Ciencia y Salud

Paisajes “de otro planeta” y cerca de 40 especies nuevas: así fue el proyecto que llevó el fondo marino a YouTube

En entrevista con Notivox el biólogo Gregorio Bigatti compartió detalles sobre la expedición viral que exploró el mar a 3 mil 900 metros de profundidad.

En medio de una oscuridad abismal y a través de un robot operado vía remota, un grupo de 30 científicos se adentro, por 21 días, a las entrañas del cañón submarino Mar del Plata, ubicado en aguas poco exploradas del Atlántico sur.

La exploración transmitida en vivo y en directo por YouTube y Twitch iluminó la penumbra oceánica, develando hipnotizantes criaturas de formas improbables.


Chanchitos marinos, corales multicolor, esponjas carnívoras, pequeños pulpos alados, campos de ‘remolachas’ y hasta una estrella 'nalgona' fueron observados por miles gracias a Underwater Oasis of Mar Del Plata Canyon: Talud Continental IV, expedición impulsada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina y financiada por diferentes instituciones del mundo.

“Pudimos llegar hasta las profundidades de hasta 3 mil 900 metros. Pudimos ver muchos ambientes que no habíamos visto nunca, animales vivos, sus comportamientos. Vimos zonas a las que no podemos llegar con las técnicas de antes”, comparte Gregorio Bigatti, doctor en biología, investigador principal del CONICET, y recientemente, rockstar de la ciencia.
El dato

La estrella 'culona'

Durante la expedición las cámaras captaron a una estrella aferrada a una de las paredes submarinas. Lo que llamó la atención fue que tenía una pequeña protuberancia. Debido a la forma y la ubicación, en redes rápidamente la apodaron como la 'estrella culona'. Sin embargo, lo que se captó no era otra cosa que su estómago caído haciendo digestión.

En una entrevista para Notivox el explorador marino hizo énfasis en un punto: esta no es la primera expedición en su tipo. Desde hace más de 10 años el Schmidt Ocean Institute encabeza inmersiones en las que se han podido observar seres igual de fascinantes a los captados recientemente.

Por ello no se explican a cabalidad qué fue lo que ocurrió para que millones de personas de diferentes partes del mundo comenzaran a seguir la transmisión en vivo con la misma pasión con la que ellos miraban las profundidades. 


“La gente lo tomó casi como si fuera un mundial de fútbol ”, bromeó.

Tras días confinados en un buque ubicado a 300 kilómetros del continente no se dieron cuenta del efecto que causaron sino hasta después de pisar tierra. La ciencia con acento argentino y sabor a mate traspasó más de una frontera: además de las muestras recuperadas, la expedición tuvo como fruto 18 millones de visualizaciones así como una infinidad de memes, dibujos y reels recibidos con entusiasmo en diferentes países.

La fascinación no fue para menos, más de una persona confesó que las horas compartidas vía streaming no solo alimentaron su curiosidad por el fondo del mar, sino que además terminaron iluminando sus días.

La campaña explora el cañón submarino Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y escasamente estudiada del Atlántico sur.
Pulpo telescopio (Amphitretus sp.) documentado a 888 metros de profundidad en el cañón de Mar del Plata | CONICET

Los desafíos al explorar el fondo del mar

“Esto es magnífico, sólo pasa en la naturaleza. Esto es algo rarísimo”, se escucha en la transmisión en vivo del 30 de julio, la voz es de Nadia Cerino, mejor conocida como Nadia Cornalina, bióloga marina que cautivó narrando los hallazgos de la expedición. 

Ante sus ojos y los de miles, quedó grabada la imagen de cuatro criaturas unidas en una sola: las condiciones de su hábitat las orillaron a crear su pequeño universo simbiótico.

Se trataba de una pennatulacea (su nombre hace referencia a su parecido con una pluma) que se aferró al fondo blando del océano. Ante la falta de rocas, una ophiuroidea —criatura parecida a una estrella de mar con tentáculos—, se enrolló en ella. Un poco más arriba del mismo eje, una anémona y un octocoral comenzaron a crecer.

“¿Por qué pasa? Porque no hay piedras, no hay nada duro de donde agarrarse. El pennatulaceo logró oponerse en el sustrato y crecer y los demás se colgaron (...) Una locura. Esto es único en la faz de la Tierra”, dijo emocionada.
La campaña explora el cañón submarino Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y escasamente estudiada del Atlántico sur.
Los arrecifes de aguas frías han sido poco estudiados. Pueden llegar a tener miles de años | CONICET

El extraño cuarteto fue hallado y capturado e implicó el uso de tecnología de punta capaz de adaptarse a los desafíos propios del lugar: a más de 3 mil metros de profundidad la presión creada por la columna de agua es tal que puede provocar el colapso instantáneo de los equipos.

No hay condiciones similares en ningún punto de la superficie de la tierra, las temperaturas extremadamente frías (se mantienen entre los 0 y los 4°C) la oscuridad absoluta y las fuertes corrientes marinas dieron como resultado paisajes submarinos que parecen de otro planeta y cuya exploración implicó un proceso constante de prueba y error.

“Había que poner a punto el uso del robot: qué cosas hacer, qué no. Había una decisión continua de que sacar, que no. (...) Los operadores ya sabían algunas cosas, pero muchas otras no: por ejemplo, no sabían cómo tomar las muestras, porque algunos animales son gelatinosos o hay otros que viven en el barro y hay que tomarlos con una bolsa”, recuerda el doctor Bigatti.


¿Qué hay en el fondo?

“Creemos que puede llegar a haber al menos 40 especies nuevas en esta expedición”, adelanta el biólogo, que, como buen seguidor del método científico, es cauto con las aseveraciones.

Dar un número tan pronto resulta complicado: la biodiversidad cambiaba a cada metro que avanzaban debido al ambiente, el tipo de fondo y las condiciones de vida.

Aunque el trabajo a bordo del buque concluyó el 18 de abril, los biólogos tienen en sus manos años de investigación por delante para dar nombre a cada nuevo bicho raro descubierto y descifrar los misterios de los ya conocidos.

“Desde que [el robot] bajó por primera vez, bajó en un jardín de corales con colores similares a los que se ven en zonas tropicales. No lo podíamos creer por el grado de temperatura, no había luz y el oxígeno era bajo. Ver eso ahí es increíble”, dice Gregorio.
La campaña explora el cañón submarino Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y escasamente estudiada del Atlántico sur.
Algunas de las especies que habitan la profundidad marina son ciegas | CONICET

Los corales son como bosques en los que la vida encuentra refugio, su presencia crea comunidades completas a su alrededor. Los de agua fría resultan especialmente impresionantes, de lo poco que se sabe de ellos es que tardan mucho tiempo en llegar a edad reproductiva y que son muy longevos: se estima que algunas especies tienen más de 4 mil años.

En general, las especies del lecho marino parecen desafiar el conocimiento científico. Los investigadores creían que al vivir en temperaturas cercanas a los 0°C apenas se moverían, pero no, una langosta ciega incluso atacó al robot.

Exploración con impactos mínimos 

La huella humana llega a más de 900 metros de profundidad. Entre los nemertinos, el zooplancton y las anémonas se encontraron garrafones de agua y otros residuos generados en la superficie.

Anteriormente para pescar langostino había que pasar una red que se llevaba todo el fondo. La recuperación de la zona tomaba años. Por ello, actualmente buscan que las expediciones tengan impactos mínimos. Con la técnica utilizada por Conicet se toman muestras con precisión evitando daños mayores. 

Al vivir en una noche sin fin, se cree que desarrollaron adaptaciones y sentidos sensibles a señales químicas, como sensores táctiles, olfativos o auditivos, formas de percibir el ambiente aún desconocidas. Comprender cómo funcionan podría ser útil para la medicina y el desarrollo tecnológico en un futuro.

“Veíamos muchos animales que no tenían ojos, que en superficie sí, como algunos caracoles. Después había peces que parecían ciegos, porque tenían el ojo blanco. La mayoría de los invertebrados marinos, como los corales, las estrellas, las anémonas, no tienen brazos, no tienen pies, no tienen cerebro, no tienen cabeza”, añade asombrado.
La campaña explora el cañón submarino Mar del Plata, una región de alta biodiversidad y escasamente estudiada del Atlántico sur.
Algunas especies que habitan en el lecho marino han desarrollado mecanismos para producir luz propia | CONICET

La evolución en el océano deja más preguntas que respuestas, pues tampoco está claro porque aún en la oscuridad es posible encontrar tantos colores o cómo es que las células hallaron el camino para crear su propia luz.

Con una superficie de más de 360 millones de kilómetros cuadrados y un abismo de más de 11 mil metros, el mar aún resguarda paisajes desconocidos. El investigador de CONICET espera que haya suficiente tiempo, pero sobre todo, presupuesto para seguir explorándolos.


Por ahora hay pequeñas grandes certezas como por ejemplo, que los chanchitos (como bautizaron a un grupo de pepinos de mar transparentes) se alimentan de nieve marina y ruedan cuando se asustan. O que las estrellas son carnívoras y se les abulta el estómago después de comer.

También que ningún ser que habita en el planeta puede sobrevivir sin otros y que aún en las condiciones más extremas, la vida puede crecer.

LHM 


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Lizeth Hernández
  • Lizeth Hernández
  • Más que contar, me gusta escuchar historias. Egresada de la FCPyS, UNAM, escribo para interpretar a una ciudad que se devora a sí misma. Actualmente cubro temas de ciencia, salud y en ocasiones, relatos del pasado.
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