Los vapeadores surgieron como una alternativa para dejar de fumar, pero su uso ha derivado en una nueva forma de adicción, especialmente entre menores de edad, debido a su fácil acceso y la percepción errónea de que son menos dañinos que los cigarrillos tradicionales. Sin embargo, estos dispositivos presentan riesgos graves para la salud, incluyendo enfermedades pulmonares, neumonías lipoideas, afecciones cardiovasculares, adicción por alta concentración de nicotina, daño en el aparato reproductor masculino y riesgo de infarto.
Rodrigo de la Torre Sandoval, médico adscrito a la Secretaría de Salud Jalisco, advierte que el consumo de vapeadores inicia cada vez a edades más tempranas: aunque el promedio de inicio está entre los 12 y 17 años, ya se tienen reportes de uso en niños de apenas ocho años en escuelas primarias. El líquido base de estos dispositivos —conocido como “lipstick”— al ser inhalado forma costras dentro del pulmón que provocan inflamación severa, derivando en neumonías lipoideas, una afección altamente cancerígena.
Además, los dispositivos liberan un aerosol que concentra alrededor de 36 miligramos por mililitro de nicotina, lo cual supera ampliamente la cantidad presente en los cigarrillos tradicionales. Esta elevada concentración es uno de los principales factores que generan una dependencia rápida y profunda.

A pesar de los riesgos, el uso de vapeadores se ha normalizado entre adolescentes. Valentín Buenrostro, un joven usuario, relató que comenzó a vapear en reuniones sociales como una opción “menos dañina” al cigarro. Compraba dispositivos por 100 pesos y luego más caros, hasta gastar unos dos mil pesos en seis meses. Dejó de usarlos cuando notó que muchos ya no se vendían en tiendas y solo se conseguían por redes sociales, sin garantías sanitarias. “No me da confianza porque pueden tener sustancias no certificadas y eso pone aún más en riesgo la salud”, dijo.
La facilidad para adquirirlos fuera del mercado formal ha facilitado que lleguen a menores. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017, el 5.9 por ciento de la población entre 12 y 65 años ha probado alguna vez el cigarro electrónico. Y aunque existen restricciones legales, la venta continúa de manera informal, sin control ni supervisión de las sustancias que contienen.
¿Qué sustancias contienen los vapeadores?
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) advirtió en 2022 que, aunque los empaques de los vapeadores solo declaran tres ingredientes, pueden contener hasta 71 sustancias, muchas de ellas tóxicas o cancerígenas, como metales pesados (plomo, níquel y estaño), compuestos orgánicos volátiles y partículas ultrafinas capaces de llegar a los alveolos pulmonares. Algunos dispositivos incluso incluyen tetrahidrocannabinol (THC), componente psicoactivo de la marihuana, sin que los usuarios lo sepan, ya que no son detectables por pruebas rápidas.
El 18 de enero de 2023 entró en vigor el decreto federal que prohíbe la compra, venta, distribución y fabricación de cigarros electrónicos en México. Sin embargo , su comercialización ilegal persiste, sin controles sobre la calidad de los componentes, muchos de los cuales pueden fallar y explotar. “Incluso se han distribuido en primarias, secundarias y preparatorias, pero no existe una norma que obligue a detallar el tipo de plástico, la calidad de la pila o la seguridad del puerto USB”, explicó De la Torre Sandoval.
Expertos han documentado también que la neumonía lipoidea —una inflamación severa causada por la acumulación de lípidos en los pulmones— ha ido en aumento, y aunque sus síntomas pueden parecerse a los de otras enfermedades respiratorias, puede tener consecuencias graves si no se diagnostica a tiempo
SRN