Dicen que es un tema generacional. “Me relaja leer mi periódico el fin de semana por las mañanas, con un café y poder pasar las hojas de una sección a otra”, dice Mónica, de 45 años. Su hijo Gael, de 19, nunca ha tomado en sus manos esos diarios impresos que desde que era pequeño llegan a su casa, aunque desde los 15 años comenzó a interesarse por el mundo en que vive y se abrazó de las redes sociales para conectar y conocer lo que sucede en el día a día desde su celular.
La verdad es que, sin importar la edad que tengamos o nuestro origen, nuestra forma de acceder a la información ha cambiado mucho en poco tiempo, tanto, que cuesta imaginar ver por la calle a una persona apurada con su periódico doblado bajo el brazo o asomado de su portafolio mientras corre al trabajo. Aunque… a quien le gusta el papel, seguirá siendo fiel.
Hace casi tres décadas, en cuanto los diarios digitales comenzaron a tomar relevancia en el uso de la población, se anunció la “inminente muerte” de los periódicos impresos. The New York Times lanzó su versión digital en 1996 y tres años más tarde los medios estadounidenses que tenían presencia en internet ya superaban la enorme cifra de 2,600.

Casi 30 años después del inicio de aquella transformación, una buena parte de los ingresos de los diarios todavía proviene del papel. “Ante este dato concreto de la realidad, las empresas tienen dos caminos: continuar con la transformación o repensar su estrategia”, expresó Iris Chyi, investigadora y profesora de la Escuela de Periodismo en la Universidad de Texas, en su conferencia Una revisión de la apuesta de los diarios en la digitalización y las implicaciones para el futuro, dictada en 2021.
“Ha habido dos cambios en los usuarios o lectores en los últimos años; hay una tendencia entre las generaciones más recientes a buscar información en tiempo real, compilada en mensajes muy breves con alta velocidad y mínima duración”, explica a Notivox Alma Rosa Alva de la Selva, doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, experta en telecomunicaciones, Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), y brecha digital.
Sin embargo, advierte la investigadora, “los impresos tienen más credibilidad y se les percibe como instituciones mediáticas de confianza, lo que redunda en que tengan mayor fidelidad por parte de sus lectores” que, hay que decirlo, son en su mayoría personas adultas trabajadoras, mayores de 35 años, que si bien también consumen noticias en medios digitales, no dejan de lado un buen periódico, el menos en fin de semana, o uno especializado. Eso es porque, según David Matose, CEO de El Tiempo de Colombia: “El papel sigue siendo un elemento fundamental en cuanto a profundidad y análisis de las noticias, frente a la inmediatez y rapidez de lo digital… Hay al menos dos generaciones que seguirán disfrutando de la lectura profunda en papel y debemos atenderlas con calidad”.

¿Qué quieren los anunciantes?
Si bien la información sigue siendo el rey, no hay que olvidar que los diarios y la gente que los hace necesitan dinero para sobrevivir. En este punto, las ventajas y vulnerabilidades más relevantes se resumen en dos: El acceso a la información y el tiempo de lectura.
Esta dicotomía opera en ambas plataformas, la impresa y la digital, de manera inversamente proporcional. Mientras las redes y los dispositivos móviles brindan inmediatez y acceso a más usuarios en menos tiempo, y permiten conocer las noticias casi al momento que suceden —en tanto la versión física tiene una periodicidad determinada—, los impresos invitan a la permanencia, a realizar lecturas más largas y, en ese sentido, a poner atención a los detalles… y a los anuncios.