Es un hecho que estamos inmersos en una pandemia que no cede.
Lo dicen las cifras, lo dice la curva, lo dice la gente.
En la conferencia de ayer lo dijeron las 19 víctimas mortales y los 662 casos confirmados en 24 horas.
Las cifras suben, pero no todos hacen caso, otros entran en pánico. A mayor información, en teoría, debería ser mejor, pero no.
Mientras pasan los días, las semanas, los meses, siguen creciendo los daños colaterales; tanto la crisis económica por la irregularidad de las actividades, como la otra crisis: el miedo colectivo provocado por el desconocimiento.
A decir de especialistas como el doctor Ernesto González Covarrubias, psicoterapeuta, la información que está por todos lados, la seria y la que no, actúa como iniciador del miedo, y éste hace que mucha gente reaccione de una manera primitiva, ya en masa se construye en algunas esferas el pánico colectivo.
En su opinión, sería de provecho equilibrar la información que dan las autoridades y la que damos los medios, no dejando fuera datos útiles para un balance, como resaltar por ejemplo que en Nuevo León, 9 mil 179 personas se han recuperado del covid-19; es decir, un 63 por ciento de los contagiados.
Decir que de 15 mil 151 personas confirmadas, han muerto 491; una tasa que puede bajar si se atienden a tiempo aquellas personas que tienen además enfermedades crónicas.
Si a la información de expertos en cuidado hospitalario y epidemiólogos se anexa la participación de psicólogos, se podría manejar mejor la información y con ello no abonar a que haya más pánico.
Aunado a esto, el aislamiento, aunque necesario, genera más temores, y dicha tensión en algunos casos tiende a debilitar el sistema inmunológico. Si usted agrega que en el camino estamos aprendiendo a asimilar la situación; familiares, amigos y compañeros abonan a la inquietud.
Hay personas que “han enfermado” de covid-19 mentalmente muchas veces.
Ante esto, la prevención, el consumo de información de fuentes fidedignas y la administración de esos mensajes para evitar saturación mental son la clave.
En realidad, si estamos perdiendo la batalla contra el virus, en buena parte se debe a que hay conductas extremas del ciudadano. Hay desde los que aún no creen; desde los que se van de fiesta desafiando al virus, pero que al enterarse de un caso cercano se muestran en pánico. “Dichos extremos que hablan de un manejo erróneo de las emociones”, agrega el doctor Ernesto González Covarrubias.
Así vamos en esta lucha contra la pandemia, centrados en la cifra, en lo que no conseguimos, en el daño colateral, y por si fuera poco, entrando en pánico.