El papel de las madres en la comunidad indígena hñähñu de San Idelfonso, en Tepeji del Río, es muy importante pues son las principales encargadas de preservar la cultura.
Maricela Rivas López, de 52 años de edad y madre de cinco hijas, señala que las mujeres de esta comunidad enfrentan actualmente una batalla por la preservación de la riqueza indígena.
Un sector ignorado
Rememora que antes de que se reconociera el derecho a voto para las mujeres en México, este sector era ignorado totalmente pues opiniones no eran consideradas, denigrándolas.
Luego del reconocimiento, las cosas han cambiado paulatinamente aunque todavía no se alcanza el estado deseado por las mujeres, en particular las que pertenecen a pueblos indígenas.
Machismo
Rivas reconoce que aún existe un machismo arraigado, lo mismo que desigualdad pues no se le da mucha importancia al rol de la mujer en el entorno social.
Pero afirma que la mujer actualmente desempeña una labor fundamental en los pueblos indígenas, pues por ejemplo, en el caso de su comunidad, son quienes están a cargo de la preservación de la cultura hñähñu.
Labor de la mujer
Desde el seno familiar se protege y fomenta la lengua materna, así como las costumbres y tradiciones indígenas, aunque admite que se vive una crisis pues las nuevas generaciones se alejan de sus raíces.
Antes en esta comunidad que colinda con Tula de Allende había un 99.9 por ciento de hablantes de la lengua otomí, pero ahora, con el paso de los años la cifra apenas alcanza el 70 por ciento, según las estimaciones de los propios habitantes.
“Es preocupante la falta de interés de la comunidad”, aunque reconoce que no sólo se debe a eso, sino al sistema que impone para todo el país un modelo de educación que no considera de manera seria a los indígenas, sus lenguas y costumbres.
Dice que ya se ha planteado la problemática en la comunidad, y derivado de ello pidieron que en las escuelas se imparta el hñähñu como taller, pero “los maestros piensan que se les va a quitar su puesto, que ya no van a dar clases en español; ponen muchas trabas para implementar un taller”.
Incluso en algunos casos les han dicho que ello representa un retroceso, pero destaca que es un orgullo ser indígena y por ello lucharán contra la discriminación.
Expone que hay labor para mantener el espíritu de la cosmovisión indígena. “La mujer indígena de nuestra comunidad es un factor muy importante para la conservación de la lengua y de las tradiciones, pero hay una autodiscriminación porque muchos ya no quieren saber de sus raíces y eso es preocupante”.
Históricamente esta comunidad indígena no contempla festejos específicos o rituales para el Día de la madre, las celebraciones que se realizan provienen de los planteles educativos y del gobierno municipal.
Aun así, las mujeres son fundamentales en los rituales que se realizan para pedir por las siembras y para agradecer a la Madre tierra.
Empoderamiento
Desde 2008 Maricela ofrece en el patio de su casa, gratuitamente, un taller de telar de cintura a un grupo de habitantes, principalmente mujeres, como parte de su acción para preservar la cultura.
Ahí convive con muchas madres de la comunidad, quienes en sus trabajos expresan su sentimiento. Además de hacer arte es un espacio de empoderamiento, de apoyo, uno que permite además abordar problemáticas.
El color que eligen para sus telares le brinda a Maricela una señal de lo que viven las mujeres, sus emociones, estados de ánimo. Se acerca con ellas, las apoya para que refuercen su autoestima pues así podrán ser la piedra angular de sus familias y dar fuerza a la cultura indígena.
Así, poco a poco las mujeres indígenas impulsan acciones para empoderarse y reforzar el papel que tienen al frente de sus comunidades como protectoras del legado, ante una sociedad que cambia vertiginosamente por la dinámica mundial.