"Se está ignorando el grave problema de consumo de fentanilo y cristal"
Hay quien piensa que la 4T no ha tenido aciertos. Y hay quien piensa que no ha tenido errores. Esta columna es parte de una serie de 4 entregas que trata aciertos y errores de la 4T que no han tenido suficiente cobertura mediática.
Cierro la serie contando un error: su política de drogas, particularmente ante el fentanilo.
El fentanilo es un opiáceo sintético 50 veces más fuerte que la heroína que ya ha comenzado a consumirse en ciudades de la frontera en México. Ante ello, la 4T debería tener una política de drogas adecuada para controlar una posible epidemia.
No ha sido así. Por el contrario, la agenda de la 4T se basa en estrategias probadamente ineficaces. Tratan a las adicciones como un problema de “falta de carácter”, estigmatizan a sus consumidores y utilizan a la Guardia Nacional para acosar usuarios y romper jeringas -- lo que aumenta el riesgo de VIH y hepatitis. Los resultados ya son evidentes con aumentos documentados en VIH y en el consumo de fentanilo.
Además, la austeridad ha quitado recursos a las organizaciones que atendían a usuarios de substancias y ha eliminado recursos para medir la gravedad del problema. La última encuesta de drogas es de hace 6 años y por ahora solo se tiene planeado hacer una por internet (que no reflejaría lo que sucede en las calles). “Hay una decisión por no ver el problema” me comentó acertadamente el Dr. Jaime Arredondo, experto del tema.
Gady Zabicky, Comisionado Nacional contra las Adicciones, sabe todo esto, pero tolera la ignorancia de la 4T, nadie entiende por qué. “Debe renunciar” me dijo una persona experta bajo condición de anonimato “hizo su carrera diciendo cómo reducir el daño [por consumo de substancias] y ahora guarda silencio sobre lo que sabe”.
Alguien debe imponer razón en la 4T. Se necesitan recursos para una mejor política de drogas que incluya intercambio de jeringas, referencia a centros de tratamiento, entrenamiento de la Guardia Nacional y consumo seguro.
Las mejores políticas de drogas del mundo no hacen lo que hace la 4T. Por el contrario, saben que no importa cuánto miedo infundas o cuántas jeringas rompas, una vez que una persona desea consumir drogas inyectables, nada la va a detener. Lo único que funciona en el largo plazo es permitir que las personas consuman en lugares controlados a fin de aumentar su probabilidad de ser canalizados a tratamiento.
Es urgente ampliar los servicios de detección de substancias porque sin ellos, la mayoría de las sobredosis en México se esconden en registros de paros cardíacos. La situación es delicada porque con frecuencia el usuario no sabe lo que está consumiendo. Compran cristal o heroína sin saber que el fentanilo ya viene ahí mezclado.
Estamos a tiempo. Los pocos estudios que existen sobre consumo de fentanilo en México muestran que el problema todavía está concentrado en la frontera. Sin embargo, el problema debe atenderse a la par de la verdadera epidemia mexicana: el consumo de cristal.
Viri Ríos
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