Desde los puertos estratégicos del Pacífico a los aeropuertos turísticos del Caribe. De las barrancas de Tierra Caliente a las caravanas migratorias que pasan por la frontera sur. La Guardia Nacional ha dividido el país en ocho nuevas coordinaciones territoriales.
Esto con el objetivo de responder a los diferentes desafíos en materia de Seguridad Pública, que no pueden ser atendidos bajo una misma fórmula.
MILENIO entrevistó a sus ocho coordinadores territoriales —equivalentes a las regiones militares— y al comandante de esta corporación, Hernán Cortés. Es la primera vez hablan públicamente de sus diagnósticos, planes y desafíos.

“Mi objetivo es consolidar la institución, materializar su crecimiento y fortalecer el nivel de confianza que la población tiene en la Guardia Nacional”, explica el general Hernán Cortés.
Con 122 mil 277 efectivos, una nueva estructura territorial, una ley orgánica propia y un proceso de consolidación, la corporación llega el lunes 30 de junio a su sexto aniversario de su despliegue formal.

Región Noreste: Chihuahua, Coahuila y Nuevo León
Para el general Sedano Ramírez, comisario jefe coordinador territorial, el noreste mexicano enfrenta una doble presión: migración en la frontera norte y crecimiento del narcomenudeo en zonas urbanas como Monterrey.
“Lo que más afecta a la población es el narcomenudeo. Ahí tenemos nuestro mayor enfoque”, explicó.
Con más de 10 mil elementos en campo, la prioridad es contener homicidios dolosos y trabajar con inteligencia táctica.
En Ciudad Juárez y Chihuahua capital se han desplegado células mixtas con Ejército, Policía Estatal y Guardia Nacional, mientras que en Nuevo León se han fortalecido cuadrantes urbanos para interceptar a distribuidores locales. El reto, asegura Sedano, es mantener coordinación diaria con autoridades estatales y fiscales.

“Estamos llevando análisis estratégicos para atender principalmente la situación de Chihuahua y Nuevo León. En Nuevo León la zona metropolitana de Monterrey hay varias organizaciones delictivas que están disputándose el control de la venta de droga y el trasiego”, enfatizó.
El control fronterizo requiere, además, una participación directa en el manejo de migración irregular, en el que la Guardia Nacional se coordina con el Instituto Nacional de Migraciones (INM) y otras dependencias en módulos de atención y verificación, explicó.
Región Noroeste: Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa
Una frontera convulsa, una pugna interna entre facciones del crimen organizado y un creciente fenómeno de extorsión en centros turísticos del Pacífico son algunos de los retos que enfrenta esta región, según explica el comisario jefe Óscar Iván Galicia, Coordinador Policial de estas cuatro entidades.
Reconoció la fricción entre Los Chapitos y Mayos como un problema crónico. Enfatizó que el componente de inteligencia es clave para anticiparse a los hechos violentos y minimizar riesgos en operaciones.
“Está la inteligencia, lo que en la región Noroeste nos permite mapear los asuntos criminales o determinar cuáles son sus formas en las que actúan. Y ya la tecnología y la capacitación nos permite actuar en campo para poder hacer mejor trabajo, evitar daños colaterales al momento de hacer una captura”.
En el tema fronterizo —explicó— se tienen las operaciones espejo con Estados Unidos para contener el trasiego de armas y migrantes. Los operativos carreteros en Nogales y el control de vehículos de carga han permitido inhibir el contrabando y detectar rutas criminales, explicó.

Un punto sensible —mencionó— es Baja California Sur, donde la Guardia Nacional ha identificado una tendencia al alza en casos de extorsión contra empresarios turísticos. “No queremos que ese estado se convierta en foco rojo”, advirtió Galicia.
La región tiene desplegados más de ocho mil elementos y mantiene presencia en puertos, aduanas y cruces fronterizos de alto tráfico. La estrategia regional gira en torno a la movilidad táctica: mover efectivos entre estados según el foco de presión.
Región Occidente: Nayarit, Jalisco, Colima y Michoacán
Jalisco, Colima y Michoacán —tránsito obligado de mercancías legales e ilegales— son considerados estados de presencia activa del crimen organizado.
“Por lo que representan para la economía del país y la seguridad ciudadana, mejorar las condiciones de inseguridad ahí es una prioridad nacional”, señala el general Eugenio López Arellanes, Coordinador territorial del occidente.
Los ojos de la Guardia Nacional —detalló— están en puertos, aduanas, carreteras federales y zonas rurales. Lázaro Cárdenas y Manzanillo tienen presencia federal permanente, igual que las zonas turísticas costeras, donde los delitos ambientales y las extorsiones han ido en aumento.

Menciona la extorsión a limoneros, y aguacateros; el robo al autotransporte, particularmente de nodrizas que trasladan vehículos nuevos o usados; robo a carreteras a vehículos particulares. Además de una histórica problemática de narcotráfico, tanto en siembra, cultivo, y tráfico, y cuando la problemática rebasa a los cuerpos locales.
“No venimos a sustituir a los policías de ningún tipo, pero sí tenemos la instrucción de colaborar con ellos al máximo en temas que a cada quien corresponda. Y eso se logra precisamente mediante la coordinación y cada quien la parte que le corresponde”.

Región Centro-Norte: Durango, Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí y Zacatecas
“Vemos que la principal problemática en materia de seguridad —y lo que más preocupa al gobierno federal— es Guanajuato”, dice el general Gerardo Serna Melchor.
El estado concentra homicidios dolosos, robos al transporte de carga y presiones logísticas entre municipios críticos: León, Irapuato, Salamanca, Celaya, Apaseo el Grande y Valle de Santiago.

San Luis Potosí, con su red carretera, requiere atención especial; mientras que Aguascalientes y Durango se mantienen con indicadores más bajos, en parte gracias a su inversión en tecnología y capacitación policial.
“Allí tienen C5, una policía bien pagada y coordinación con Defensa y Guardia Nacional. Esa es la clave”, reconoce.
El general Serna enfatiza que la Guardia Nacional no debe reemplazar indefinidamente a los cuerpos locales: “Los municipios tienen que asumir su parte. Nosotros estamos ahí para apoyar, no para sustituir”.

Región Centro: CdMx, Edomex, Morelos, Tlaxcala, Puebla, Querétaro e Hidalgo
La Guardia Nacional actúa en esta zona como fuerza de proximidad, pero también como operador judicial.
“Nuestra inteligencia está al servicio del mando ministerial”, explica el general José Martín Luna de la Luz. La coordinación con fiscalías locales y federales es central para contener delitos como tala ilegal (Morelos y Edomex), robo de combustible (Puebla) y asaltos en transporte federal (Querétaro y Edomex).

En la Ciudad de México, el despliegue se concentra en transporte público, zonas de alta densidad y eventos masivos. La Guardia Nacional realiza patrullajes conjuntos con la policía capitalina, con énfasis en disuasión y control de armas.
“El reto urbano es lograr presencia sin intimidación. Que la ciudadanía perciba a la Guardia como un respaldo, no como una amenaza”, sostiene el comandante.
Región Sur-Sureste: Guerrero, Oaxaca y Chiapas
“No se va a resolver la problemática de un día a otro. Se requiere tiempo, trabajo en equipo y denuncias”, insiste el general Saúl Luna Jaimes Sede. Menciona Acapulco, Guerrero, como un foco de atención. Y explica que se está trabajando con un mando especial en esa ciudad, que concentra efectivos, recorridos y puestos de control.
Chiapas, explica, tiene una fuerte presión migratoria, por lo que la región exige coordinación interinstitucional con el INM, y otras dependencias como Agricultura, en tareas agropecuarias como el combate al gusano barrenador, derivado del abigeato.
“En la frontera hemos detenido incluso a funcionarios locales. Esto se logra con trabajo conjunto.”, añadió y subraya la importancia de las mesas de seguridad como espacio de articulación: “Ahí se detecta el problema, se propone la solución y se actúa”.

Región Golfo: Veracruz, Tabasco y Tamaulipas
Desde el sur tabasqueño hasta la frontera de Tamaulipas, es la única región que conecta las dos fronteras del país por tierra. Un corredor de casi 2 mil kilómetros por el que pasa el huachicol, migración irregular, tráfico de mercancías, armas y drogas.
Por su función como enlace entre Estados Unidos y Centroamérica, la región Golfo se mantiene como prioridad, para ello, explicó el comisario jefe Ignacio Murillo Rodríguez coordinador territorial de la región:
“Se trabaja con drones, radiocomunicación y personal desplegado” a lo largo de este eje logístico, “para garantizar la seguridad del ciudadano durante su tránsito”.
Además, en respuesta al incremento de robos en carreteras del centro y sur del país, se extenderá el Operativo Balam —enfocado en la vigilancia de rutas de alto riesgo— hasta el estado de Tabasco.

Destaca que se ha reforzado presencia en los límites con Guatemala para contener el tráfico de personas, mientras que en la zona norte participa en tareas de inteligencia para combatir el flujo de armas y vehículos robados, además de operativos compartidos con autoridades de Estados Unidos.
Región Sureste: Campeche, Yucatán y Quintana Roo
Con 30 de las 34 estaciones del Tren Maya bajo su jurisdicción, la región sureste apuesta por la seguridad logística e infraestructura prioritaria.
“Tenemos presencia con destacamentos en cada estación, lo que nos permite patrullar el derecho de vía y proteger a los usuarios”, señala el general Juan Carlos Guzmán Giadans.
En Quintana Roo, la Guardia Nacional ha desplegado operativos permanentes en zonas turísticas como Cancún, Playa del Carmen, Cozumel e Isla Mujeres, donde la afluencia internacional ha sido aprovechada por estructuras criminales para instalar redes de narcomenudeo, trata de personas y fraudes turísticos.
“Los resultados están visibles. Hemos logrado desmantelar estructuras y bajar la incidencia, pero el reto es sostener esa tendencia”, apunta el general.

En Yucatán, el enfoque es distinto: mantener los bajos índices delictivos. “No es un estado para intervenir, sino para prevenir que retroceda”, señaló. La estrategia es de proximidad ciudadana, con atención a aeropuertos, zonas naturales protegidas y cruces logísticos.
“No estamos descuidando ninguna”
El general Hernán Cortés, comandante de la Guardia Nacional, explicó que para hacer esta sectorización, se tomaron en cuenta varios factores: La problemática común en materia delictiva, la extensión territorial, las facilidades de comunicación, la cantidad de población, y hasta la idiosincrasia de cada región.
Estos criterios ayudaron a definir la división territorial y facilitar la coordinación entre las autoridades responsables de la seguridad pública. También permiten una mejor comprensión del fenómeno delictivo y su atención, explicó.
“No estamos descuidando ninguna; todas requieren atención constante. Hay algunas que han destacado por su problemática, como el caso de Sinaloa, particularmente en Culiacán. No se compara con lo que sucede en la península de Yucatán, pero tiene características que requieren una atención especial”.
RM