El 16 de septiembre de 2005, mientras habitantes de México veían por sus televisores o en las calles el tradicional desfile cívico militar, en la azotea de una vivienda de la alcaldía Iztapalapa una pequeña niña de seis años observaba con detenimiento y asombro cómo las aeronaves de exhibición surcaban el cielo capitalino. Ahí, entre el ruido de las turbinas y la algarabía de las fiestas patrias, se gestó un sueño que cambió para siempre el rumbo de la vida de Karen Llurived Córdoba García.
En aquel año, las puertas para que las mujeres ingresaran al Colegio del Aire para formarse como profesionales de la Fuerza Aérea Mexicana aún no estaban abiertas, no obstante, en 2007 su inclusión se hizo posible gracias a la constante lucha por la conquista de espacios y derechos que antes eran exclusivos para varones.

Actualmente, de acuerdo con cifras del Observatorio para la Igualdad entre Mujeres y Hombres en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, hasta el 11 de septiembre de 2025, 563 mujeres formaban parte de la rama aérea de la Secretaría de la Defensa Nacional, de las cuales únicamente una ha alcanzado el grado de Mayor.
Detrás de las mujeres que han llegado a las filas de la Fuerza Aérea Mexicana se encuentra una historia, motivaciones, aspiraciones y un camino propio que las llevó a elegir el servicio a su país como vocación, tal y como es el caso de la teniente Piloto Aviador, Karen Córdoba, quien en entrevista con MILENIO compartió parte de su proceso.
“En la tierra y en el cielo, siempre venceremos…”

Haberse enamorado de los aviones fue el inicio de las aspiraciones de la pequeña Karen Córdoba quien, a su corta edad ya había definido su sueño: volar. Desde entonces, emprendió un camino que implicó disciplina y responsabilidad para lograr cumplir los requisitos de la institución que la ayudaría a hacerlo posible: el Colegio del Aire.
El primero de septiembre de 2017, la joven dio sus primeros pasos en la institución cuyo plantel está ubicado en Zapopan, Jalisco a más de 500 kilómetros de distancia de su natal Iztapalapa en la Ciudad de México.
"Nunca había conocido las instalaciones del Colegio del Aire, al momento de ingresar fue muy muy imponente y pues, despedirme de mi familia y ver cómo pues tenían que dejarme, fue un momento que jamás voy a olvidar pero también el inicio de toda la historia grande que he tenido", compartió la teniente a este medio.

Karen Córdoba es la única mujer de su familia que eligió la vida castrense. Separarse de sus seres queridos momentáneamente para perseguir su sueño reconoce que fue difícil, sin embargo, al ingresar al Colegio del Aire y encontrarse con compañeros y compañeras de distintos lugares de la República Mexicana que compartían su aspiración la hizo sentirse acompañada, al grado de llegar a considerarlos como su segunda familia.
Poco a poco, los adiestramientos tanto físicos como académicos y psicológicos que contempló su formación dentro de la institución comenzaron a reflejarse tanto en su ámbito profesional como en el personal.
"Mi vida cambió muchísimo, la forma en la que me relacionaba con las personas, antes era una persona muy conformista, no me podía expresar fácilmente, me daba miedo acercarme a las personas. Actualmente tengo más confianza [...] nos impulsan a ser mejores cada día", resaltó.

Aunque Karen Córdoba ya había volado en vuelos comerciales, recuerda con emoción la primera vez que estuvo en cabina como piloto de un avión Cessna en la Escuela Militar de Aviación. La potencia y la velocidad recorrieron su cuerpo y se manifestaron con un nudo en el estómago, la aeronave despegó al tiempo que su sueño se cumplía.
"Fue algo muy increíble, muy mágico a mi experiencia. Sentí un vacío en el estómago en ese momento, pero también me dieron muchas ganas de llorar al saber que estaba logrando el sueño de aquella niña de seis años", abundó la teniente de la Fuerza Aérea Mexicana.
A partir de ese primer vuelo, para Karen Córdoba continuó el crecimiento profesional. A la fecha en la que se escribe esta nota, forma parte del Escuadrón Aéreo 108 en Apodaca, Nuevo León el cual está dotado de aeronaves, en específico de helicópteros Black Hawk, los cuales describe como versátiles y cuyas cualidades los hacen ideales para ingresar a zonas de difícil acceso. Entre las tareas que se realizan destaca el reconocimiento, el apoyo y transporte de tropas e, incluso, la capacitación para apoyo en caso de incendios forestales.
"Hemos desempeñado actividades en apoyo a la población en caso de activamiento del Plan DN-III-E [...] los helicópteros nos permiten ingresar a esas zonas llevando ayuda o evacuación de heridos", describió.“…nunca moriremos, más alto siempre volaremos”

Karen Córdoba reconoce que el camino para alcanzar el grado de teniente Piloto Aviador en la Fuerza Aérea Mexicana no ha sido sencillo, no obstante, su vocación por servir y ayudar a la población la motiva día con día a continuar preparándose.
En entrevista con MILENIO recordó que en una ocasión cuando en medio de una comisión una persona de edad avanzada se le acercó para expresarle lo orgullosa que se sentía de ver a las mujeres siendo parte de actividades que anteriormente eran únicamente catalogadas para hombres.
"Llevar un aproximado de más de diez años con el ingreso de las mujeres a la Fuerza Aérea Mexicana y seguir demostrando que somos tan capaces como los hombres ha sido uno de los mayores logros y me ha hecho abrir los ojos al como ahora tenemos acceso a lo que mucho tiempo no tuvimos antes", reflexionó.
El cansancio de algunos adiestramientos y el estar lejos de su familia son algunos de los aspectos que han llegado a ser difíciles para Karen Córdoba a lo largo de su preparación en la Fuerza Aérea Mexicana, empero, le llena de orgullo poder estar presente para su país y demostrar que, tanto hombres como mujeres, son capaces de defender y salvaguardar a la ciudadanía.

Es precisamente ese orgullo el que también motiva su participación en el tradicional desfile cívico militar del 16 de septiembre, el mismo que veía de niña y del cual ahora forma parte. Este 2025, mientras la mayoría dormía, al interior del Campo Militar No. 1 en la Ciudad de México, la teniente Piloto Aviador y el contingente del Colegio del Aire alistaban sus uniformes, armas e instrumentos para emprender su camino al Zócalo.
La ocasión ameritaba que Karen Córdoba cambiara su uniforme azul cotidiano por uno imponente de ceremonia. Aunque ambos los porta con orgullo, aquella madrugada durante el levante de tropas la teniente de la Fuerza Aérea Mexicana rindió honor no sólo a su institución sino también a su grado y género.
"Este contingente está conformado aproximadamente por 600 cadetes de los cuales alrededor del 40% son mujeres", abundó.

En la penumbra de la madrugada, mientras la banda de guerra sonaba y los cadetes se formaban, la teniente Piloto Aviador materializaba una vez más aquel sueño de su niña interior, un logro que alcanzó con base a su esfuerzo, dedicación pero sobre todo a la vocación que reconoce como indispensable para formar parte del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
"El ser militar no es solo una profesión, es una vocación, es un amor a la patria, un amor al uniforme, un amor al pueblo mexicano. Todo el adiestramiento y todas las capacitaciones que tenemos son por el beneficio del pueblo mexicano, para poderlos auxiliar y garantizar su seguridad y soberanía", sostuvo.
Para Karen Córdoba ya no hay sueños imposibles y espera que con los espacios que cada vez más mujeres ocupan dentro del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, así como en la Guardia Nacional, en el futuro más niñas que sueñan con volar alcancen el cielo mexicano.
ATJ