Cada año, entre los meses de junio y agosto, los bosques de Nanacamilpa, municipio ubicado en el estado de Tlaxcala, se convierten en el escenario de un espectáculo natural que parece sacado de un cuento de hadas: el avistamiento de luciérnagas.
El equipo de Notivox Puebla visitó La Cañada, centro de avistamiento de luciérnagas, para observar la llamada “danza del amor”, un fenómeno realizado por las luciérnagas que solo pueden apreciarse al caer la noche.

El bosque de coníferas en Nanacamilpa se transforma en un escenario mágico compuesto por árboles que superan los 30 metros de altura, pinos oyameles, encinos y el suelo cubierto de hojarasca húmeda, que en suma crean el escenario perfecto para que las primeras luciérnagas aparezcan tímidamente con su luz.
Luego, en cuestión de minutos, todo alrededor se ilumina, con destellos dorados; un espectáculo que solo dura entre 45 y 60 minutos, donde los espectadores permanecen callados.
Sonia Maldonado, guía acreditada del ejido Miguel Ángel Ortega paraje La Cañada mencionó que las luciérnagas emiten una luz fría y solo es para su cortejo sexual, es decir, para realizar el apareamiento.
“Sólo podemos observar el cortejo que son estas emisiones de luz entre hembras y machos para poder elegir a su pareja y posteriormente poderse aparear”.
Agregó que Nanacamilpa fue el primer municipio tlaxcalteca que detonó el avistamiento de estos insectos, ya que solo se tenía referencia en Michoacán y el Estado de México con la mariposa Monarca.
La gente puede observar a la especie llamada Photinus Palaciosi, una luciérnaga que emerge durante el verano, cuando las condiciones de humedad y recursos son óptimos para su desarrollo.
“Es una luciérnaga color negro, con su linterna y su cabecita es roja, muchas personas piensan que enciende todo su cuerpo cosa que es mentira, solo enciende la parte inferior de su abdomen”.
Añadió que su ciclo de vida es de un año, es decir, que en la temporada 2026 se podrán observar los huevecillos que se depositen en esta temporada 2025, ya que viven un mes pasando por cuatro etapas en su ciclo vital: huevecillo, larva, pupa y al final la luciérnaga adulta, cuando emiten el vuelo.
Nanacamilpa ha sabido preservar este tesoro natural, y hoy en día varias comunidades ofrecen recorridos nocturnos guiados que permiten a los visitantes vivir la experiencia sin alterar el ecosistema.
Los asistentes se desplazan en caminos de tierra, rodeados de pinos y oyameles, que conducen a zonas protegidas donde el uso de linternas, cámaras con flash o cualquier fuente de luz artificial está estrictamente prohibido, para no interrumpir el delicado cortejo.
La experiencia va más allá del espectáculo visual. Es una oportunidad de reconexión con la naturaleza, de contemplación y asombro.
El silencio del bosque solo se rompe por el murmullo del viento entre las ramas y la sorpresa de los visitantes al ver por primera vez cómo las luciérnagas encienden el monte como una constelación viviente.
AAC