Cada año cerca de 28 mil egresados del nivel medio superior eligen estudiar medicina en alguna de las 182 universidades públicas o privadas que ofrecen la carrera en México. Durante los siguientes 6 años se dedicarán a conocer los misterios del cuerpo y la naturaleza humana. Y antes de egresar tendrán que cumplir con el internado de pregrado y el servicio social como experiencias integrales en unidades médicas.
Pero ahí no acaba la historia. Si la o el profesional decide continuar con su formación en algunas de las 27 especialidades que se ofertan en nuestro país deberá competir en el Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (el ENARM). Si todo sale bien, tendrá la opción a alguna de las plazas de residencia que cada año oferta el Sector Salud. Este año son 19,261 espacios, el doble de los que se ofertaron en 2019.
En el caso del IMSS, institución que forma a la mitad de especialistas en el país, pasamos de 5 mil 416 residentes en 2016 a 10 mil 659 en 2022. Sin embargo, no todos nuestros egresados se emplean durante el último año cuando se realiza la rotación de campo de las especialidades troncales: anestesiología, cirugía general, ginecología y obstetricia, medicina interna y pediatría, así como medicina familiar, epidemiología y urgencias.
¿Cómo atender este déficit? Con la Jornada Nacional de Reclutamiento y Contratación de Médicas y Médicos Especialistas. El 24 de mayo pasado se anunció la convocatoria del Gobierno Federal para ocupar una de las 13,765 plazas disponibles, de las cuales 8,272 corresponden a los gobiernos de los estados agrupadas en el INSABI; 4,353 al IMSS ordinario y al Programa IMSS- Bienestar; 179 al ISSSTE y 133 a Pemex.
¿Se trata de plazas de nueva creación? No. Es un esfuerzo para concentrar en una sola plataforma todas las vacantes de todas las instituciones que por diferentes razones no se han logrado cubrir, particularmente: 1,753 de medicina interna (que atienden padecimientos no quirúrgicos); 1,728 urgenciólogos (que valoran pacientes en el primer contacto); 1,572 ginecólogos (que ven por salud materna y reproductiva), 1,572 radiólogos (para los servicios de imagenología); 1,367 anestesiólogos (encargados de suministrar la anestesia en las cirugías) y 1,097 cirujanos generales, lo que corresponde al 66 % del total de las vacantes.
¿Pero qué se dice de estas vacantes?
En primer lugar, que son de bajos salarios. Y en esto hay que decir que cada institución tiene su propio tabulador. En el caso del IMSS el sueldo bruto de un médico especialista es de 38 mil pesos al que se suman beneficios adicionales cuando se trata de una plaza de difícil cobertura. En cualquier caso se tratan de sueldos superiores al ingreso que percibe el 99 % de los mexicanos, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Además son jornadas de 6 horas, lo que les permitiría trabajar en otra institución si así lo desean o tener práctica privada.
En segundo lugar se dice que no formamos suficientes especialistas. Y es cierto, sólo para poner un ejemplo habría que decir que durante la pandemia por COVID-19 fue evidente la falta de urgenciólogos, los especialistas que atendieron en terapia intensiva.
En tercer lugar, dicen que nadie quiere ir a la selva o la montaña, pero no todas las plazas son en lugares remotos. Hay pueblos, ciudades pequeñas, con menos de 100 mil habitantes, que tienen prácticamente todos los servicios. Eso sí, valdría la pena revisar si la inseguridad es un tema que desincentiva.
A la fecha el reclutamiento ha tenido muy buena respuesta: 8 mil 759 médicas y médicos han presentado 19 mil 31 postulaciones. Pronto ubicaremos los lugares más difíciles de cubrir y cómo lo solucionaremos.
Zoé Robledo