Antier en Cambios hablamos de salud mental.
“Qué buen tema”, dijeron personas de todas las edades en la clásica retroalimentación que recibimos en las calles y en los lugares donde nos toca convivir en este inicio de semana.
Igual pasó un mes antes cuando tocamos por primera vez ese tema al que, aunque duela, las autoridades no le entran todavía con genuino interés.
De lo dicho por los tres especialistas invitados, rescatamos en este texto tres verdades que preocupan.
La primera es estrujante: está aumentando la cantidad de pacientes de salud mental que tienen pensamientos suicidas a los 9 y hasta los 13 años de edad.
De eso alertó el coordinador del Departamento de Atención a Urgencias de la Unidad de Servicios Psicológicos de la Universidad Autónoma de Nuevo León, Guillermo Rocha.
“Es un escenario que nunca se había presentado en el área bajo mi cargo… Antes de la pandemia el rango fuerte estaba entre los 19 y 24 años”, precisó.
En el mismo sentido se expresó la psicoterapeuta Elsa Delgado, quien agregó que cada vez hay más pacientes que necesitan más sesiones, cada vez a edades menores con ideación suicida.
Hay que platicar con los hijos, y en especial con los jóvenes, porque les pasan muchas cosas y nadie se da cuenta cuando dicen:
“Ya no quiero estar aquí”, “Me voy a morir”, “Dejaré de ser una carga”...
La segunda verdad está ocurriendo en las escuelas y es la moda de grabar las peleas entre muchachos.
Esta realidad por un lado muestra que cada vez hay más espectadores y menos personas que las detienen.
De acuerdo con Elsa Delgado, cada vez se ve a más a niñas y jovencitas como protagonistas de los combates, y producto del cambio cultural que se está generando con la igualdad de género. Y sin duda es una forma de llamar la atención.
La tercera verdad que preocupa es que entre el 15 y 20 por ciento de las atenciones psicológicas que brindan hoy en día están ligadas al uso de sustancias.
En el Hospital Universitario, por ejemplo, de 200 consultas diarias, entre 30 y 40 atenciones están relacionadas con el consumo de drogas.
Sobre todo el uso de la mariguana o personas que las usan para dormir o enfrentar la depresión o ansiedad.
Son tres botones de muestra de que vivimos en una sociedad que clama por una atención emocional con ayuda.
En conclusión, hay que hablar mucho de estos temas en casa, y las autoridades responsabilizarse de promover esta atención profesional para la sociedad.
No lo echen en saco roto, porque ignorar un problema no lo resuelve.