Con una condena de 70 años en prisión, de los cuales lleva 13 recluido en el Centro de Reinserción Social de Ixtlahuaca, Alan Eduardo personificó a Jesucristo en la cuatrigésima séptima representación del Viacrucis, en este penal.
"¡Es un blasfemo y merece la muerte!", repetían una y otra vez los sumos sacerdotes mientras azotaban a Jesús. Los golpes eran reales al igual que la sangre que cubría su rostro y espalda.
Metido en su personaje, Alan miraba al cielo, pedía y rogaba a Dios misericordia, pues asegura que fue sentenciado por un homicidio que no cometió.
Juan Edel dio vida a Judas Iscariote, quién, al ver la brutalidad a la que era sometido Jesús, decidió suicidarse. Ser parte de esta representación le da fe y esperanza de algún día volver a las calles, pues al igual que Alan, dice pagar una condena de 60 años por un delito del cual es inocente.
El patio de este penal se convirtió en el Monte Calvario, donde Jesús fue crucificado. Pese al reducido espacio, más de 80 reos se encargaron de colocar la escenografía con materiales reciclados.
Al final, pocos lograron resistirse al llanto, mientras recibían los aplausos de cada uno de los espectadores.
De acuerdo con Florencia Juárez Coatl, directora de este Centro de Reinserción Social, hay 397 internos, de los cuales 21 son mujeres y 376 hombres quienes participan en un casting para elegir a los actores.
SGCF
