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"Vengo de Venezuela, papi": José Luis y su familia conocieron la libertad en su búsqueda por llegar a EU

José Luis y su familia abandonaron su país, cruzaron la selva y llegaron a Pachuca buscando acceso a EU

José Luis viajó durante año y medio por la selva del Darién entre Colombia y Panamá donde falleció su cuñado, también abordó trenes, lanchas y enfrentó junto a su esposa y cinco hijos la violencia de los cárteles de la droga para llegar a una calle de Pachuca y decir: "vengo de Venezuela, papi”.

Migrantes venezolanos 

En Hidalgo, los venezolanos encabezan la lista de personas migrantes presentadas ante el Instituto Nacional de Migración (INM), al superar incluso a guatemaltecos, hondureños, colombianos y cubanos de enero a agosto de 2024, última estadística disponible del gobierno federal.

Ya que en ese lapso de tiempo fueron presentados ante la autoridad migratoria 494 venezolanos. En tanto, las autoridades contabilizaron 165 hondureños, 154 colombianos, 146 cubanos y 82 guatemaltecos, detalla el estudio que no ha presentado datos correspondientes al actual año.

José Luis huye de lo que considera un mal gobierno de Nicolás Maduro, a quien califica como una persona narcisista mientras el pueblo se muere de hambre, y busca protección con su hija que vive en Arkansas City, Estados Unidos. Por tanto, espera, esa es la palabra que define actualmente su vida. Una oportunidad, una puerta abierta para cruzar al país del norte.

Originario de Aragua, es uno de los miles de migrantes que quedaron varados por el recrudecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos. Narra que no ha sido nada fácil llegar hasta la capital del estado.

Es delgado, moreno tostado por el sol, y de conversación fluida y franca. Sin nada que esconder. Tiene su historia que cuenta, unos cuantos pesos en la bolsa que nunca alcanzan, afortunadamente están sus hijos a lado y mucha paciencia para esperar el momento de retomar el viaje, afirma. Mientras sonríe el hombre de 39 años de edad muestra una bandera de su país forrada de plástico, amarilla, azul marino y roja con ocho estrellas blancas. 

José Luis es ingeniero mecánico. Emigró junto con su familia y en Perú limpiaba puentes. Pasaron por Nicaragua, Honduras, Guatemala y Panamá y se encomendó a Dios para que no les pasara nada, para tener fuerzas y siempre caminar hacia adelante. Por eso, solicita apoyo para los latinoamericanos y no juzgarlos pues “hay buenos y malos en todas partes", afirma durante entrevista, junto a dos de sus hijos.

En una comunidad de la periferia de Pachuca, José Luis y su familia pasan la noche, después de un día repleto de calor. Rememoran Aragua, quizá sus playas. Los viernes juegan futbol, se integran a lo cotidiano de la ciudad en la medida de lo posible. Recuerda, eso hace. Su cuñado decidió salir de Venezuela luego que Maduro solo compraba armamento a rusos y chinos a la par que los venezolanos no tienen para comer. Pero cuando caminaba por un desierto al cruzar Perú murió al descompensarse.

José Luis y su familia se aventuraron en una selva durante cinco días. Comieron sapos, ranas, culebras, lombrices, batallaron con animales salvajes. Se perdieron en la noche, se separaron y volvieron a encontrarse durante el camino. Cuenta que almas demoniacas los guiaron hacia rumbos equivocados y ya nunca volvieron a ver a esas personas.

Pagar 12 mil dólares al coyote y morir o sobrevivir en el intento de cruzar una frontera, no saber qué va a pasar al día siguiente, es lo que sucede durante el viaje, apunta José Luis.

Aún cree en la amistad entre los pueblos, pues hay personas 95 por ciento buenas y el resto malas en todos lados, dice; sin embargo, reconoce sentir temor de los cárteles de la droga, sobre todo en la frontera sur donde constató la trata de personas, violaciones y venta de órganos de menores de edad.

Al comparar las ciudades por donde ha pasado, considera que Pachuca es relativamente segura, donde vende bolsas de basura, dulces, a la par que “mata tigrito” que significa laborar cuando se presenta la ocasión, no muy seguido.

Ahora, en una calle de Pachuca, con una mochila a la espalda, una camisa rayada descolorida por el sol al igual que una gorra oscura y a lado de sus hijos, José Luis dice, cansado, pero contento: “No por pedir una moneda quieran humillarnos. Si tienen corazón, úsenlo”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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