Gloria Zainos Carreño, de 53 años de edad, tiene un sueño: consolidar su agencia de limpieza que surgió después de perder su trabajo, pero actualmente es empresaria registrada ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Transformó la dificultad en oportunidad y ahora genera empleos bien remunerados con todas las prestaciones como IMSS e Infonavit en una actividad económica que suele ser discriminada por la sociedad.
Porta una playera clara, pantalón a cuadros negros y blancos y carga una bolsa negra entre las manos. Mamá soltera de dos adolescentes de 25 y 24 años, de sonrisa franca, usa lentes y varios anillos. “Sé que nada es fácil, pero seguimos picando piedra, tocando puertas”, dice sentada en una banca del parque Hidalgo.
Hace casi dos años, la agencia de limpieza Zainos surgió de una crisis cuando Gloria se quedó sin trabajo. Es un proyecto de vida que da sustento a su familia y a las personas que laboran en la empresa, la cual ofrece servicio a viviendas de fraccionamientos, laboratorios, oficinas y auditorios.
Al iniciar el proyecto, solo eran Gloria y sus dos hijas, una de ellas egresada de la licenciatura en Derecho. Busca llevar a la agencia a otro nivel y contratar más de 100 colaboradores; sin embargo, considera, la sociedad aún no valora al personal de limpieza, cuya labor, se piensa erróneamente, puede hacer cualquiera.
Discriminación
“No puedes comer dentro” Gloria recibe una petición de limpieza. Revisa qué tan sucio está el inmueble y con ello fija el costo. Al interactuar con los clientes identifica el trato que darán.
Siente tristeza cuando discriminan al personal. “Si no existe un buen trato para mis trabajadores, a quienes ni siquiera les ofrecen un vaso con agua, entonces no damos el servicio”, dice Gloria, quien también trabaja en el área de limpieza de una dependencia.
Recuerda el caso de una trabajadora a quien los dueños le dijeron que no podía comer dentro de la casa, sino en el patio, por lo que Gloria lamenta que el personal de limpieza no sea respetado.
El servicio consiste en lavado de baño, patios, barrer y trapear recámaras, limpiar muebles, marcos y ventanas, detalla.
Experiencia
Gloria cuenta la peor experiencia al frente de la agencia: el dueño de una casa en San Javier, colonia de alta plusvalía en Pachuca, no quería el más mínimo polvo, ni las partículas de fibra que dejan los trapos al limpiar las superficies. Para ello, contrató a nueve personas. Pensó que la exigencia era humillante porque limpiaron en reiteradas ocasiones hasta que ella dijo ya no. Con la mitad del pago cubrió el sueldo de las personas contratadas que iniciaron desde las 8:00 y a las 16:00 horas no podían terminar. Le dijo al dueño: “no somos animales sino seres humanos que, al igual que usted, trabajamos. Quédese con el dinero, se lo regalo”.
A partir de esa vivencia Gloria coteja a clientes para decidir si manda a sus trabajadores. “No expongo a mi gente, prefiero que sea poca ganancia, pero digna”.
Desde Tlaxcala
Originaria de Tlaxcala, llegó a Hidalgo por una oferta de trabajo en la Universidad Autónoma de la entidad (UAEH) y después laboró en una empresa de una marca refresquera. En ese entonces su experiencia le mostró que por lo regular el personal de limpieza carece de prestaciones.
Luego se quedó sin trabajo, con dos hijas, en ese entonces una de ellas cursaba la universidad, además de que debía pagar el arrendamiento de la vivienda, así como agua y luz. Y ella sin dinero. Ante la urgencia de obtener recursos económicos para el día a día, se le ocurrió una idea. Empezó a ofrecer servicios de limpia a través de redes sociales y con ello sobrellevó la crisis.