El 16 de agosto, la carretera rural que conecta El Cortijo con El Rincón se convirtió en una trampa mortal. Seis vehículos de la Unión de Pueblos Organizados del Estado de Guerrero (UPOEG) fueron emboscados por un grupo armado que, según testimonios, pertenece a la organización criminal de Los Ardillos.
Cerca de 40 gatilleros se acomodaron en fila, a lo largo de 70 metros sobre un costado de la carretera, para recibir al convoy con armas de grueso calibre. A cinco días de la masacre, los sobrevivientes relatan lo ocurrido y exigen justicia, reparación para las familias de los 13 policías comunitarios asesinados, y el permiso para portar armamento de alto calibre.
MILENIO acudió a esta localidad de la Costa Chica, donde las autodefensas de la UPOEG, cubiertos con máscaras, narraron los hechos del sábado.

Nueva masacre en Guerrero: ¿Qué pasó?
“Se encontraron casquillos de AK-47, R-15 y otros tipos de armamentos muy poderosos, los cuales nosotros no tenemos. Ese tipo de armamento lo tiene el narcotráfico. Mis compañeros llevaban puras escopetas”, dijo uno de los comisarios de El Cortijo.
El grupo de comunitarios respondió con balazos, lo que provocó la huida de los agresores. Sin embargo, ocho personas murieron en el lugar y cinco más, que resultaron heridas, fallecieron en los días siguientes. Actualmente, siete personas permanecen hospitalizadas en estado grave en Ayutla y Acapulco.
“Nos mataron a ocho personas en una tragedia, y hasta el momento nos sigue dando una tristeza enorme. Nos ganan los sentimientos al recordarlos a ellos”.
Cuando se les pregunta por el motivo del ataque, la respuesta es clara:
“Yo quiero pensar que como somos pueblos que tienen sus policías, quieren llegar a comandarnos. Quieren apoderarse de nuestra tierra, de todo el municipio. Y que nosotros nos vayamos. Pero… ¿a dónde nos vamos a ir si esta es nuestra tierra? Aquí nacimos, aquí crecimos, ¿para dónde?”
Aunque nadie se ha atribuido el ataque, las pertenencias localizadas apuntan a Los Ardillos. Uno de los entrevistados advierte:
“No, realmente no sabemos qué grupo. Por ahí encontramos una sudadera con nombres que van a ver, y ahora sí que realmente todo se sabe”.
Los Ardillos ya tienen marca criminal
En el lugar, una sudadera negra con una ardilla bordada. Es la primera vez que se identifica una insignia de este grupo criminal, liderado por Celso Ortega, considerado como uno de los principales generadores de violencia en Guerrero. Se estima que controla al menos 10 municipios en la zona Centro y Montaña del estado.
La masacre no fue un hecho aislado. 15 días antes, y luego ocho días antes, ya habían pasado disparando a las casas. Dos veces. Apenas el 18 de agosto se registró una nueva balacera en El Cortijo, comunidad de donde eran originarios ocho de los 13 policías asesinados.
De manera paralela, durante la tarde del jueves 21 de agosto fue localizado un vehículo calcinado y al menos cuatro personas sin vida en el poblado de El Refugio de Apantla, también perteneciente al municipio de Ayutla.
▶️ El pasado 16 de agosto se registró una masacre en Ayutla, Guerrero, luego de que 6 vehículos de la UPOEG fueron emboscados, dejando varios muertos; señalan al grupo criminal 'Los Ardillos' como los agresores de este hecho
— Notivox (@Milenio) August 22, 2025
???? #MILENIO22h con @AlexDominguezB pic.twitter.com/MkHeYt0luw
Los primeros reportes advierten de un vehículo Nissan tipo Tsuru calcinado y en su interior cuatro cuerpos también calcinados.
Cinco días han pasado desde el ataque, y las investigaciones ministeriales apenas comenzaron. El jueves, la cabecera municipal retomó su actividad habitual, y se observó presencia de fuerzas federales en la zona, una de las principales exigencias de los pobladores.
“Nosotros como ciudadanos pedimos justicia a la presidenta Claudia Sheinbaum. Que esto no quede así, que ella mande a los que tenga que mandar, pero que se agarre a los culpables. Fue un homicidio totalmente drástico. Fue una masacre”.
Otro líder comunitario agregó: “Que fueran tan amables la gobernadora, la Presidenta, que nos apoyaran con esas familias, para que se les dé una ayuda a las viudas”.
La pregunta queda en el aire: “¿Nosotros qué vamos a hacer con un rifle calibre .22, con una escopetita, cuando aquellos tipos traen buenas armas? Queremos que nos permitan traer buenos fierros, pero ellos no quieren. Pero no nos va a quedar de otra”.
RM