Comunidad

Nacimiento de la Militar Marte se adapta a la 'covidianidad'

Hoy el nacimiento gigante de Iztacalco tiene la peculiaridad de que los peregrinos llevan puestos sus cubrebocas para protegerse del coronavirus.

La familia Ontiveros tiene una tradición inamovible: colocar todas las piezas del nacimiento en un sólo día. El acto no parece excepcional hasta que se piensa en alrededor de mil 400 figuras de porcelana montadas a lo largo y ancho del patio de la casa en la colonia Militar Marte en la alcaldía Iztacalco en la Ciudad de México.

La tradición incluye que el primer sábado de diciembre sesenta de sus miembros viajen desde Cuernavaca, Acapulco, Cancún, Alemania para colocar en su sitio a los pastores, el ganado, los peregrinos, los Reyes Magos y en lo alto de la estructura el pesebre con María, José y el niño Jesús, que es una figura comprada en 1976 en España.

Terminado, la familia come en la banqueta, instalan un tablón e incluso invitan a la gente que pasa por ahí a unirse a la celebración, pero este año la situación cambió. Las tradiciones navideñas tuvieron que adaptarse a la covidianidad que nos ha impuesto la pandemia mundial.

Este 2020 sólo llegaron a la casa veinte miembros de la familia con sus cubrebocas y colocaron únicamente alrededor de cien piezas que ocupan sólo la mitad del patio para evitar las habituales aglomeraciones fuera de la casa en donde hasta se instalan vendedores de comida y una feria de juegos mecánicos. Y es que cada año se arma una verbena popular para ver el nacimiento.

“Queremos continuar con esa tradición, es la unión familiar y todo pero también está la seguridad de las personas por eso este año 2020 no se les va a permitir la entrada al domicilio”, comenta Alfredo Tovar Pérez, en representación de la familia, quien este año no realizó su típica comida comunitaria en la banqueta y decidió colgar una manta que invita a las personas a quedarse en sus casas.

La tradición comenzó en 1927 cuando los Ontiveros vivían en el barrio de Tepito e instalaron un pequeño nacimiento junto a la ventana. Con los años la complejidad de la estructura y el número de personajes fue creciendo hasta que en la prensa lo nombraron como el más grande de la Ciudad de México.

Las familias, generación tras generación, llegaban hasta el patio de los Ontiveros y se transportaban hasta la ciudad de Belén. Al señor Tovar le gusta recibir a los visitantes, eso es lo que más extraña de este año. 

“Cuando salgo, de repente me dan las gracias por ponerlo porque hay señores que vinieron de niños y ahora vienen con los nietos”.

La familia Ontiveros también trató de alentar a los fieles a seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y colocaron cubrebocas a todos los peregrinos.

Aunque hay que decir que lamentablemente no todos acataron la recomendación de la OMS.

¿Por qué el Ángel, José y María no traen cubrebocas?, le pregunto a Tovar, quien nervioso responde que es porque ellos son enviados del cielo, son santos.

“Esperamos que el próximo año podamos abrir de nuevo las puertas. Primeramente Dios el próximo año nos vamos a ver y los vamos a recibir con amor, con cariño y con respeto”, concluye.

FS

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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