La historia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) está marcada por un sinfín de rupturas, traiciones y desencuentros que lo han llevado a su débil posición actual, la cual contrasta con el papel hegemónico que tuvo durante las siete décadas posteriores a la Revolución.
Aunque el declive del partido tricolor sólo puede entenderse como resultado de una serie de reacomodos a lo largo del tiempo, hay dos momentos que se han posicionado como los episodios de mayor crisis: el surgimiento del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a finales de los años ochenta y la renuncia masiva de sus más icónicos militantes en 2023. ¿Qué hubo detrás de cada escenario? En MILENIO te contamos los detalles.
¿Qué provocó la ruptura entre el PRI y su Corriente Democrática?
Los procesos de designación como candidatos a la Presidencia de José López Portillo (en 1975) y Miguel de la Madrid Hurtado (1981) desataron una oleada de críticas al interior del PRI sobre el rumbo que había tomado el instituto político.
Para muchos, el tricolor se había alejado de su papel como portavoz de las luchas revolucionarias para convertirse en un instrumento al servicio del Estado.
En este contexto, se consolidó dentro de la organización un movimiento conocido como la Corriente Democrática, impulsada por militantes que buscaban reformar los estatutos del partido para establecer las bases relacionadas con la selección de candidatos presidenciales.
La primera reunión de esta escisión del PRI tuvo lugar en la casa de Ifigenia Martínez, ex directora de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el 11 de julio de 1986, según investigaciones del escritor Luis Javier Garrido.
En aquel encuentro participaron personajes como Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (entonces gobernador de Michoacán), Porfirio Muñoz Ledo (ex representante de México ante la Organización de las Naciones Unidas), Eduardo Andrade (abogado general de la UNAM) y Rodolfo González Guevara (embajador de México en España), por mencionar algunos.

Durante la reunión se compartieron perspectivas que coincidían en la situación de deterioro del PRI y en la necesidad de erradicar el "dedazo" presidencial, acorde con la información citada por Garrido en su libro La Ruptura.
A lo largo de los meses, los miembros de la Corriente Democrática compartieron sus intenciones con diversos miembros de la cúpula del PRI, incluido el entonces dirigente nacional, Jorge de la Vega Domínguez. Pese a la receptividad que hubo en un primer momento, esta ramificación se percibió como una amenaza de ruptura.
En la XII Asamblea Nacional del PRI, celebrada en marzo de 1987, De la Vega lanzó un llamado contra los inconformes de la organización a que "renuncien a nuestro partido y busquen su afiliación en otras organizaciones políticas". Además, se refirió a ellos como "caballos de Troya".
La fractura en el tricolor quedó evidenciada en octubre de ese mismo año, cuando se oficializó la expulsión de Cuauhtémoc Cárdenas debido a que aceptó ser el candidato presidencial del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), en una clara intención por competir con la designación del PRI: Carlos Salinas de Gortari.
En octubre de 1988, en medio de las múltiples sospechas por los resultados de la elección que llevó a la Presidencia a Salinas, Cárdenas publicó un Llamamiento al pueblo de México, con el que dejó en claro su intención de crear al PRD, partido que quedó consolidado formalmente en mayo del año siguiente.
La presidencia de Alito Moreno y el éxodo de militantes de 2023
El PRI llegó a las elecciones de 2023 con una estructura profundamente desgastada y aferrado a los únicos dos bastiones que le quedaban en el país: Coahuila y el Estado de México.
Su declive ya se había anticipado con los comicios de 2016 y 2021, en los años anteriores, el tricolor tuvo que entregar el poder que, de manera hegemónica, había ejercido en entidades como Colima, Campeche, Quintana Roo, Durango y Tamaulipas.
Tras la jornada electoral del 4 de junio de 2023, la candidata de Morena, Delfina Gómez Álvarez, se alzó con la victoria en la entidad mexiquense, poniéndole fin al amplio dominio priista que se remontaba hasta 1941.
Para muchos militantes del partido, su paulatina pérdida de poder fue percibida como resultado de la dirigencia de Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, quien lidera la organización desde 2019.

Omar Fayad Meneses, ex gobernador de Hidalgo, renunció el 13 de junio de 2023 al PRI luego de décadas de militancia, al considerar que en la institución no había lugar "para quienes queremos aportar desde una perspectiva crítica que construya".
Semanas más tarde, a la salida de Fayad le siguió el éxodo simultáneo de un grupo de legisladores y ex alcaldes inconformes con la presidencia de Moreno Cárdenas, liderados por Miguel Ángel Osorio Chong.
Sin espacio para titubeos, Osorio Chong sostuvo en una conferencia de prensa que "Alejandro Moreno atrapó y destruyó al PRI, lo hizo pedazos". Además, calificó su gestión como "la peor dirigencia de la historia". Junto al ex secretario de Gobernación, también renunciaron al priismo figuras de alta relevancia como Claudia Ruiz Massieu, Eruviel Ávila y Nuvia Mayorga.
En diversas oportunidades, los inconformes acusaron que, bajo el mandato de Moreno Cárdenas, el PRI se había convertido en una fuerza política sin espacio para la pluralidad de opiniones y las críticas.
La dirigencia de Alito Moreno estaba contemplada para terminar en 2023, pero durante sus primeros años de mandato promovió una reforma a los estatutos del partido que le permitieron extender su mandato hasta 2024. En la Asamblea General de ese último año se aprobó una nueva modificación que abrió la puerta para que Moreno permaneciera en su cargo hasta por tres períodos consecutivos.
En septiembre de 2024, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) invalidó los cambios a los documentos básicos del partido, pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), máxima autoridad en la materia, consideró válida la reforma, luego de que Alito Moreno impugnara la resolución previa.
Ante este escenario, que le permitiría a Moreno permanecer al frente del PRI hasta 2032, siguieron las renuncias de ex líderes del tricolor, como Manlio Fabio Beltrones y Alejandra del Moral, ex candidata que perdió en el Estado de México ante Delfina Gómez.
Según datos proporcionados por el INE, el PRI pasó de tener seis millones 764 mil 615 afiliados en junio de 2019 a un millón 411 mil 889 en 2023, lo que se traduce en una disminución del 79 por ciento en su base de militantes.
BM.