y abre las puertas de su clínica ubicada en el sur poniente de la Ciudad de México. Allí alrededor de 30 hombres y mujeres luchan contra diversas adicciones y están decididos a desintoxicarse en un proceso que dura poco más de tres meses.

cristal

Sin embargo, al finalizar la desintoxicación, el seguimiento se realiza fuera de la clínica y el porcentaje de recuperación es alarmantemente bajo: apenas un 10% logra mantenerse libre de recaídas. Muchos regresan, algunos nunca vuelven y otros enfrentan finales trágicos, desde la cárcel hasta la muerte. Curiosamente, pocos son sólo alcohólicos; muchos ni siquiera beben, sino que se dirigen directamente hacia otras drogas.

"Cread, una oportunidad más" está ubicada en el sur poniente
La clínica "Cread, una oportunidad más" está ubicada en el sur poniente de la Ciudad de México. | Javier Ríos

Aldo, quien lleva tres años sobrio tras 18 años de adicción y recaídas, recuerda su primer ingreso a una clínica a los 27 años debido al consumo de crack y alcohol. Después de tres meses tuvo una recaída inmediata. Su siguiente paso fue un internamiento en un anexo, donde la comida era insípida y repetitiva, y las condiciones eran de hacinamiento y malos tratos.

“Saliendo de ahí estuve sobrio durante ocho años. Lo logré porque me sumergí en un grupo de AA, pero cuando me cansé, me alejé, volví a caer y esta vez más profundo”, comparte mientras enciende un cigarrillo.

Entre 2007 y 2012, cuando Aldo estaba sobrio en AA, el patrón de consumo entre sus compañeros era un cóctel de alcohol, solventes y marihuana. Sin embargo, al regresar en 2017, se dio cuenta de que el panorama había cambiado drásticamente: el cristal —una droga sintética compuesta por desoxiefredina, tóxica y altamente adictiva— había comenzado a dominar entre los miembros del grupo.

12 pasos para alcohol, solventes y cristal

Esta experiencia se alinea con las cifras oficiales, ya que el consumo de cristal creció un 218% entre 2017 y 2022, según la Secretaría de Salud, que también reportó que esta droga se convirtió en la más consumida durante la pandemia.

consumo

El cristal es devastador y causa un deterioro prematuro. El 20% de quienes llegan a rehabilitación provienen de contextos de calle y pierden todo por su consumo. Muchos lo fuman, inhalan o inyectan, y pueden llegar a consumir hasta 11 veces al día con un costo promedio de 50 pesos por dosis.

“De las drogas es quizá la más barata y la que engancha a los más jóvenes. Yo tengo en la clínica a niños de 14 años con un consumo importante de cristal, la vida destruida y un cerebro notoriamente afectado. Algunos ni siquiera han probado el alcohol, sin embargo, aplicamos los mismos 12 pasos de recuperación, porque, al final, el adicto es adicto y hasta ahora no conocemos otra forma de ayudarles”, confiesa Aldo.
El cristal se convirtió en la droga más consumida durante la pandemia
El cristal se convirtió en la droga más consumida durante la pandemia por covid-19, de acuerdo con la SSA. | Shutterstock

La enfermedad ha mutado. Los “alcohólicos puros” que llegaban a los grupos por ayuda ya no aparecen y sólo quedan los veteranos, gente muy mayor que lleva más de una década sin beber y que cada noche en las juntas escucha historias de los nuevos adictos que no cayeron en el abismo por el alcohol, sino por otra sustancia de impacto.

“Entre los adictos tenemos un dicho: el programa de AA es para quien lo quiere y no para quien lo necesita; es decir, quien llega a nuestro grupo es porque busca ayuda y, sea cual sea su adicción, nuestro deber es ayudarle. Muchos llegan y no regresan y no es porque no lo necesiten, sino porque no han tocado un fondo de sufrimiento que los haga volver”, dice Aldo.
El porcentaje de recuperación fuera de la clínica es bajo
El porcentaje de recuperación fuera de la clínica es alarmantemente bajo. | Shutterstock

La tendencia es respaldada, de nuevo, por las estadísticas: el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones presentó un informe en 2024 que registró 179 mil 342 casos de atención por consumo de sustancias. El 49.1% solicitó tratamiento por uso de metanfetaminas, seguido del alcohol (21.8%), la mariguana (13.3%) y la cocaína (6.8%).

EL DATO

Consumo de drogas en México

El consumo de metanfetaminas y éxtasis aumentó en México un 400% durante la última década y el promedio de edad de las personas que usan este tipo de drogas sintéticas fue de 30 años; un 84.8% son hombres y un 14.2% son mujeres, según el mismo informe.

Esa nueva población con adicciones más potentes es un reto para un programa como AA, que cuenta con 123 mil grupos en todo el mundo, cuya literatura ha sido traducida a más de 100 idiomas y que funciona exactamente igual que en 1935.

En México existen unos 13 mil grupos que abren sus puertas para cualquiera que desee recuperarse de la adicción. “La que sea”, dice Aldo, quien recuerda que la enfermedad es progresiva, mortal y que detrás de cualquier abuso de sustancias hay un dolor profundo que se trabaja con el programa de 12 pasos.

“Aceptar la derrota ante nuestra droga de impacto y que somos ingobernables es parte de nuestra sanación. Lo más importante es confiar en que un Ser Superior nos ayudará a salir del alcohol, del cristal, de la piedra, de la marihuana, de los solventes y del fondo al que hemos caído”.

Poliusuarios, el reto de la tradición de AA

El alcohol es la principal droga legal de uso en México. Es un grave problema de salud pública que ocasiona más de 60 enfermedades, como la cirrosis hepática, y al menos siete tipos diferentes de cáncer, así como problemas neurológicos y del sistema inmune. Su consumo es un factor de riesgo para accidentes de tránsito, caídas, ahogamientos, riñas, violencia, conductas sexuales de alto riesgo, embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

Alcohol y tabaco en México

Según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas Alcohol y Tabaco, un 71% de los mexicanos de entre 12 y 65 años ha consumido alcohol una vez en la vida, pero sólo el 2.2% ha generado dependencia.

En el caso de las drogas ilegales, un 10.3% de los mexicanos de la misma edad han consumido alguna vez algún tipo de droga y el 0.6% genera dependencia.

La evidencia científica muestra que la interacción de factores como familia, escuela, amigos, el espacio físico y el aspecto socioeconómico aumentan la vulnerabilidad de una persona frente al consumo de sustancias psicoactivas y a desarrollar trastornos relacionados con el abuso.

A ese problema se suma el consumo intencional de polisustancias, es decir, cuando una persona toma una droga para aumentar o disminuir los efectos de una droga diferente o quiere experimentar los efectos de la combinación. Por ejemplo, combinar cocaína con alcohol o cristal con opioides sintéticos. La curiosidad lleva a muchos a adentrarse en un mundo del que difícilmente salen bien librados.

alcohol y otras drogas

Aldo conocen bien el patrón: usan crack o cristal y después de unas horas —si no siguen consumiendo— llega “la malilla”, es decir, un síndrome de abstinencia que viene con dolor en el pecho, sudor excesivo, temblores, dolor de cuerpo y un malestar emocional que llega a la paranoia. Y ahí es cuando los adictos consumen alcohol para aminorar los síntomas de la falta de drogas.

El programa de Alcohólicos Anónimos cuenta con 123 mil grupos
El programa de Alcohólicos Anónimos cuenta con 123 mil grupos en todo el mundo. | Ariel Ojeda

Llegaron los ‘psiquis’

“Llegó al anexo totalmente fuera de sí. Lo recogimos en su casa completamente descolocado y violento. Todo el camino, de unos 30 minutos, intentó bajarse de la camioneta. Decía que lo venían persiguiendo, que lo querían matar. Llegando a la casa donde se ubica el anexo lo dejamos en una habitación sola y tardó 10 minutos en romper los vidrios e intentar matarse.
“Lo controlamos ese día, pero así siguieron por lo menos 15 días más. Tardó un mes para que dejara de ladrar como perro y más o menos poder sostener una conversación. Los que consumen cristal siempre tardan en bajarse de su nube un par de semanas y no tienen ni conciencia para entender la literatura de AA, así que primero tenemos que desintoxicarlos y con el paso de los días intentar que vuelvan a ser autónomos”, cuenta Alfredo O., director de un anexo con cien internos en la sur de la Ciudad de México, quien prefiere mantener el anonimato.

Además de los crikos —como les llaman a los consumidores de cristal— también están los psiquis, cuyo estado mental es inestable, no logran poner atención en las juntas, no entienden el programa y tardan mucho comprender qué hacen encerrados y cuál es el propósito de su estancia.

“Nos los trae la familia porque no saben que hacer con ellos. En los psiquiátricos tardan en atenderlos y en sus casas es imposible contenerlos. Es un problema por el que cobramos mil pesos a la semana y, por los menos, logramos que dejen de consumir un tiempo. Sí hay casos de éxito, pero honestamente son los mínimos, porque el daño es mucho.
“No es que el proceso no funcione, sino que con ellos primero tenemos que aclararles la mente y la única forma que conocemos es quitándoles la sustancia, que escuchen las experiencias de otros y la oración”, dice Alfredo, mientras recuerda que hace 10 años, cuando él tocó fondo por consumo de cocaína y alcohol, no existían los psiquis en los grupos.

Muchos consumidores llegan a AA por medio de sus familias
Muchos consumidores llegan a AA por medio de sus familias, sin entender qué hacen en aquel lugar. | Javier Ríos

“Bienvenido al mundo de los iguales”

Los 12 pasos están pensados para aliviar al adicto de un dolor más profundo que se esconde con el consumo. Richard Tex Tex es padrino desde hace más de una década y dirige un grupo de cuarto y quinto paso, es decir, un modelo de retiro de autoayuda donde los participantes realizan un inventario moral y una confesión de sus defectos para sobrellevar la adicción.

El cuarto paso te invita a escribir un inventario moral de ti mismo, sin miedo, con una profunda autorreflexión que te lleve a identificar tus defectos de carácter y cómo contribuyeron a tu adicción. El quinto paso te pide admitir ante un poder superior, ante ti mismo y ante otra persona la naturaleza exacta de tus errores.

Richard estuvo preso por 15 años debido a su adicción a la piedra
Richard estuvo preso por 15 años debido a su adicción a la piedra. | Cortesía

El grupo de Tex Tex está en Santa Fe, al poniente de la ciudad, y entre un sorbo de café y una fumada al cigarro dice que en su terreno todos los adictos son iguales. A nadie se le juzga y todos trabajan con su dolor, pues el grupo cree que para aliviar una adicción hay que ir a la raíz del dolor que la provoca.

Richard Tex Tex tiene más de cinco décadas de edad y desde la primera comenzó a beber. Siendo menor de edad conoció la piedra, una mezcla de cocaína y amoníaco que se consume en trozos que se venden como residuros de cocaína. 

Esa fue su droga de impacto. Llegó a la cárcel por robar para comprar una dosis más y dentro del Reclusorio Norte conoció AA. Su adicción lo convirtió en preso por 15 años.

“No me di cuenta en qué momento perdí el control. Siempre en miente estaba la idea de que podía parar cuando yo quisiera. La realidad es que yo trataba de esconder aquel dolor que había en mí. Muchas veces le pedí a Dios no amanecer porque sabía que iba terminar igual, hasta que llegue a un grupo y reconocí que tenía un problema.
“Así te metas lo que te metas, lo único que sé es que un adicto necesita amor, ser comprendido, sentir que vale. Cuando los adictos llegan a un grupo lo hacen dolidos, enojados, culpables, fracasados, y lo primero que tenemos que darles como grupo es el sentido de la pertenencia, que sepan que valen. Les damos la oportunidad de merecer a pesar de todo el daño que han causado”, dice el padrino.

Cuando alguien cruza la puerta de este grupo de AA de cuarto y quinto paso, Richard Tex Tex les dice una frase infalible: “Bienvenido al mundo de los iguales, porque, cualquiera que sea tu infierno, aquí te vamos a ayudar”.

“Aquí le hablamos a la enfermedad tenga la mutación que tenga. Si la enfermedad del alcoholismo mutó, pues también como grupo debemos buscar un remedio. No puedes hablarle igual a un consumidor de cristal que a un alcohólico. La medicina tiene que ser diferente aunque con los mismos ingredientes: amor y comprensión ala adicto”, dice Tex Tex.
'Richard Tex Tex' es padrino desde hace más de una década
'Richard Tex Tex' es padrino desde hace más de una década. | Cortesía

Porque la enfermedad, agrega, es esencialmente emocional. “Son fracturas que arrastramos desde la infancia, heridas del alma relacionadas con el abandono, el rechazo, la humillación, y usamos el consumo como una muleta para escapar de la realidad. Antes, en 1935, cuando surgió AA, las personas escapaban de su realidad con lo que tenían, como el alcohol. Hoy, el enfermo tiene muchas más sustancias para huir de su realidad, y usará lo que le venden en las calles”.

Richad Tex Tex confía ciegamente en el programa. Asegura que está comprobado que salva vidas. En su grupo, y otros, los individuos encontrarán toda la comprensión que necesitan. “La lucha no es contra ellos ni contra la sustancia, es contra la enfermedad. Al final, ese es el propósito: salvar vidas y ayudarnos entre el mundo de los iguales”, sigue.

Aunque la misión de AA de salvar vidas en un mundo de iguales se mantiene, los tiempos han cambiado: es el fin de los “alcohólicos puros” y el inicio de la era de los psiquis. Y mientras no se invente un nuevo programa, los 12 pasos seguirán intentando contener el sufrimiento.


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Cinthya Sánchez
  • Cinthya Sánchez
  • Periodista y Productora de Contenido. La investigación de sus historias se ha contado en libros, documentales y series. Ha recibido Mención Honorífica en el Premio Nacional Rostros de la Discriminación
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